Dibuja muy bien y además tiene un gran corazón animalista.
Con tan solo 9 años Pasha Abramov, muestra el talento que tiene para el arte, sin duda el pequeño podría vender sus pinturas pero él ha decidió hacer algo mejor, intercambiarlas por comida y medicina para los animales de un refugio ubicado en Rusia.
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Un triste pérdida sirvió de inspiración para este lindo proyecto.
El pequeño Pasha vive en una ciudad de Rusia llamada Arzamas y a una corta edad tuvo que enfrentarse a la pérdida de su amigo perrito Barsik, aquel momento de tristeza, lo llevó a sensibilizarse más por los animales, pero aún más por los que vivían en las calles, así que no dudo en unirse como voluntario a la única organización de su ciudad que los ayuda, llamada ¨Life¨, la cual actualmente alberga alrededor de 100 peluditos.
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Pero él quería ayudar aún más por lo que dentro de su cabecita y su gran corazón, surgió una idea. Según él no tenía mucho para darles, pero con ayuda de su madre Ekaterina Bolshakova, descubrió que no necesitaba nada más que sus manos y las ganas por ayudar.
Fue entonces cuando se les ocurrió pintar para ayudar a los animalitos.
Ekaterina conoce muy bien las cualidades artísticas de su hijo y basados en esa aptitud, iniciaron el proyecto que lleva por nombre ¨Kind Paint Brush¨ haciendo referencia a las pinturas que estaban a punto de surgir desde el interior de la casa.
Empezaron creando en una red social rusa una página llamada ¨¿De qué es capaz un pequeño voluntario?¨ con la intención de que las personas, comprendieran que cualquier ser humano puede ayudar y que ese simple acto puede generar otro y otro más.
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Lo que siguió dependía únicamente de Pasha, de su creatividad y de la inspiración que tuviera para crear las más hermosas pinturas. Sus primeras peluditas musas fueron las de su vecindario, esas sonrientes y a veces hiperactivas almitas que no sabían para qué las estaban retratando, pero que cuando les mostraban el resultado final confirmaban que efectivamente eran ellas moviendo su colita.
Así comenzó el proyecto que tenía como finalidad que él pequeño retratara las mascotas de las personas que solicitaran el servicio a cambio de ayuda para los animales que no tenían casa y mucho menos un alimento.
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Delicados trazos enlazados con la inocencia de los animales.
Poco a poco fue ayudando a cientos de peluditos que no tenían la fortuna de tener un dueño y en un abrir y cerrar de ojos, su proyecto ya era conocido en toda Rusia y con un patita en el extranjero.
A diario personas le escribían para unirse al grupo de ayuda y obviamente tener una foto más profesional de sus hijos peluditos en sus casas, así fue recolectando alimento y medicina para sus amigos del refugio, esos que cada día al verlo lo llenaban de pelitos y le daban uno que otro lengüetazo como muestra de agradecimiento.
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Que gran ejemplo el que nos da este pequeño en este día, a nosotros lo que en varias ocasiones nos llenamos de excusas antes de ayudar.
Esperamos que su proyecto trascienda países y que sea un motivo para que más niños y adultos vean que desde actos sencillos se pueden hacer grandes cambios.
Fuente: Pasha Abramov.