Lobito por el camino… hizo todo lo que pudo para intentar regresar a su hogar

Lobito por el camino… hizo todo lo que pudo para intentar regresar a su hogar

Aunque le lleve la vida entera, aunque su barriguita esté llena o vacía y aunque sus patitas no puedan dar un paso más… Lobito jamás dejará de buscar a su familia.

La historia de este perrito conocido como Lobito o Flaco de raza ovejero alemán, tuvo sus inicios en San Carlos, una ciudad de Argentina, cuando al estar acompañando de su familia humana en una celebración religiosa, el peludito se perdió e inicialmente no supo cómo regresar.

Un ser especial con ganas de recorrer el mundo.

Lobito era un perrito que hacía parte de la familia López y la comunidad de San Carlos, todos lo conocían, alimentaban y querían. Él can siempre fue muy sociable y amoroso con quienes se topaba en su camino e incluso en algunas ocasiones solía acompañar a las personas a hacer sus diligencias para luego dejarlas en casa y proseguir con sus aventuras, era una alma que disfrutaba dar amor a los demás. 

Era el mejor acompañante de cuatro patitas que cualquier persona quisiera tener, razón por la que siempre ¨lo invitaban¨ a planes que incluían actividad física, una de ellas en la que desafortunadamente ocurrió su asombrosa historia. Resulta que su familia y grupo de personas se disponían a dirigirse a la ciudad de Salta para un encuentro religioso y como sabían que él estaría feliz de acompañarlos, lo llevaron a su travesía.

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Todo transcurrió perfectamente en el recorrido de ida, Lobito se comportó a la altura y caminó en compañía de sus humanos con mucho entusiasmo hasta Salta, no obstante, la ceremonia religiosa se llevaría a cabo y por obvias razones el perrito no podría acompañarlos, así que sus dueños decidieron dejarlo en una vivienda amiga y al final del evento regresar por él para retornar a su lugar de origen. 

Un buen amigo nunca dejará solo a quien lo necesite.

A pesar de que a Lobito le explicaron que se trataría tan solo de un par de horas, él hizo caso omiso y en cuanto pudo se escapó de la casa donde lo habían dejado para ir en busca de su familia y amigos. Tristemente su olfato lo engañó y no pudo dar con las personas con las que él viajó y entre conocer lugares y cosas nuevas, se fue alejando aún más de la civilización hasta quedar completamente perdido aquel 15 de septiembre de 2004.

La escena de llegar a la casa y no encontrar a Lobito preocupó a su familia y a quienes los acompañaban, así que de inmediato se pusieron a buscarlo en compañía de la comunidad y los medios locales, sin embargo, no había rastro del perrito y como era de aquella ciudad difícilmente alguien lo conocía. Con el corazón en la mano sus papás adoptivos tuvieron que regresar a su ciudad, no sin antes dejar el precedente de que seguirían buscándolo y al tanto de la situación.

Llegar sin Lobito a San Carlos fue una situación difícil, pues todos preguntaron por el peludito acompañante al enterarse de la llegada de las personas. Durante días la comunidad sancarleña estuvo acongojada pensando en qué sería de la vida del can, no obstante, alguien estaba a punto de darles una sorpresa… él mismo perrito regresó solito, dos días después de que lo dieron por perdido.

Una histórica que contar de generación en generación.

Asombrosamente Lobito hizo uso de todas sus facultades caninas para regresar a la ciudad donde siempre había vivido y aunque nadie sabía ni sabrá por todo lo que tuvo que pasar, lo recibieron con mucho cariño. El perrito también tuvo que visitar un veterinario para algunas afectaciones menores, pero cuando estuvo sano y salvo, regresó a su hogar y a su cotidianidad, aunque con la diferencia de que ya era famoso.

Lobito fue un perrito valiente, audaz y por supuesto muy inteligente, pues desde donde se encontraba hasta donde tenía que llegar, tuvo que recorrer cerca de 200 kilómetros, una travesía bastante difícil bajo el inclemente sol. Cada circunstancia que el perrito tuvo que pasar para regresar a casa, lo convirtió en un héroe con una historia digna de contar cientos de veces, además por su fidelidad hacía la ciudad, fue merecedor de una estatua con su figura para que todo el que llegará supiera la aventura del llamado ¨¨ Perrito peregrino¨.

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Los años fueron pasando y Lobito se fue haciendo cada día más viejito, al punto que por su avanzada edad, un día se despidió de sus seres queridos y dio su respiro. San Carlos quedó con un gran vacío, pero felices de haber compartido con un cachorrito lleno de tanto amor y fidelidad, era y será el perrito de la ciudad.

Ejemplo de resistencia y amor infinito.

La historia de Lobito es simplemente asombrosa e hizo que una escritora llamada Mónica Rivelli que la escuchó en la radio se fijara en ella, para plasmarla con imágenes en un entretenido libro. En una obra impresa titulada ¨Lobito por el camino¨ la mujer imaginó y detalló la travesía por la que pasó el perrito para llegar a casaun trabajo que realizó acompañada y guiada por las actitudes de su hijo peludito Noah.

Noha me ayudó a escribir. Fue mi compañero de tareas – Dijo Mónica Rivelli, al medio

El Tribuno
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Durante un año y medio Mónica miró las actitudes de un perrito en casa, al aire libre, cuando está feliz o triste e hizo cuantas posibles alternativas se le vinieron a la casa, sobre lo que pudo haber pasado Lobito antes de regresar a San Carlos. Un día finalmente dio con la historia que más le gustaba y según ella se asemeja a la vida de los humanos, acerca de todo lo que tenemos que pasar para ser felices o llegar a donde queremos.

Lobito somos todos. Cuántas veces somos Lobitos en el camino: desperfectos, débiles y nos levantamos desde el suelo con más fuerza”, señaló la autora y recuperó algo que dijo al presentar el libro y que busca transmitir con su historia

Explicó Mónica Rivelli, al medio local.

En 14 capítulos grandes y chicos encontraran la vida de Lobito y su más grande travesía, un libro que queda como homenaje a un hermoso ejemplar de su especie que nos enseña cuán amorosos, fieles e inteligentes son.

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