Las selfies con animales están llegando a un punto crítico, las personas ya no respetan la vida salvaje.
La conferencia internacional sobre pingüinos celebrada hace pocos días en Nueva Zelanda,quiso principalmente abordar una tendencia que están teniendo los turistas que visitan las colonias o las reservas de animales, costumbre que está generando efectos negativos en los animalitos.
La falta de respeto de los visitantes es evidente con los seres vivos que habitan en estos lugares recurrentes, pues los obligan a tomarse fotos con ellos de manera imponente, los retiran de su hábitat, los agarran fuerte y los sentencian a hacer algo en contra de su voluntad, sólo por ganar unos cuantos likes en sus redes sociales.
Según un estudio elaborado por World Animal Protection, los selfies con animales salvajes han aumentado un 292% desde 2014 hasta la actualidad, una problema que ha generado que muchos animales queden con traumas por el estrés ocasionado o que incluso fallezcan por ser retirados de su hábitat o por los daños causados, ya sea por los turistas, o por las personas que los ponen a su disposición en ciertos lugares turísticos.
Consecuencias para los animalitos victimas de las selfies.
La luz azul de los teléfonos móviles y lo que es peor, el flash de las cámaras, son muy dañinos para los animales y les genera efectos negativos en su salud y/o comportamiento, pues este tipo de estímulos interrumpen actividades naturales y necesarias para ellos, como son la alimentación, el ánimo y las relaciones con otros de su especie, debido a el estrés para ellos es tanto, que quedan con traumas emocionales. El biólogo Philippe Sedon aseguró a The Guardian que estas prácticas han llegado a influir incluso en las tasas de natalidad de los animales más comúnmente usados para esta innecesaria tendencia.
Sin tener en cuenta que muchos de los sitios de interés turístico, las personas encargadas del lugar, han retirado a estos animales de su hábitat natural como a esclavos y los han “entrenado” para que sean obedientes con los visitantes al momento en que ellos quieran una foto con estos seres sintientes, entrenamiento que conlleva siempre tratos inadecuados, como son los golpes y patadas constantes, por mencionar los menos crueles.
Detrás de las cámaras, estos animales suelen ser sometidos a golpes, apartados de sus madres cuando bebés y secretamente guardados en lugares sucios, estrechos; o son cebados reiteradas veces con alimentos que pueden tener un impacto negativo a largo plazo en su organismo y comportamiento, con demasiada frecuencia, los turistas desconocen completamente esta crueldad que hace a los animales sumisos y disponibles. – Explicó Word Animal Protection en su estudio realizado.
En la ciudad brasileña de Manaus, capital del estado de Amazonas, 94% de los 18 paseos turísticos visitados por World Animal Protection ofrecían la oportunidad de “sostener y tocar animales salvajes” para tomarse las fotos que cada persona quisiera.
De acuerdo a los aportes establecidos por el estudio realizado, es considerada una “buen selfie” aquella en el que la persona no entra en contacto con el animal ni tampoco con su entorno, no obstante, aquellas fotos donde exista un contacto físico, son consideradas irrespetuosas. Siendo muy triste que estas últimas ocupen el 40% de las fotografías de animales salvajes presentes en Instagram, lo que quiere decir que casi la mitad de las personas son irrespetuosas con los animales.
El activismo animalista busca dar fin a esta problematica.
Desde World Animal Society solicitan a Facebook y a sus aliados como es Instagram, la instauración de un filtro cruelty animal que prohíba estas fotografías, aquellas donde el usuario esté utilizando a los animales como un accesorio más, el fin es hacer que el bienestar de los animales prime antes que la vanidad y la absurda moda.
Con información de: Word Animal Protection.