Los perritos son guías a la felicidad.
Zip es un perrito que tiene un hogar soñado, pasa sus días en una casa de campo, tiene a su mamá humana, Karla Swindle, con la que duerme, come y descansa en el interior de la casa, no obstante, durante el día, acompaña a su mamá a cuidar y compartir tiempo con los otros animales que viven ahí, como por ejemplo, caballos, vacas, gallinas y aves.
El perrito parece disfrutar mucho el estar rodeado de otros animales, sin embargo, nunca ha generado una amistad muy profunda con ninguno de ellos, sólo le gusta estar ahí con ellos y observarlos mientras Karla les da de comer y les hace un chequeo general.
No obstante, recientemente Zip tuvo toda la voluntad de comprometerse con una misión, la de cuidar, querer y proteger a un potrillo que estaba solito y necesitaba de mucho amor y compañía.
En el granero, estaba viviendo una yegua que estaba próxima a dar a luz, sin embargo, parece ser que el embarazo no le hizo muy bien, pues esta enfermo rápidamente después de quedar en estado de gestación.
Una vez la yegua dio a luz, su estado de salud empeoró aun más, parecía ser que la yeguita no estaba lista para ser mamá, lamentablemente y pese a todos los cuidados que Karla le brindó y las noches que paso en vela cuidándola, la yegua se vio obligada a marcharse de este mundo, la pobresita no resistió, a las 9 días de nacido el potro de nombre Tye, ella falleció.
Durante esos 9 primeros días Karla y Zip pasaron la noche en el granero, ambos estaban haciendo lo posible para salvarle la vida a la yegua y cuidar de Tye, no obstante, el perrito parecía estar más interesado en el bebé caballo, pues él parecía entender que el potrillo pronto se iba a quedar solito y que iba a requerir de mucho cariño.
Pasé la noche en el establo cuidando a la mamá caballo, con la esperanza de poder ayudarla. Zip se quedó conmigo en el granero toda la noche. El potro estaba acostado en el callejón, y él simplemente estaba allí junto al bebé acompañándolo. Estaba lloriqueando,se notaba que Zip sabía que algo andaba mal esa noche. – Comentó Karla a The Dodo.
Mira a continuación un vídeo del emotivo momento.
Efectivamente en esa novena noche, la yeguita partió de este mundo, momento en el que Zip sabía que debía hacer algo, a partir de ese día el perrito desarrolló un instinto de protección, por lo que empezó a hacerse cargo del bebé, no lo quería dejar solo y muchísimo menos quería que sufriera frió o soledad, por lo que comenzó a quedarse durante el día y durante la noche, en el granero junto al potrillo.
Lo mejor de todo es el que potrillo parecía entender a la perfección que había hecho un amigo y que este le quería ayudar, pues cuando Zip se alejaba de él para ir a comer o hacer sus necesidades, el bebé caballo lloraba, así mismo cuando Zip volvía a su lado, Tye se emocionaba y se relejaba.
Los amigos pasaron la noche juntos las primeras tres semanas de vida de Tye, Zip no le importaba dejar los lujos y comodidades de su casa, prefería quedarse en el establo cumpliendo la promesa de cuidar y proteger a ese bebé que estaba solito en el mundo.
No obstante, las siguientes semanas Karla llevo en contra de su voluntad a Zip de nuevo a la casa, pues era importante que Tye empezará a ser un poco más independiente y se desarrollara como un caballo, pero esa decisión no significa que el par de amigos se separaría, ambos seguirían compartiendo tiempo durante el día.
Además, Zip no estaba dispuesto a olvidarse de su amigo, cada mañana corría emocionado al establo para saludar a Tye y demostrarle que ya estaba allí para acompañarlo.
Cada vez que me iba al granero, Zip corría hacia la puerta, se paraba frente a ella y esperaba a que yo llegara allí para abrirle, mientras yo llegaba, él ladraba y golpeaba la puerta desesperado. Tan pronto como abría la puerta, él me derribaría antes de que yo pudiera entrar allí. Si el potro se estaba acostando, iría allí y pondría la cabeza sobre él, por el contrario si él estaba despierto, lo saludaba muy alegremente. – Añadió Karla a The Dodo.
Con los meses el potro subió de peso y su cuerpo se fortaleció, con el tiempo, Tye se convirtió en un animal fuerte e independiente, ya no era ese bebé huérfano que le tenía miedo al mundo y que su única seguridad la encontraba en su amigo perro.
Él ahora quería explorar el mundo y desarrollarse como un caballo adulto, por lo que los caminos de Tye y Zip comenzaron a distanciarse un poco, pero no mucho, ambos siguen pasando horas del día acompañándose, pues independientemente de todo, Tye se siente muy agradecido con lo que Zip hizo por él, lo que pasa es que ya no es como antes, Zip parece entender que él necesita de su espacio, así que se acerca a él sólo cuando ambos necesitan de la compañía del otro y de recordar lo bonito que es tener alguien con quien contar.
Fuente: The Dodo.