Este chico reparte pedidos en Argentina siempre acompañado de su perrito


Lo lleva en su bicicleta en un compartimento hecho para él, no quiere tener que dejarlo solito en casa.

La historia de Alejandro Rochi Paez inició cinco años atrás en Unquillo, una Ciudad de Argentina, cuando decidió emprender un viaje como mochilero. Luego de renunciar a su empleo en una fábrica de automotores y dejar a un lado las comodidades de su casa, se aventuró a conocer nuevos lugares y culturas, pero en medio su travesía conoció algo más, el amor y la fidelidad de un bello ser de cuatro patitas.

 

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Un viaje conociendo lo más lindo de la vida.

Valiéndose únicamente de las personas de buen corazón que dejaran atrás sus prejuicios y decidieran darle un aventón en su coche, este artista que trabaja en semáforos y sabe hacer artesanías, conoció Ecuador, Colombia, Chile y Brasil. Ya en el país de la Samba, Alejandro decidió comprarse una bicicleta con los pocos ahorros que tenía y junto a esta llegó la posibilidad de unirse a otros mochileros.

Quizás como regla universal de estos viajeros está compartir su aventura con un perrito, sin embargo, Alejandro no tenía una fiel compañía, pero como si se lo hubiera pedido al destino llegó inesperadamente. Durante su estadía en São Luis do Maranhão, en Brasil, vio a un cachorrito abandonado en una caja frente a la vivienda de una vecina, pero como la mujer ya tenía dos peluditos, él decidió adoptarlo.

Tenía solo dos meses cuando lo abandonaron, estaba lleno de pulgas y garrapatas. Lo curé y nos separamos nunca más – Contó Alejandro Rochi, a Infobae.

Alejandro llamó al perrito de color café con negro Fredy y este se convirtió en un abrir y cerrar de ojos en parte de su familia. Como el día en que lo conoció prometió nunca más abandonarlo, tuvo que modificar su medio de transporte, para que durante sus viajes el peludito fuera siempre cómodo y seguro.

Franco Fafasuli / Infobae

Pensar en quienes nos rodean nos hará excelentes personas.

Alejandro añadió a la parte trasera de su bicicleta un asiento especial para el perrito, elaborado con una cesta de mercado y adicional puso sobre ella una carpa para cubrirlo del sol y el frío a Fredy, pues era tan solo un bebé. Los viajes fueron cada vez más divertidos, aunque no siempre tuvieron momentos buenos. En una ocasión el can fue atropellado por una camioneta y estuvo convaleciente por varios meses, pero gracias a los cuidados de su papá, volvió al ruedo para acompañarlo en sus siguientes aventuras.

Fredy fue creciendo y aprendiendo cosas nuevas y a la fecha sabe hacerse el muertito, responde con un ladrido cuando su papá le dice la palabra hablar en portugués (falar) y además hace piruetas y saltos como el hombre.

 

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Este dúo inseparable ya lleva compartiendo un año y tres meses aproximadamente, en los cuales se han apoyado mutuamente y se han demostrado el amor y la fidelidad que es posible entre estas dos especies. Fredy ha crecido en inteligencia y tamaño, por lo que su papá nuevamente tuvo que hacer en su bicicleta un espacio más acorde para él.

Alejandro agregó una especie de carrito a la parte trasera de su bicicleta, en el que una cesta y una llanta adicional, sirven para equilibrar el peso y hacer más ameno el recorrido. De esta manera ambos comparten cada viaje y solo es cuestión de que el hombre haga una seña, para que el perrito salte a su silla y empiece la aventura.

Le hago una seña, se sube y se instala en su colchón. Está super entrenado para viajar, porque lo hace desde los tres meses. Fredy es tranquilo y obediente, el mejor compañero que existe – Dijo Alejandro Rochi, al diario argentino.

Un nuevo comienzo, pero juntos.

Luego de recorrer los lugares que siempre quiso conocer, un día alejandro tomó la decisión de regresar a Argentina y en compañía de Fredy, pedaleó hasta la ciudad de Rosario. De vuelta en su tierra natal, trató de instalarse como pudo en un hostal, ya que tomar el alquiler de un apartamento se le dificulta por su perrito, pues muchas personas no están de acuerdo con la tenencia de mascotas.

Mientras Alejandro sigue estudiando artes escénicas, trabaja como domiciliario de una aplicación en la que cada vez que tiene un pedido y el clima es apto, lleva consigo a su perrito Fredy. La gente ya los conoce y se alegra al verlos juntos y cuando por alguna razón no están juntos siempre preguntan el por qué.

Cuando el día está lindo, lo subo a Fredy a su canasta. Cuando no puedo salir con él, los clientes o la gente en la calle me pregunta dónde está. Ya se acostumbraron a vernos juntos – Contó Alejandro Rochi, al sitio web.

Franco Fafasuli / Infobae

Actualmente Alejandro y Fredy siguen trabajando como domiciliarios, pero también están lanzando una campaña de recaudación de fondos para tener un lugar propio en donde puedan vivir y ser felices, pues no quieren ser molestados por personas a las que no les gusten los animales.

A futuro este papá e hijo quieren conocer México y se encuentran ahorrando para cumplir cada uno de los sueños que tienen en mente, porque según Alejandro, es feliz viajando con Fredy a su lado.

Adoptar es una decisión que cambia vidas y que muy pocas personas llevan a cabalidad para siempre, por eso aplaudimos la valentía y esfuerzo de este hombre por permanecer al lado de su perrito. Esperamos que muy pronto recolecten el dinero necesario para tener una casa propia y seguir siendo muy felices.

Fuente: Ale ZVN, Infobae.