Al ver como todos lo apoyaban, el perrito fue valiente y dio un salto de fe… hermoso y que felicidad que todo salió bien.

Justin Steinmetz iba conduciendo de camino a su trabajo por la vía que solía transitar cada mañana en Berks County, Pennsylvania; ese camino atravesaba un barrio residencial por el que al hombre le gustaba pasar, pues en casi todos los jardines de las casas había perritos jugando y a él le alegraba verlos.

Llamas en el horizonte.

Sin embargo, en la mañana del 29 de abril de 2022 su transito matutino salió muy diferente a lo acostumbrado. Cuando iba avanzando por el barrio vio que el techo de una de las casas ardía en llamas, se fijó bien y por medio de las ventanas también se divisaba fuego al interior de la vivienda.

De inmediato detuvo su auto y se bajó corriendo hacia la casa, mientras le gritaba a los vecinos para alertarlos y que estos llamaran al 911. En su mente solo había un frase que se repetía una y otra vez: «Que los perros no estén en la casa», «que los perros no estén en la casa»…

Al llegar al frente de la vivienda, Justin, junto a otros vecinos que ya se habían unido a él, abrieron a golpes la puerta principal y vieron a un perrito a unos metros de la entrada, cerca a las escaleras, haciendo uso de todo su valor y en contra de su propio instinto de preservación, entraron en la edificación y lo sacaron.

El rescate apenas comenzaba.

Cuando Justin comenzaba a sentirse aliviado, sus temores se materializaron como en una pesadilla, pues los ladridos de otro perrito vinieron como balas hacia sus oídos. Había otro perrito en la casa, estaba atrapado y el fuego devoraba todo veloz e incesantemente.

Justin ubicó los ladridos, venían del segundo piso, rodeó la casa para entrar en contacto visual con el segundo perrito y ver que podía hacer con él. Resulta que el peludito no había alcanzado a llegar al primer piso, como su hermanito, y había quedado atrapado en una de las habitaciones de la segunda planta, cerca a una ventana ladraba, pidiendo ayuda.

El hombre se dio cuenta que la única opción para que el perrito saliera de la vivienda en llamas era a través de la ventana, no había otra salida. Por otro lado si esperaban a que los bomberos llegaran y lo sacaran, tal vez sería demasiado tarde pues el fuego no paraba de avanzar y ya se veía dentro de la habitación donde estaba el animalito.

Él y varios vecinos se ubicaron justo debajo de la ventana y comenzaron a alentar al perrito para que saltara de ella, el peludito no quería, le daba miedo pero con ansiedad veía hacía atrás y divisaba las llamas tratando de alcanzar su cuerpito, intentaba tomar impulso peor justo en el borde se detenía por miedo a caer y lastimarse.

Un final, casi feliz.

Finalmente al ver a tantas personas apoyándolo y sobre todo sintiendo ya la presión incesantes de las llamas, saltó. Cayó bien, alcanzó a tocar el piso con su trompita, pero apenas fue un ligero rebote. De inmediato se puso a saltar y a mover la colita alrededor de sus vecinos, sin dudas, una muestra de agradecimiento, pues sin ellos él no habría reunido el valor para saltar y las consecuencias habrían sido nefastas.

Justin se percató que el lomito del perrito se alanzó a quemar, claramente no era una lesión de gravedad, apenas unos pelitos chamuscados daban fe de cuán cerca había estado el animalito de haber sido un víctima terrible del incendio.

Lamentablemente, las autoridades confirmaron que los perritos no eran los únicos que se encontraban en la casa en el momento del incendio, también había dos gatitos, uno fue hallado en el sótano de la vivienda escondiéndose por el miedo y el otro aún no aparece, solo rogamos con todas nuestras fuerzas que esté bien.

Desconocemos las razones del incendio, pero agradecemos que Justin y los vecinos hayan ayudado a los dos perritos, sin ellos esta historia tendría un final que ni siquiera podríamos atrevernos a contar, pues la tristeza nos impediría hacerlo. Gracias héroes!

Mira a continuación el vídeo del rescate del perrito: