Todo su patrón de comportamiento es igual al de un hijo humano.
Las personas, por lo general, vemos a nuestros animalitos de compañía como nuestros hijos o al menos, como parte de nuestra familia, pues los criamos, educamos, queremos y consentimos mucho, además de que nos responsabilizamos de su bienestar.
Ese trabajo que hacemos con ellos y el vínculo que creamos, hace que se vuelvan lo más importante en nuestras vidas y nosotros, lo más importante en la de ellos.
Según un estudio realizado por la veterinaria Lisa Cuerno de la Universidad de Viena, Australia, nuestros perros y gatitos nos ven como si fuéramos sus padres.
¿En que consistió el estudio realizado?
Lisa, estudio 22 perritos a los cuales dividió en tres grupos, el primer grupo se quedó en una habitación, alejados de sus papás, el segundo, se quedó en una habitación con sus papás pero estos debían permanecer en silencio e ignorarlos y el tercero fue un grupo conformado por perros y sus papás, ellos tenían que motivar a los perros a jugar, les hablaban, los consentían y les daban de comer como premió a su buena conducta o a jugar cuando ellos se lo indicaban.
Los resultados obtenidos eran de esperarse, los perritos que estuvieron cerca de sus padres, es decir, el segundo y el tercer grupo, se mostraron como animalitos muy alegres, juguetones y extrovertidos, no se sintieron mal ni inseguros en ningún momento.
Sin embargo, el primer grupo, aquellos que estuvieron completamente separados de sus padres, se sintieron inseguros y miedosos, no quisieron responder a estímulos como el juego o la comida.
Unos días después, Lisa volvió a realizar unas pruebas con los mismos perritos, aquellos del grupo dos y tres, la diferencia estuvo en que ella reemplazo a los papás de los perritos por personas desconocidas para ellos.
Los resultados fueron distintos a los primeros, pues los perritos, aunque estaban acompañados, se mostraron desinteresados a los juegos, comida o caricias, sólo se mostraban pendientes de la puerta para ver el momento en que sus papás regresarán por ellos.
Lisa, a partir de su experimento, llegó a la conclusión de que los perros pertenecen a una dimensión llamada “área de seguridad”, lo que significa que los animalitos se sientes más motivados, seguros, felices, protegidos, cómodos, interesados cuando están cerca de sus papás humanos, por el contrario, cuando estos se encuentran distantes, ellos parecen deprimirse, desinteresarse e incluso se sienten en peligro.
El patrón también se observa en la relación entre hijos y padres, pues los niños, sobretodo cuando son pequeños, se sienten mucho más capaces y seguros cuando sus padres los están acompañando y vulnerables cuando estos se ausentan.
Así que, si tienes un perrito o un gatito y se ha mostrado feliz y cómodo sólo cuando estás presente, corre a abrazarlo y a prometerle que nunca lo vas a abandonar, pues para ellos, nosotros somos su mundo y lo único que tienen.
Fuente: ElSecreto.