El laboratorio se llevó su libertad y sus ojos, pero no le pudo quitar su amor por la vida

El laboratorio se llevó su libertad y sus ojos, pero no le pudo quitar su amor por la vida

No más Beagles de laboratorio, no más animales de laboratorio!

China es un punto sombrío para los perritos, gatitos y animalitos silvestres a los que la ley no ha cuidado hasta el momento en el lugar. En el país asiático se manifiesta cero interés por parte de los gobernantes para retirar las prácticas crueles que suelen llevarse a cabo en contra de estos seres indefensos, muchas veces usados para fines lucrativos, ya sea para alimentación o investigación con fines médicos y estéticos.

 

 
 
 
 
 
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Cada año, cientos de organizaciones alrededor del mundo ven la problemática y se plantean ayudar con un problema inmenso, logrando arrebatarle de las manos a unos pocos perritos durante cada lucha que emprenden con los criaderos. Esta es una de esas batallas que vale le pena recordar y tiene como protagonista a María, una beagle de 12 años que aguantó todo lo que no nos alcanzamos a imaginar.

Llegar a la vejez cambió por completo su vida.

María ya era viejita, su cuerpo no reaccionaba de la misma manera y su utilidad, en el pequeño espacio donde la tenían guardada entre barrotes junto con otros perritos, ya no era la requerida por los dueños del laboratorio al que pertenecía. Esta fue la principal razón por la que ella y otros 17 perritos pudieron ser rescatados en Cheng Du, China, gracias a la ayuda de Rescue + Freedom Project, organización ubicada en California, Estados Unidos, que negoció la entrega de los peluditos menos necesarios para el lugar.

 

 
 
 
 
 
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Las condiciones de esta pequeña beagle no eran las mejores, el equipo que se había hecho cargo de su liberación la examinó junto con los otros perritos y descubrieron que la gran mayoría de ellos estaban ciegos, posiblemente por experimentos hechos a propósito para investigar algún tipo de glaucoma, pues esta era la enfermedad que todos tenían en común.

 

 
 
 
 
 
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A pesar de esto, Shannon Keith, fundadora de la organización pudo notar que María era una de las menos afectadas por el dolor de la enfermedad, en cambio, sabía que la habían usado como reproductora de más perritos guiados a las investigaciones.

Varios de los perros de esa instalación eran ciegos, o tenían un glaucoma horrible y tuvimos que extirparles los ojos porque tenían mucho dolor. Eso no es una coincidencia, es obvio que es algo que hicieron con ellos. –Comentó Shannon a The Dodo.

Un pequeño percance y el milagro de la vida.

Ella junto con los otros peluditos fueron trasladados a una clínica veterinaria en la misma ciudad donde se les hicieron exámenes y algunas cirugías que requerían. Durante el tiempo que permanecieron en el país asiático los voluntarios de la organización pudieron notar comportamientos que marcaban traumas emocionales muy graves, la gran mayoría de ellos al encontrarse en un lugar donde podían caminar con libertad se limitaban a hacerlo en círculos, mostrando el encierro en el que vivieron toda su vida.

 

 
 
 
 
 
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María, como muchos sobrevivientes de laboratorio, camina mucho y camina en círculos. Es devastadoramente triste, pero sabemos que con el tiempo estará bien y lo superará. –Dijo Shannon a The Dodo.

Cuando creían que todo estaba listo para enviar a los pequeños al otro lado del mundo para que consiguieran buenas familias dispuestas a quererlos y hacerlos superar los traumas, una noticia cambió los planes para María. La organización se enteró de que estaba embarazada, cosa que no había revelado el laboratorio al momento de la liberación. Fue una sorpresa enorme que la obligó a permanecer en China un tiempo más junto con una familia de acogida.

 

 
 
 
 
 
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María demostraba su fortaleza en cada momento y este no fue la excepción, se mantuvo sana y dispuesta para ver a sus cachorritos al nacer y así fue. El parto no tuvo complicaciones y aunque uno de sus hijitos murió durante el proceso, sobrevivieron seis cachorritos preciosos que rápidamente se robaron las miradas de las personas.

Un feliz viaje con pequeños a bordo.

Antes de que los cachorros crecieran un poco más para estar preparados para su traslado a California, dos de ellos encontraron familias en China que se comprometieron con su cuidado. De esta manera, cuando el día llegó, María y sus cuatro pequeños restantes viajaron directo a las instalaciones de la organización que los esperaba con los brazos abiertos.

 

 
 
 
 
 
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Klyde, Oliver, Bessie, Lily y su madre María llegaron a Los Ángeles y de inmediato fueron recibidos en hogares de acogida donde no pasaron mucho tiempo pues encontraron hogares permanentes de manera muy rápida. Los cachorritos fueron recibidos en hogares amorosos que les brindarían el mismo cariño y calor que su madre mientras que María, después de haber atravesado tanto dolor durante su vida fue adoptada meses más tarde junto con Mini, una de las perritas rescatadas del mismo laboratorio.

Dejando lo malo atrás.

Han pasado dos años desde que María y Mini fueron adoptadas por la misma familia y cuando dicen que el tiempo lo cura todo aplica muy bien para estas dos pequeñitas, aprendieron a dejar a un lado los miedos y las limitaciones con las que habían vivido toda su vida y conocieron el verdadero amor, con sus padres humanos amorosos y entre ellas dos, compañeras inseparables de siestas, paseos y diversión.

 

 
 
 
 
 
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El trabajo de la organización, la lucha de María por sobrevivir y el enorme corazón de sus nuevos padres son muestra de la bondad que aún queda en el planeta, sin embargo, tanto ellos como nosotros esperamos que las pruebas en animales y su uso con estos fines se detenga y se haga un llamado mundial a parar la crueldad en la que se producen muchos de los productos que consumimos.

María fue libre por fin y esperamos lo sea por lo que le queda de vida, sintiéndose protegida de todo ese mundo triste que parece, quedó atrás.

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