Este delfín no solo es inteligente, también es detallista.
El cerebro y la inteligencia de los delfines han sido objeto de estudio durante muchos años y los científicos han tratado de comprender los comportamientos de uno de los animales más inteligentes de nuestro planeta junto con el ser humano. Ese conocimiento y sagacidad siguen sorprendiendo a quienes tienen contacto frecuente con ellos.
Este es el caso de los voluntarios de Barnacles Cafe & Dolphin Feeding ubicados en la costa de Cooloola en Queensland, Australia, que se encargan de supervisar a los delfines que constantemente van a visitarlos para tenerlos en buenas condiciones.
Debido a la situación actual y el aislamiento que vive el planeta, el lugar tuvo que cerrar, funcionando en menos de la mitad de su capacidad y solo para garantizar la vida de los animalitos.
Uno de ellos no es como los otros.
Mystique es uno de los animalitos que ronda a diario el lugar, es un delfín jorobado de 29 años que conoce bien a los voluntarios y a esa costa en particular. Llegó a la bahía conocida como Tin Can Bay con su madre en 1991 y es, en la actualidad, uno de los siete delfines pertenecientes al programa de alimentación del lugar que, normalmente, es guiado por el personal y llevado a cabo por los turistas que a diario hacen visitas.
Este macho ha pasado por situaciones difíciles en su vida luego de sufrir un ataque por parte de un tiburón toro en el 2007 y acabar perdiendo parte de su cola y su aleta dorsal, sin embargo, sigue contagiando a todos con la alegría que lo caracteriza y un gesto muy particular: desde que la playa fue cerrada a visitantes, el pequeño ha optado por llevar objetos a los voluntarios que siguen pendientes de él, como una especie de regalo de agradecimiento.
“No lo entrenamos, él nos entrenó a nosotros”.
Los que lo conocen, saben que Mystique es generoso y siempre está buscando congraciar con los empleados del café y los turistas que vienen a visitarlo, sin embargo, para Lyn McPherson, voluntaria de alimentación, no es un simple acto detallista, de hecho, esos regalos que antes eran ocasionales, se volvieron diarios por cuenta de la ausencia de turistas que podían suministrarle comida.
Fuentes: Barnacles Cafe & Dolphin Feeding, ABC Australia.