Solo queda una alternativa: que el gatito sea parte de la familia.
El nombre de esta afortunada nueva mamá adoptiva es Giselle Bodin Lyons, vive en Huntsville una ciudad ubicada al norte de Alabama, en Estados Unidos, lugar en donde trabaja con una organización que se dedica a rescatar animales.
Por suerte su experiencia la ayudó a no alarmarse demasiado cuando compró una nueva casa y se percató de la presencia de la que parecía no ser solo una inquilina pasajera.
Una bienvenida con pelos y señales.
Recientemente Giselle había comprado una casa no muy lejos de su propiedad anterior, por lo que con calma empezó a llevar sus cosas de a poquitos pues el trayecto entre un lugar y el otro, era de tan solo 20 minutos. Entre sus días de cajas un poco pesadas y debidamente marcadas para ponerlas en el lugar indicado, estaban las que no tenían un sitio exacto, por lo que era necesario ponerlas en el garaje para luego buscarles un lugar dentro de la casa.
Sin embargo, la alegría de la mudanza se vio acompañada de una sorpresa muy especial. En los días en que Giselle se encontraba descargando algunas cajas en el garaje, se percató de que alguien la miraba de manera curiosa mientras movía su colita: era, nada más ni nada menos, una gatita que había logrado entrar a la casa. La minina estaba observando tranquilamente, por lo que Giselle descartó que estuviera lastimada o quizás perdida, más bien, parecía como si estuviera supervisando.
Aquella presencia no preocupó a Giselle sino que le causó un poco de gracia, por lo que decidió contárselo a sus amigos de la red social Facebook.
Acabo de comprar una casa. Aparentemente vino con un gato . Nadie me dijo. ¿Aún no tengo un sofá, pero tengo una mascota? – Escribió Giselle Lyons, en su Facebook.
Primero lo primero.
A pesar de que Giselle estaba muy feliz con la presencia de la gatita tenía que asegurarse de que no tuviera dueños, por lo que esperó unos días para ver si la minina se iba. Mientras eso sucedía, la alimentó y siguió compartiendo con ella sus tardes de mudanza, incluso cada vez se tenían más confianza, pero Giselle tenía claro era que si la peludita permanecía con ella hasta que su casa estuviera amoblada por completo, pensaría en adoptarla.
Si me mudo y ella todavía está cerca, la llevaré a un chequeo de salud y decidiré desde allí – Dijo Giselle Lyons, a The Dodo.
La historia aún está sin conclusión, pero esperamos que se resuelva de manera favorable para las dos, pues si la minina tiene casa que sus padres cuiden un poco más de ella y si no la tiene, que se prepare para compartir su vida al lado de esta mujer, que de seguro la amará y cuidará como la mejor mamá adoptiva del mundo.
Fuente: Giselle Bodin Lyons, The Dodo