Un paciente muy chiquito llegó hoy al hospital.
Para una mamá gatita siempre lo más importante será cuidar de sus hijitos, incluso, a costa de su propia vida o bienestar. Nunca importará, cuando los ve en peligro, si tiene que hacer de lado sus miedos más profundos, suprimir su sentido de supervivencia o romper los límites que sabiamente la naturaleza le enseñó a no traspasar, para buscar la forma de ayudar a sus crías.
Tal cual como lo hizo esta preciosa gatita callejera que al percibir que su cachorro estaba enfermo, lo tomó con su boquita y lo llevó al mejor lugar que se le ocurrió: un hospital, muy seguramente, con la firme esperanza de cruzarse allí con un humano de buen corazón que estuviera dispuesto, no a ayudarla a ella, sino a su pequeño bebé.
La vida en la calle siempre es dura.
Tal vez nunca antes se le había ocurrido pedir ayuda a los humanos, esos seres que siempre fueron indiferentes con ella cuando la vieron rebuscar por las basuras algo que comer o refugiarse bajo un techito para no mojarse en los días de lluvia, pero la preocupación de sentir a su hijo enfermo, la llevó a contemplar lo impensable.
Seguramente con temor e incertidumbre, sin saber bien qué rumbo tomar, esta valiente mamá con su hijito en la boca, comenzó a andar, desconocemos, cuánto tuvo que caminar antes de decidirse a cruzar las puertas eléctricas del hospital. Tal vez fue su instinto, tal vez una inteligencia que aún no comprendemos, pero de alguna manera supo que aquel lugar era el indicado para pedir ayuda.
Pequeña y rápida cruzó las puertas del hospital sin ser vista, pero al llegar a los blancos pasillos finalmente alguien la vio. Esa persona: Merve Özcan.
La caballería llega: tranquila gatita, no estás sola.
La mujer, aunque sorprendida por la inusual situación, no dudo un segundo en acercarse a la gatita para tratar de entender qué estaba sucediendo. Tras mirar al rededor y no ver a nadie cerca entendió que se trataba de una gatita de la calle con su hijito.
Merve Özcan, consintió a la gatita y al bebé, les habló e intentó que la madre se sintiera segura allí. Poco a poco curiosos miembros del equipo médico se fueron acercando a acariciar a los animalitos y rápidamente se dieron cuenta que el bebé tenía síntomas de deshidratación y evidentemente necesitaba ser tratado.
Ellos consientes de su condición de médicos humanos, sabían que no podían atender al cachorro, por lo que se apresuraron a ofrecerles comidita y agua, luego llamaron a un médico veterinario en la ciudad de Estambul en Turquía para remitir al pequeño paciente que de manera tan inesperada visitó ese día inolvidable sus instalaciones hospitalarias.
Un final feliz.
Fue así como la madre y el gatito fueron llevados a una clínica veterinaria, donde atenderán adecuadamente al bebé y cuidarán de ambos, madre y cachorro, hasta que encuentren un hogar.
Las imágenes fueron compartidas por Merve Özcan a través de su perfil en Twitter, gracias a esto el mundo pudo conocer esta conmovedora historia de una mamá gatita llevando al hospital a su bebé.
Miles de situaciones como esta ocurren en todas las calles del mundo, los animales necesitan nuestra ayuda para sobrevivir, por favor nunca seas indiferente a ellos.
Fuentes: Merve Özcan, detaykibris, T24.