Pudo pasar por esta vida sin encontrar una familia pero nunca es tarde para hacer feliz a un animalito.
El Dr. veterinario Ed Sheehan estaba navegando una tarde por Internet cuando se topó con una de las publicaciones del refugio de animales Voorhees Animal Orphanage, publicación que le fue imposible ignorar pues la imagen era tan desoladora que al verla de inmediato sentías una punzada en el corazón. Se trataba de un gatito recién rescatado, de 15 años de edad, muy flaquito, sucio, triste, con una orejita rota, que buscaba con urgencia un hogar.
Vestigios, un pasado aterrador.
Él como médico veterinario y propietario de un centro de salud animal, sabía que el estado del animalito no era para nada bueno, las cicatrices de su vida en la calle advertían que no había salido invicto de las cruentas batallas que seguramente había tenido que pelear cientos de veces en contra del maltrato, el frío, el hambre y la enfermedad, y que, por el contrario, su cuerpo y su alma habían tenido que pagar el alto e injusto precio de la orfandad callejera.
Sabía también que ese gatito no encontraría un hogar fácilmente, había visto docenas de veces como las familias rechazaban a los animalitos como él; la mayoría solo quería adoptar cachorros y estos debían verse sanos y bonitos para que se animaran a abrirle la puerta de sus hogares a un animal rescatado, quien iba a querer a un gatito desaliñado, roto y triste?
De inmediato se incorporó del sillón y fue a buscar a su esposa, médico veterinario también, y le mostró la publicación. Ambos se miraron, sabían lo que tenían que hacer. Su casa y su clínica veterinaria serían el hogar perfecto para ese gatito; ellos no solo podían llenarlo del amor, los abrazos, la camita caliente y la buena comida que todo animalito desea, sino que serían capaces de darle los cuidados médicos demandantes y costosos que necesita un gatito de su edad y sobre todo un gatito con un estado de salud tan deteriorado.
La adopción.
Los dos esposos se pusieron en contacto con el refugio que había hecho la publicación en Facebook, llenaron los formularios y se postularon como adoptantes; por supuesto, los escogieron, no solo porque eran el hogar perfecto para Barnaby, como habían llamado al gatito, sino porque, además, no hubo más postulantes.
Los rescatistas del refugio les contaron que el gatito había, posiblemente, tenido un hogar en sus primeros años de vida, porque es muy difícil que un gato que haya nacido en la calle sobreviva más de dos años en ella, pero que en algún punto fue abandonado o se había perdido y permaneció todos estos años solito soportando las penurias y dificultades de la calle.
Se me parte el corazón imaginarme un ser tan inocente, bueno, frágil viviendo en las calles, la imagen solo se asemeja a la de un niño pequeño en tales condiciones.
En el momento del rescate, el gatito era solo huesitos, estaba muy, muy flaquito, su pelo era más parecido a la textura de la cabuya que al pelaje de un animalito, además le quedaba ya poco en su cuerpito; como era de esperarse, tenía parásitos intestinales, pulgas, anemia y estaba tan débil que hasta moverse era, para él, un desafío. También se dieron cuenta que tenía las pupilas de los ojos muy dilatas, lo que podría deberse a que no veía bien, hecho atribuible a su avanzada edad.
Nunca es tarde para hacer a un animal feliz.
Aunque la pareja de esposos sabía muy bien que el gatito tenía bajas expectativas de vivir muchos años, debido a que ya se acerca a los 20, edad muy, muy avanzada para un gato, se suma también que los años en la calle pudieron haberle dejado secuelas muy difíciles de superar a largo plazo, no obstante, ellos decidieron ser su última familia, su último reducto de felicidad, pues si ya su vida había sido triste, no querían que se fuera de este mundo sin saber lo que era un abrazo o el placer que trae sentir la ausencia del hambre.
Lo que están haciendo los esposos Sheehan requiere valentía, porque no es nada fácil abrirle el corazón a un animalito que sabes que pronto se irá y que aun teniendo todo el tiempo del mundo, este no alcanzaría para compensar todas las tristezas de su pasado, sin embargo, ellos son generosos y anteponen el brindarle al gatito un poquito de alegría a la tristeza que dejará en sus corazones su partida.
Por su parte, Barnaby ha reaccionado increíblemente bien, tanto a los tratamientos médicos como al afecto y cariño que está recibiendo de parte de su nueva familia. Ellos han contado que el gatito es súper apegadito, todo el tiempo busca estar cargadito y los persigue adonde sea que vayan, por eso decidieron llevarlo con ellos a la clínica, para que no se tenga que quedar solito en casa, allí todo el personal lo ama, todos lo cuidan, le llevan regalitos, lo consienten, por lo que se ha convertido en el centro de atención del lugar; debe estar muy feliz, por fin recibe mimos y atención.
Lo último que reportaron los Drs. Sheehan es que Barnaby ha empezado a recuperar su pelito y que ya puede subirse a las bancas por sí mismo, un logro pequeño pero diciente de que va por muy buen camino.
Esperamos que este precioso gatito tenga mucho tiempo por delante para disfrutar de todas las cosas buenas que ahora le están sucediendo en su vida y que estos buenos recuerdos se fijen en su almita para que cuando se vaya a vivir a las estrellas sean más las cosas buenas que lo acompañen que las tristezas y dolores de su pasado.
Te amamos Barnaby.
Si quieres apoyar al refugio que salvó a este gatito puedes hacer en el enlace a continuación: Voorhees Animal Orphanage.