Francia prohíbe plaguicidas potencialmente peligrosos para las abejas


Francia reconoce que las abejas son un pilar fundamental del ecosistema.

Por ello, ha prohibido a partir de hoy cinco pesticidas neonicotinoides considerados los más peligrosos para estos importantes insectos. No obstante, ambientalistas expertos y científicos señalan que la medida ha llegado demasiado tarde y que es insuficiente para reparar el daño hecho en las últimas décadas a una de las especies más importantes del Planeta Tierra.

Por el contrario, grupos empresariales de la industria agrícola han manifestado que la medida afectará la producción y el mercado de artículos relacionados con la remolacha azucarera y los cereales.

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Sostienen que la ausencia de los plaguicidas hará que sus cultivos sean vulnerables a otros insectos y plagas, poniéndolos en desventaja comercial frente a otros países que no han asumido una postura tan radical como dicho país europeo.

Por ahora los voceros del gobierno afirman que la medida no se modificará.

Pero, ¿por qué Francia prohíbe plaguicidas que resultan peligrosos para las abejas?

La medida responde al evidente deterioro del ecosistema denunciado desde hace años por la comunidad científica y ambientalista, en cuanto a lo peligroso que resulta para la vida en el planeta atentar contra las colonias de las abejas, insectos que sobre sus pequeñas espaldas cargan la responsabilidad de mantener el equilibrio de toda La Tierra.

Las abejitas tienen la maravillosa tarea de transportar el polen de una flor a otra flor, lo que quiere decir que diseminan las semillas de las que depende toda la vegetación del planeta, incluida aquellas plantas y flores de las que se alimentan tanto los herbívoros como nosotros los humanos.

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Todos sabemos que sin plantas no hay vida, porque no hay oxigeno y no hay comida.

Las abejas no son las únicas que polinizan pero sí son las más importantes.

Otros insectos como las mariposas también transportan el polen de un lugar a otro, incluso los colibríes siendo aves también asisten esta función y más sorprendente aún, existen algunos mamíferos, como los murciélagos que también lo hacen.

No obstante, las abejas son las principales encargadas por la naturaleza para cumplir con la función de esparcir la vida a lo largo y ancho del planeta, asegurando que en «manos» o mejor dicho, alas, tan organizadas, efectivas y laboriosas la prolongación de la vida estaría a salvo.

Pero la naturaleza nunca contó con que los humanos echarían al traste tan delicado equilibrio y pondrían todo el ecosistema en riesgo, esparciendo plaguicidas por doquier y destruyendo todos los hábitats del mundo. 

¿Realmente están en peligro las abejas?

Sí.

Según las estadísticas de Greenpeace, entre abril de 2014 y abril de 2015 en los Estados Unidos, la desaparición de abejas llegó al 42%. Esto sumado a la contaminación y destrucción del medio ambiente generalizadas, las colonias se han reducido dramáticamente, poniendo en peligro la estabilidad natural del ecosistema de todo el Planeta Tierra.

Para algunos especialistas el daño ya es irreversible, otros un poco más optimistas, estiman que si se toman medidas extremas y urgentes los procesos de deterioro actual de estos frágiles animalitos podría frenarse y paulatinamente recuperarse.

Crucemos los dedos, por el bien de todos, que así sea y felicitemos a Francia por sentar ejemplo para los demás países.

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Fuente: ElPaís, ParaLaNaturaleza.