Conejo declarado en peligro de extinción por UICN, su población cayó un 70%


Un virus que los humanos le inoculamos artificialmente para controlar su población lo está llevando a la extinción.

El conejo europeo o conejo común es una de las especies que solemos divisar con mayor frecuencia en todos los continentes. Aunque su lugar de origen está dividido entre España, Portugal y Francia, fue introducido alrededor del mundo y, actualmente, su población es la más universal de todas. 

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A pesar de su amplio esparcimiento por los diferentes ecosistemas en el planeta a los que se puede adaptar, recientemente la especie ha sido incluida en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, al clasificarse como una especie en peligro por una disminución rápida y muy preocupante de los ejemplares en su hábitat natural, es decir, el sur de Europa.

Efectos creados por los humanos.

A pesar de que en otros continentes lo vemos como un habitante común de hogares y granjas, en estos lugares de Europa, más específicamente en España, su existencia está disminuyendo muy rápido por causas atribuidas al control de su población.

«Tener bebés como conejos» fue una expresión que se hizo popular en algún punto del siglo pasado y ejemplificaba la constante y abundante reproducción de estos animales, esto llevó a pensar en un plan de choque mediante la implantación de virus que, hoy en día, son la principal causa de su dramática reducción.

Al ser parte de una cadena alimenticia estructurada, la disminución de sus depredadores hizo que en la década de los cincuenta la población del conejo europeo se saliera de control y varios médicos buscaran la solución introduciendo enfermedades de alto grado de mortalidad en su población. Fue así como en 1952 la mixomatosis, un virus, fue inyectado a varios de estos animales, causando un esparcimiento rápido por medio de pulgas que, sin planearlo, han menguado los ejemplares de una manera que no se esperaba y que ha generado otro tipo de problemas.

Ahora los papeles se han invertido y son los depredadores naturales quienes sufren por la disminución de la especie que cumplía un papel fundamental en ese ciclo que, gracias a la mixomatosis y la enfermedad hemorrágico vírica, otro virus introducido en la década de los ochenta, ha empezado a correr peligro por disminuciones de más del 70% de los individuos.

Un censo es el comienzo de la solución.

A pesar de lo mucho que estas enfermedades han ayudado a reducir la población del pequeño animal, las organizaciones de conservación también recuerdan a los seres humanos que tenemos una gran responsabilidad en los hechos al contribuir con otras causas como la agricultura intensiva e industrial que hemos normalizado y promovido, además de la explotación de los suelos de los que suele alimentarse la especie.

Aunque el daño es grande, aún es reparable, por lo cual, la WWF pidió a las organizaciones de conservación de la península ibérica que tomen medidas que involucren grupos de trabajo enfocados en un censo total de la población que permita tener un seguimiento de las enfermedades y llevar a cabo un plan de extensión de la reproducción.

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Esta nueva categoría anunciada hoy pone de relieve la necesidad y urgencia de trabajar con esta especie. Para ello, es clave aprobar una estrategia ibérica de gestión y desarrollar las medidas que en ella se recogen. – Comentó Ramón Pérez de Ayala, coordinador de grandes carnívoros de WWF.

Por ahora, la disminución de la especie tiene solución y esperamos que se tomen medidas para seguir teniéndolos como un punto vital del equilibrio ambiental.

Fuentes: UICN, WWF.