Australia amenaza con acabar con 2 millones de gatos para el 2020


El ser humano destruye el hábitat de la fauna silvestre en Australia, pero claro, culpen al gato.

Detrás de las absurdas medidas que planea tomar Australia contra los gatos por la supuesta amenaza que estos representan a las especies endémicas del continente, no hay otra cosa que una cortina de humo para esconder las verdaderas causas de la devastación ambiental que enfrenta el país, es decir, la minería que contamina las aguas, la tala de árboles que destruye miles de hábitats y la gigantesca expansión humana con todas sus nefastas consecuencias.

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Pero antes de continuar con esta tesis, entremos en contexto.

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Oceanía, ocupada principalmente por Australia, es un continente que se desarrolló durante miles de años, aislado del resto del mundo, por lo que en sus tierras las especies de animales son únicas y surgieron con características muy especificas diseñadas para adaptarse al medio ambiente que les rodeaba, diferente a todos los demás que hoy conocemos. De allí que sólo en ese continente existan canguros, ualabíes, koalas, wombats y otros animales propios de este lugar.

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Dicho aislamiento se mantuvo hasta el siglo XVII, época en la que tuvo lugar la ocupación europea de los territorios de Oceanía, mediante la conquista y posterior colonización. Las consecuencias de este fenómeno migratorio humano, trajeron incontables repercusiones para el equilibrio del ecosistema de Australia y Nueva Zelanda, pues con su llegada, los europeos llevaron especies que no eran nativas y que rápidamente afectaron las dinámicas naturales de estos territorios.

¿Por qué los gatos son una amenaza para las especies de Australia?

Siempre que un animal es introducido a un ecosistema al que no pertenece pasa una de dos opciones: se convierte en una súper amenaza para las especies endémicas que no están preparadas para lidiar con sus características predatorias o fracasa y no sobrevive por no estar preparado para adaptarse al nuevo hábitat.

En el caso de los gatos que fueron llevados por los europeos a Oceanía, sus capacidades de caza fueron muy superiores a las adaptaciones de las especies nativas, especialmente aves y reptiles que no estaban en lo absoluto preparados para contrarrestar un cazador tan fabuloso como este pequeño felino.

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De hecho, las especies endémicas nunca habían tenido que lidiar con mamíferos depredadores pues el único mamífero terrestre de Australia es el murciélago, por lo que las aves pasaban mucho tiempo en el suelo alimentándose, lo que las convierte en las presas perfectas para los gatos.

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Estos al prosperar en un ambiente ideal para ellos, se reprodujeron rápidamente, poniendo en peligro la supervivencia de varias especies. Pero el gato no es el único animal que representa un peligro, precisamente, todos los animales que fueron transportados por los colonos se convirtieron en una gran amenaza. Por ejemplo, los zorros, los sapos y las ratas.

Según lo que le dijo un portavoz del Departamento de Medio Ambiente y Energía de Australia a CNN, los gatos matan a más de un millón de aves nativas y 1,7 millones de reptiles todos los días.

¿En qué consiste el plan de Australia para contener a los gatos?

Básicamente, el plan es exterminarlos.

Carentes de métodos más acertados, los lideres australianos proponen capturar a al menos dos millones de gatos silvestres, en un periodo de un año para sacrificarlos y así eliminar la supuesta amenaza que representan para las especies nativas del país.

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Según ellos, estas medidas no son tomadas porque si, sino producto de la necesidad de encontrar una solución que proteja a sus especies.

No estamos matando gatos solo porque sí, no lo estamos haciendo porque odiamos a los gatos, – Le dijo Gregory Andrews, comisionado nacional de especies amenazadas al Sydney Morning Herald – Tenemos que tomar decisiones para salvar a los animales que amamos, y que nos definen como una nación.

El problema es que ese tipo de políticas además de ineficientes, estimulan la crueldad a tal punto que en Queensland el consejo paga 7 dólares americanos por cada cuero cabelludo de gato que sea entregado, lo que se puede clasificar como una acción inhumana, que convierte a los gaticos en blancos de las prácticas más reprochables.

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Por ello, estamos absolutamente convencidos que la extinción de una vida o la violencia jamás serán la respuesta a ningún tipo de problema. Como la especie más desarrollada del planeta deberíamos ser capaces de establecer una solución más acertada y compasiva.

La explosión demográfica de los gatos es responsabilidad del hombre.

Antes de señalar a los gatos como los enemigos públicos de los ecosistemas australianos, pensemos en lo siguiente:

En primer lugar los gatos no llegaron a Oceanía solos, fueron llevados por quién? por los humanos, por lo que ellos no tienen la culpa de haber aportado al desequilibrio del ecosistema del continente. El culpable es el hombre, no el gato.

En segundo lugar, ellos solo hacen lo que hace cualquier animal, cazar para sobrevivir. En sus actos no hay maldad, como lo indicó el economista neozelandés Gareth Morgan, quien los describió con los peores adjetivos imaginados.

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En tercer lugar, quien no controla la explosión demográfica de los gatos es el ser humano, pudiéndolo hacer y debiéndolo hacer por responsabilidad. Los animales que acompañan a los hombres deben ser esterilizados para que sus poblaciones no se salgan de control. De esta manera se evita el contagio de enfermedades, el desequilibrio ambiental y el sufrimiento de los individuos de estas especies que terminen en las calles.

Entonces, si los australianos se debieron encargar desde el principio de controlar el crecimiento de la población, porque los gatos ahora van a pagar las consecuencias de lo que las personas debieron hacer y no hicieron?

No hay especie que le haga más daño al medio ambiente que el ser humano.

Ahora bien, vamos a las verdaderas razones por las cuales las especies australianas están en peligro. No es por los gatos.

Realmente el daño que hacen las especies externas a los hábitats de Oceanía no se puede comparar con el que hace el ser humano. Actualmente no hay un lugar en el planeta que no esté afectado directa o indirectamente por la actividad humana.

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La extracción exagerada de los recursos naturales, la contaminación de ríos y océanos, la tala de madera, la devastación de bosques para cultivos masivos, la construcción de carreteras e infraestructura humana, el deterioro de la capa de ozono, el calentamiento global, la pesca extensiva y la caza ilegal son sólo algunas de las razones de porqué la existencia del ser humano sea calificada por numerosos científicos como el cataclismo más devastador que ha caído sobre la faz de la Tierra.

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Los humanos estamos acabando con todas las especies del planeta y la solución no es culpar, mucho menos atentar, contra unos seres tan inocentes como los gatos.

Pero es más fácil señalar a unos animalitos que ni siquiera se pueden defender que legislar en contra de las poderosas compañías comerciales, las verdaderas responsables del problema ambiental no sólo de Australia sino del mundo entero.

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Si los gatos son un factor de destrucción de algún ecosistema la solución no es sacrificarlos, es atraparlos, esterilizarlos y ubicarlos en refugios construidos previamente por el Estado. Si sus poblaciones son controladas, su impacto disminuirá paulatinamente y sin hacerles daño.

Nueva Zelanda anuncia medidas aún más extremas contra los gatos.

En este país planean llegar al 2050 libres de gatos, es decir, sin ningún gato vivo en su territorio.

«Cats to Go» es el nombre de su plan antigatos y consiste no sólo en sacrificar los gatos en estado salvaje como en Australia, sino también ir tras los gatos domésticos. En las etapas iniciales se planea prohibir la tenencia de más de dos gatos por casa y poco a poco ir limitando la venta y adopción de los felinos.

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En cuanto a los callejeritos, en varias ocasiones funcionarios públicos han instado a las autoridades y a los ciudadanos a sacrificar a todos los gatos que se encontraran para salvar a las aves de su país.

Esperamos que los australianos y neozelandéses consientes y compasivos de toda forma de vida, se opongan rotundamente a estas medidas y no permitan que entren en rigor, exigiendo a sus gobiernos a cambio, soluciones más humanitarias.

Fuente: CNN Español.