Este gatito es afortunado tiene un abuelita que lo quiere mucho.
El nombre de este minino es Lucas y llegó a la vida de su mamita Alana cuando apenas era un bebé, a pesar de que entre sus nuevas pertenencias tenía muchos juguetes para jugar, él siempre escogía el mismo. Lucas tenía una particular conexión por un leopardo de peluche que su madre había obtenido en divertidas circunstancias, quizás eso o que se parecía un poco a él, era lo que le causaba que siempre lo prefiriera.
Dos especies de felinos en un misma casa.
En un día de visita al zoológico local fue que Alana se ganó el leopardo de peluche y otras animalitos diferentes, pero cuando ella llegó a su casa a Lucas su gatito, le llamó la atención únicamente el felino. Pese a que no eran para el disfrute de su gatito, ella no se resistió a dejárselo cuando lo vio jugando divertidamente con él. A medida que fueron pasando los meses e incluso los años, Lucas siguió encontrando diariamente en su peluche la misma alegría y diversión que el primer día.
Fueron tardes intensas de juegos y siestas las que habían compartido los dos felinos, sin embargo, a ambos ya les habían llegado los años. Lucas ya tenía cuatro años, pero parecía no importarle pues seguía jugando como un bebé con su peluche, pero el peluche leopardo si tenía una que otra marca de los dientecitos y las uñas de su amigo gatuno y más temprano que tarde no podría jugar más con él.
Nada que una sabia abuela no pueda solucionar.
Lo especial que Lucas le veía a su peluche de leopardo iba más allá de los defectos, pues aunque tuviera un material suavecito saliendo por varias partes de su cuerpo o tuviera un poco de piel caída, él lo seguía queriendo por la seguridad que le generaba y por lo calientito que era cuando dormían uno al lado del otro.
Recientemente la abuelita de Alana se mudó con su familia y cuando vio a Lucas con su peluche corriendo para todo lado, se enamoró de él y con el pasar de los días se dio cuenta, que el amigo peludo de Lucas estaba en muy mal estado, por lo que decidió arreglarlo y regalarme un tiempo más de uso.
Mi abuela se mudó con nosotros el año pasado y realmente ama a Lucas. [Ella] vio que su juguete favorito estaba rasgado, así que lo volvió a coser – Contó Alana, la madre de Lucas, a The Dodo.
La abuelita se puso manos a la obra, con aguja e hilo del color de la piel del leopardo, empezó a arreglar cada una de las partes dañadas. Lucas estaba ansioso, algo le estaban haciendo a su peluche pero no sabía qué era, él solo esperaba que terminara pronto porque ya se hacía tarde para su intenso juego diario.
Él estuvo todo el tiempo. Estaba muy interesado en lo que estaba haciendo – Dijo Alana, al medio de comunicación.
Lucas supervisó el trabajo desde todos los ángulos, ya había pasado un buen tiempo y suponía que su abuelita pronto iba a terminar. El leopardo de peluche quedó como nuevo y apenas la mujer se lo devolvió al gatito, este se puso muy feliz con los resultados.
Que suerte que la abuelita llegó a tiempo para enmendar los daños que tenía el peludito y que Lucas tenga una familia que se preocupa por él.
Fuente: The Dodo.