Los perritos te salvan la vida y el espíritu… no importa de que especie seas.
El lago Baikal en Rusia es una joya del medio ambiente. Ubicado en la parte norte de Siberia limitando con Mongolia, se considera que es el cuerpo de agua más profundo de este tipo en el mundo, por esta misma razón, es un punto de interés para turistas y científicos que investigan su fauna y flora durante algunas temporadas al año y ven caer el invierno al ritmo de renos y trineos.
Algunas de estas personas que se dedican a la investigación, han decidido hacer de este precioso paisaje frío su hogar y es precisamente en ese contexto que esta pareja de científicos ha vivido a la orilla del lago por un largo tiempo con su hermoso perrito siberiano que los acompaña en la travesía.
Un rescate normal que terminó convirtiéndose en una hermosa historia de complicidad.
A principios de julio, la familia de tres vivía un día normal de trabajo cuando vieron a una pequeña foca que parecía estar perdida de su madre y había quedado muy cerca a la orilla del lago. De inmediato, la pareja puso manos a la obra para poder ayudarla y, al verla tan débil para devolverla al lago a que se defendiera por sí sola, decidieron mantenerla con ellos por unos cuantos días para enseñarla a sobrevivir y alimentarse por su propia cuenta al quedar sola sin nadie que la guiara en el camino.
Lo que no esperaban era que alguien estuviera dispuesto a convertirse en su cuidador y, prácticamente, el padre que la pequeña ya no tenía, se trataba del perrito que no le había podido quitar los ojos de encima desde que la sacaron del lago. Era tanta su emoción por su nueva compañera que no podía dejar de darle amor mediante su lengua que pasaba por todo el cuerpo abullonado y peludito de la foca.
Tan corto el tiempo y tan largo el olvido.
La pareja de humanos decidió grabar varios de esos momentos de inmensa ternura entre la foca y el perrito y recolectar algunas imágenes que se hicieron virales al instante en que fueron subidas a Internet. En estos cortos videos que se pueden ver a continuacion, se percibe el cariño que los dos generaron en el otro durante un tiempo muy corto y como, mientras el peludito le consentía la barriga, la foca pedía con sus patitas que no parara.
Tres días juntos les bastaron para crear una amistad y un apoyo familiar a prueba de todo. Cuando los científicos estuvieron seguros de que la pequeña se podría alimentar por sí misma y sobrevivir sin su familia en el frío y profundo lago, la colocaron en la orilla mientras ella fue haciendo su trabajo de nadar hasta que desapareció en las aguas.
Su amigo que la miraba desde la distancia parece triste por su separación y espera volver a verla junto con su familia. Ellos dos, lejos de ser parecidos, nos dieron la lección más grande de apoyo y lucha entre animalitos.
Fuente: Russia Beyond.