Sentía que esa esquinita era el único lugar seguro en el mundo pero sus rescatistas le mostraron el milagro sanador del amor.
Cómo explicarle a un cachorrito tímido y asustado que uno está ahí para salvarlo, para mostrarle que ya no hay nada que temer, para decirle que la vida nunca más le volverá a mostrar la desolación y la soledad de las calles y que lo único de debe hacer es volver a confiar?
Esos fueron los cuestionamientos a los que se enfrentaron los rescatistas de este perrito bebé cuando lo hallaron en un puente viviendo solito luego de que su madre fuera una de las miles de víctimas de los injustos e imperdonables accidentes de transito en una concurrida autopista de Grecia.
Una perdida y una nueva oportunidad.
El cachorrito quedó solito y era incapaz de alejarse del lugar, no sabía a donde ir sin su madre, tal vez en su inocencia, solo esperaba que ella volviera a levantarse y pudieran seguir su vida juntos, por supuesto, eso no ocurrió y tal vez, si hubiera continuado en ese puente, al lado de los autos que pasaban a toda velocidad, su destino habría sido el mismo que sufrió su mamá.
Pero la suerte lo favoreció, tal vez por primera vez en su vida, y por aquella autopista pasó el auto de los dueños del refugio Dar Animal Rescue, quienes de reojo alcanzaron a ver al perrito, detuvieron su vehículo y bajaron de él con un único propósito: salvar al perrito.
Les tomó horas poderlo atrapar, pues aunque se acercaban a él con suavidad y paciencia, este al notar la proximidad de esos seres que desconocía y a los que siempre había visto pasar a su lado con total indiferencia, se alejaba, no mucho porque ese puente era todo el mundo que el bebé había conocido, pero lo suficiente para no dejarse atrapar. Tras muchos intentos, al fin pudieron hacerse con el cachorro.
Confiar para ser feliz.
Lo llevaron inmediatamente a su refugio, pero el perrito estaba en extremo asustado, temblaba y con cada caricia de sus rescatistas, intentaba morderlos, defensa instintiva de cualquier peludito asustado. Decidieron dejarlo solito por un rato en una pequeña habitación, con cobijitas, para que no sintiera frío y esperar un tiempo prudente para ver si empezaba a comprender que no corría ningún riesgo o peligro en ese nuevo lugar.
Pasadas unas horas, le llevaron de comer, pero lamentablemente el perrito no salía de su estado de negación y temor, lo encontraron aferrado a un rincón y se negaba a salir de allí. Escondía su pequeña cabecita redonda en el vértice de las dos paredes y no permitía que lo movieran. Ni siquiera se dejó seducir con un tentador y suculento plato de comida húmeda que con paciencia sus rescatistas le ofrecía una y otra vez.
Durante algunos días los intentos fueron en vano, incluso una de las rescatistas se llevó un mordisco del bebé, pero a ella no le importó en lo absoluto, pues entendía perfectamente que él estaba asustado y que no lo hacía, de ninguna manera, por maldad, esa horrible característica solo la poseemos los humanos, los animales están completamente libres de tales defectos, ellos solo conocen la bondad, la nobleza y la compasión, elementos que los enaltecen por encima de nosotros, las personas.
Sin embargo, el místico poder sanador de la vida a través del tiempo lo cura todo y poco a poco el cachorro aprendió a confiar.
Se recuperó de sus dolencias emocionales y el movimiento acelerado de lado a lado de su colita, delató su creciente cariño, agradecimiento y sentimiento de felicidad.
Otro tropiezo en su camino.
Como era pequeño y muy redondito, no tardó en conseguir un hogar, una familia que ya tenia a otra perrita lo adoptó y se lo llevaron a casa.
Él un poquito desconfiado tardó un tiempo en querer salir de su guacal pero nuevamente con tiempo y paciencia logró confiar.
Todo estaba saliendo muy bien, el perrito estaba feliz en su nuevo hogar, pero una vez más la adversidad tocó a su puerta: por razones que desconocemos, la familia lo devolvió al refugio.
Cuántas veces va a tener que vivir el abandono este perrito?, cuántas veces se va a ver alejado de los seres que ama sin que él haya hecho nada malo?
Afortunadamente en el refugio lo recibieron nuevamente con los brazos abiertos y aunque no comparten la decisión de la familia, estuvieron por completo dispuestos a aceptarlo de vuelta, pues jamás permitirían que el perrito volviera a las calles.
Un nuevo hogar.
En este momento el peludito ya tiene un año de edad, es tierno y juguetón, pero al no ser un cachorro se ve muy difícil una próxima adopción, no obstante, nosotros esperamos que pronto alguien de buen corazón quiera darle la oportunidad de tener un hogar PARA TODA LA VIDA.
Mira el vídeo de su historia a continuación:
Si quieres apoyar la hermosa labor que hace este refugio en Grecia puedes hacerles una donación en el siguiente enlace: Dar Animal Rescue.
Gracias por leernos.
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