Biden no llega solo, este es Mayor el primer perro rescatado que vivirá en la casa blanca


Si Trump fue el primer presidente en no tener un animalito, Biden es el primero en adoptar un animalito rescatado.

Desde el pasado sábado, 7 de noviembre, después de un largo conteo de votos y una campaña presidencial reñida, Joe Biden se convirtió en el presidente electo número 46 de Estados Unidos, derrotando a su rival político Donald Trump, quien buscaba la relección para su segundo mandato en el país norteamericano.

 

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Hoy, el mundo sigue a la expectativa de lo que traerá el cambio en un país clave para la economía y la organización política mundial, sin embargo, Biden también tiene particularidades con las que hace historia en medio de su elección: es el hombre con más edad en llegar al cargo con 77 años, no es egresado de prestigiosas universidades, su vida ha tenido muchas dificultades familiares y, además, es el primer presidente en la historia de la Casa Blanca en gobernar al lado de un perrito rescatado de un refugio. 

Peluditos haciendo historia.

Desde el principio, los gobiernos de toda índole, democráticos e incluso monárquicos, han llevado una vida con costumbres muy parecidas a las nuestras, una de ellas es tener animalitos como compañía, principalmente perritos que, por su raza o importancia en ciertos momentos de la historia, se han convertido en símbolos vitales para conocer más de los mandatarios que.

 

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Muchos son los ejemplos, desde los Corgi como los consentidos de la Reina Isabel y la familia real británica o el gusto por los perritos muy grandes de Vladimir Putin, sin embargo, Joe Biden, el ex vicepresidente del gobierno de Barack Obama durante ocho años, hace historia junto con Mayor, un pastor alemán que fue anunciado como el primer perro de refugio en llegar a uno de los lugares de gobierno más importantes del mundo: la Casa Blanca.

Aunque técnicamente no es el primer perro rescatado en llegar, ese título lo tiene Yuki, el perro del expresidente Lyndon B. Johnson que lo adoptó cuando su hija lo encontró en una gasolinera en 1966, Mayor sí es el primero en pisar la casa presidencial proveniente de un rescate llevado a cabo por un refugio, en este caso por Delaware Humane Association, una organización del estado natal de Biden que, además, tiene como punto importante su compromiso con el no sacrificio de los animalitos que llegan a sus instalaciones.

En el momento indicado.

Mayor llegó a la vida de Joe y Jill Biden en 2018, unos meses antes de que el hombre anunciara su candidatura a la presidencia de 2020. En ese momento, el peludito tenía 10 meses y había llegado junto con otros seis hermanos cachorritos al refugio después de haber vivido un mal comienzo en el hogar donde habían nacido. Justo en ese instante, la familia había vuelto a Delaware después de su paso en Washington por más de ocho años y se enteraron de los peluditos en quienes se mostraron muy interesados.

 

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Aunque el plan inicial había sido adoptar un amigo para Champ, su otro pastor alemán que ahora tiene 12 años, lo más pronto posible, Mayor llegó 10 años después como resultado de un proceso muy diferente: en esta oportunidad, el peludito fue rescatado mientras que su hermano fue comprado a un criador, un hecho que trajo duras críticas a Biden, sin embargo, la llegada de los dos pastores alemanes a la Casa Blanca marca un hito sobre la preocupación por la vida animal en la agenda de los mandatarios. 

 

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Para ellos no solo se trata de una parte vital de la familia y una de sus más grandes compañías en las largas noches de trabajo, también es una forma de mostrar el avance de la cultura de cuidado de la vida animal de su país. Mayor no solo gozará de los privilegios de su vida salvada de situaciones peligrosas, también de ser el perrito presidencial después de cuatro años en los que no hubo animalitos en el lugar, con Donald Trump interrumpiendo una tradición de más de un siglo.

 

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Nos alegra ver que la conciencia animal también esté dirigiendo los grandes países y, sin duda, nos alegra que Mayor haya encontrado un hogar tan importante pero, sobre todo, tan determinado a cuidarlo y hacer de su país uno mejor para él. Bien hecho.

Fuentes: Delaware Humane Association, The Washington Post.