Juega con ellas, duerme con ellas, las lame, las abraza… en fin, hace de todo con ellas menos comérselas 🐈❤️🍓
La primer vez que Remus, un gatito de manchas grises oscuras, vio la roja y llamativa fruta, no pudo ocultar la curiosidad que le generó, sin embargo, su mamá adoptiva preguntó acerca del extraño gusto y al ver que su hijo gatuno no corría ningún peligro, accedió a dejarlo jugar con ellas con total libertad.
Un gusto extraño pero realmente tierno.
Remus, era un gatito que amaba jugar con los juguetes que su mamá adoptiva Carly Cox le había comprado, pero un día los coloridos y suavecitos peluches, balones y ratones de mentiras perdieron su interés, pues el felino tenía en su mira su nuevo pasatiempo favorito.
Un día las bolsas de mercado parecieron ser más interesantes para este gatito adulto de 10 años, pues cada vez que su madre Carly Cox descargaba los paquetes, él parecía muy interesado en buscar un artículo en especial. Pronto su mamá humana, se dio cuenta que se trataba de las pequeñas frutas de color rojo y puntitos verdes las que causaban la intriga del minino.
Por los altos niveles de azúcar, las frutas están fuera de la lista de alimentos permitidos para los felinos y eso es algo que Carly sabía con antelación, por eso hasta no hablar con la tía humana de Remus, una veterinaria muy experimentaba, no permitió el primer acercamiento. Luego de una charla, la médico dio aval para el inicio de esta extraña amistad y fue en ese momento que el minino empezó a disfrutar de un poco extra de felicidad.
Ella dijo que sí, ¡y él no pudo haber estado más feliz cuando se las di! – Contó Carly Cox a The Dodo.
¡Fresas! ¿Alguien trajo fresas? 🍓
De ahí en adelante todo se trató de Remus y las fresas, pues al parecer el felino no encuentra nada que lo haga más feliz. No solo se trata de jugar con ellas, ni de sentir su textura en su carita, porque es tanto lo que disfruta de su presencia, que hasta a la hora de dormir quiere hacerlas partícipes de sus dulces sueños.
Cuando se cansa, también dormirá con las fresas. No puedo entender por qué le gustan tanto, ¡pero estoy feliz de poder darle alegría con algo tan simple! – Aseguró Carly Cox a The Dodo.
Carly, su mamá apoya todas sus decisiones y gustos, por eso cada vez que va al supermercado, se encarga de comprar la fruta que tanto disfruta su hijo gatuno. Ojalá a futuro la mujer intente comprarle un peluche de fresa, así ella ppodrá también disfrutar de comerse las fresas que su peludito deje a disposición.
Hay gustos que quizás nunca podamos comprender, sin embargo, es nuestro deber apoyar y aceptar a los demás tal y como han llegado a nuestras vidas.
Fuente: The Dodo.