Los perritos más viejitos ya tienen un lugar donde descansar, nosotros sólo podemos decir gracias.
Hace unas décadas hacer que las personas adoptaran un perro en lugar de ir a una tienda y comprar uno de raza, era todo un desafío, pues los animales solían estar vinculados a la idea de objetos de ostentación, por lo que entre más “fino” era mejor, en cambio los perritos para adoptar eran en su mayoría sin raza, viejitos, discapacitados o incluso enfermos por lo que adoptarlos era únicamente un acto de amor, no podías usarlos para que en el parque te dijeran que tenías un lindo perro y te preguntaran cuantos miles de dólares te habían costado.
Afortunadamente las nuevas generaciones tienen otra mentalidad y entienden que un animal es un ser sintiente, con los mismos derechos de las personas y que en el momento en que entran a tu casa se vuelven un miembro más de tu familia. Aunque aún quedan vestigios de ese horrible pasado, cada vez más, las personas comprenden la importancia de la adopción y la tenencia responsable de animales.
No, obstante, aún hay estereotipos que romper en temas de adopción ya que siguen siendo los perros más “bonitos”, más sociables y sobre todo los cachorros los que más oportunidades tienen de ser adoptados, mientras que los viejitos o los discapacitados muchas veces se quedan en los refugios y lamentablemente terminan siendo sacrificados, pues estos establecimientos no pueden asumir los costos de mantenimiento por tiempos tan prolongados.
Además los perritos de estas características, como los viejitos, son los que generalmente más hay en las calles o en los refugios, pues son lo que más abandonan las personas porque se cansan de ellos o se vuelven una carga.
Un viejito de diez años inspira una hermosa iniciativa animalista.
Russell Clothier, un PhD en Física cuántica experimental, llegó a un refugio de perros con la idea de adoptar uno, todos eran encantadores, pero sin querer dio con un Beagle de 10 años edad, preguntó si este perrito estaba en adopción y le dijeron que si pero que nadie se interesaba en él por estar ya muy grande, también, le contaron que había vivido muchos años con una familia, pero que al envejecer lo habían llevado al refugio porque no querían hacerse cargo de sus cada vez más demandantes necesidades.
En el refugio estaba bien cuidado, pero pasaba 23 horas al día encerrado en una jaula y sin el afecto incomparable de un hogar. A Russell le conmovió su historia, pensó en que aún le quedaban muchos años de vida a este perrito y si bien no era un cachorro merecía estar rodeado de una familia, pues los animales son como niños y nunca dejan de serlo así los años pasen y pasen.
Lo adoptó y lo llamó Shep.
Un refugio nace para convertirse en el hogar de los no queridos.
A través de esta experiencia, el hombre se dio cuenta de cuánta necesidad tenían los perritos viejitos y decidió fundar con cinco personas más un refugio especializado en albergar perros de edad avanzada con posibilidad de quedarse allí para toda la vida.
Pero este refugio en Missouri, al que llamaron Shep’s Place Senior Dog Sanctuary, no se limitaría a albergar a los perritos, les daría todo lo que un amoroso hogar puede proveer: espacio, libertad, juego y amor incondicional hasta el último de sus días.
Para lograr construir las instalaciones básicas para tener a más de 20 perros en el mismo lugar, crearon una campaña en Internet de donaciones. Si quieres hacer un aporte puedes hacerlo en el siguiente enlace: Gofundme/Shep’s Place.
Hasta el momento han recibido ayuda para construir el refugio en su mayoría, pero los cinco directores aseveran que el mantenimiento del lugar y los perritos aún requiere del dinero que las personas les quieran donar.
Por supuesto, también reciben, comida, medicamentos, collares, platos y todo lo que les quieran compartir.
Fuente: Shepsplace.