Se aferra a esa manta porque es lo único que le queda de la familia que lo dejó atrás.
El abandono es algo terrible que acarrea daños a todo nivel. Cuando una mascota queda en la calle se ve expuesta a enfermedades, maltrato, atropellos, gente malvada… a un sin fin de peligros. Pero pienso que aún peor que eso, los daños a nivel emocional son los peores y los más devastadores para el animalito.
Ellos ponen toda su vida en las manos de las personas a las que aman. Sus dueños somos quienes les proveemos de comida, juego, afecto, calor, bienestar ¿qué más que eso? somos su mundo! Cuando los abandonamos pierden todo eso. Para ellos es como salir del paraíso directamente al infierno.
Los animales abandonados sienten un profundo miedo al encontrarse solos en un mundo cruel y que desconocen por completo, no entienden lo que sucede, se sienten perdidos, añoran con angustia y desesperación volver a su hogar.
Si alguien ha sido abandonado alguna ves por una persona que ama, sabe más o menos de lo que estoy hablando. Digo más o menos porque para el animal es aún peor. Ellos se quedan sin hogar, no pueden pedir ayuda y no tienen ni leyes ni nadie que los defienda o se preocupe por lo que les sucede. Así de precaria es su situación.
Un ejemplo palpable del sufrimiento del abandono es King, un Pitbull que fue olvidado y dejado atrás por su familia, Roberta Sá Griner fue quien lo rescató. Él llora de tristeza y abraza la cobijita con la que lo abandonaron, como anhelando refugiarse en ella, porque le recuerda su antiguo hogar. ¿Te imaginas la tristeza que está sintiendo este chiquito? Crea conciencia, comparte!
Esperamos que este perrito nunca más vuelva en su vida a sentir lo que es el abandono y sus años venideros sean una reivindicación de la tristeza que le causaron las personas que sin corazón lo abandonaron, a pesar de que él hacía parte de su familia o al menos era lo que creía porque quienes los dejaron atrás pusieron en claro que no consideraban a este lindo perrito como uno de ellos.
Mira el vídeo completo a continuación y no olvides compartirlo.
Fuente: Roberta Sá Griner.
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