Decir adiós siempre duele, y si eres una gatita con el corazón roto, tal vez, nunca lo puedas hacer.
Esta historia rompe corazones. Se desarrolló en Java Central, Indonesia, cuando una mujer llamada Ibu Kundari falleció dejando a su gatita al cuidado de su hijo. Pese a que las personas hicieron lo posible por ayudar a sanar sus heridas emocionales, la gatita se niega a despedirse de ella, incluso la visita a diario en su tumba como símbolo de fidelidad.
La familia es para toda la vida.
El fallecimiento de la señora Ibu Kundari, tomó por sorpresa a los miembros de su familia, pero a uno en especial, su gatita, quien venía acompañándola durante años en su morada y habían creado un indescriptible lazo de familiaridad. Como era de esperarse, tras el entierro, sus hijos empezaron a asimilar lentamente la falta de su ser querido, pero la felina se negó rotundamente a hacerlo e incluso comenzó a hacer algo que, quizás para ella, le ayudaría a sanar su corazón y tristeza: visitar a diario a la mujer en su tumba.

Día a día y sin falta, la gatita caminaba hasta donde está sepultada su mamá humana, luego se acurrucaba allí por largas horas y maullaba con mucho sentimiento. Tristemente nadie podía hacer nada, ella estaba triste, dolida y solo recordaba su vida al lado de la señora Ibu, tal vez el tiempo la ayudaría, nadie lo sabía.

La situación fue vista por Keli Keningau Prayitno, un transeúnte de 28 años que entristecido por la escena quiso ayudar a la felina y le llevó agua y comida para intentar hacerse su amigo y quizás a futuro, poder adoptarla.
Pensé que no tenía hogar y traté de ayudar, pero siempre regresaba al mismo lugar – Contó Keli Keningau Prayitno al medio de comunicación SWNS.

Nada ni nadie, puede sanar este dolor.
En ocasiones la gatita se dejaba consentir por su nuevo amigo Keli, pero luego, de un momento a otro, se dirigía con prisa hacía un lugar especifico, actuación que generó curiosidad en el joven y por eso decidió seguirla. Caminando tras ella con mucha cautela, él descubrió que la minina regresaba a la casa donde vivía su fallecida humana y donde aún se encontraban los hijos de su dueña, quienes siempre se ocupaban de alimentarla y cuidarla.

Conocer esta parte de la historia calmó un poco al preocupado Keli, sin embargo, aún le entristecía saber que la gatita regresaría al día siguiente a la tumba de su mamá, algo que lleva haciendo más de un año y que, al parecer, no tiene solución, pues ella quiere quedarse allí y si debe alejarse lo hace rápidamente para alimentarse y beber agua, para volver lo antes posible al lugar.

Cabe resaltar que otras familias intentaron adoptar a la gatita, pero ella se negó a irse con alguien más, razón por la que los hijos de la señora Ibu siguen cuidándola diariamente y dejándola visitar la tumba de su madre, pues entendieron que la gatita no ha sanado su dolor y está es la única manera que encontró para sentirse cerca de su ser amado.
Esperamos que esta gatita se recupere muy pronto de su pérdida y pueda conocer una persona que la llene de tanto amor como la señora Ibu algún día lo hizo.
Entender lo que un animalito puede llegar a sentir por un ser un humano es algo inimaginable, sus corazones son tan nobles y puros que ni siquiera merecemos tenerlos en nuestras vidas.
