Mágico y hermoso… elefante presenta su cría al humano que salvó su vida

Los elefantes nunca olvidan sus vínculos y ella nunca olvidará a su amigo humano.

Una elefantita pequeña corre despavorida tratando de llegar al bosque para ocultarse, los disparos suenan cada vez más cerca: pum pum pum, siente miedo, teme tropezar y quedar allí para siempre, debe continuar, no puede parar. Entre jadeos y con su cuerpo en shock por el miedo y la adrenalina, logra llegar al bosque, la sombra le da cobijo y la hace sentir protegida… de pronto, mira hacía atrás y ve la escena más aterradora que ningún ser vivo debería ver: sus padres, toda su familia, están caídos en el suelo, no lograron llegar al bosque, se sacrificaron para darle tiempo a ella de escapar. Fueron víctimas de la caza.

Un refugio le abre sus puertas.

Sola, perdida en el bosque, no sabe qué hacer, deambula de un lado para el otro, al fin sale el sol, pero con él las personas también salen de sus casas y se acercan con premura. Oye pasos, de nuevo el miedo, de nuevo las ganas de llorar, mira a su lado pensando que su madre aún está con ella, no es así, está sola, todo lo que conocía, todo su mundo se ha desvanecido, se ha ido para siempre. Intenta ocultarse, no da resultado, los pasos se escuchan cada vez más cerca.

No hay escapatoria, un hombre aparece ante sí, esa figura: el animal que camina en dos patas, le resulta tan aterrador, viene por ella, es uno de los hombres malos que mataron a sus padres. Él se acerca, se mueve diferente a los otros, pero ella no puede confiar; Otra vez, le tiende la mano, qué quiere? No entiendo! – Exclama la elefantita.

El sujeto hace movimientos lentos, no la quiere asustar, se toma su tiempo para acercarse poco a poco, le acaricia las orejitas, luego el lomito. Ella sigue temblando pero algo le dice que tal vez él la viene a ayudar, a sacar de ese bosque en el que lleva horas dando vueltas, tal vez valga la pena confiar, igual, ya no tiene nada que perder, es solo una elefante bebé, ahora huérfana, perdida en un inmenso bosque lleno de peligros; peligros como las minas anti-persona que han puesto los hombres malos que pelan entre si y las cuales les quitan las patitas a sus familiares que por error caen en ellas, peligros como los cazadores que quieren hacerse ricos vendiendo a un circo a una criatura indefensa o arrancándoles sus colmillos, peligros todos traídos por los hombres.

Con paciencia, el sujeto permanece junto a ella, hace que se acostumbre a su presencia, le quiere demostrar que no viene para hacerle daño. Ella poco a poco lo entiende.

Él se llama Benjamín y es un guardabosques y rescatista de un refugio llamado Sheldrick Wildlife Trust, efectivamente, viene para ayudar a la elefante huérfana, encontró los rastros de la cacería donde cayeron sus padres y siguió las huellas de la bebé hasta que la encontró, tratando de esconderse entre los árboles. Cuando al fin logra ganarse su confianza, hace que lo siga, poco a poco, hasta el refugio. Una vez allí, todo lo malo queda atrás.

Le ofrecen agua y alimento, la elefante ni siquiera se había dado cuenta de cuan hambrienta y sedienta estaba, se sacia con afán, siente un impulso de volver a huir pero entonces mira hacia arriba y se encuentra con los ojos de Benjamín, son pacíficos, son calmos y profundos, le recuerdan a los de su madre. Él no le va a ser daño, ya lo entendió. Se queda a su lado y se duerme profundamente.

Una nueva vida.

Benjamín comienza a llamarla Sunyei, ella supone que ese es el nombre que él quiere que ella lleve, pues bien Sunyei, será de ahora en adelante. Cada día, el recuerdo de la horrible noche va desapareciendo, perdiendo intensidad, se decolora y con él también se esfuma el miedo y la angustía, su vida ahora es otra muy diferente a la de antes, pero también está bien. El lugar a donde Benjamín la llevó es grande, es bonito, le dan comida todos los días y hay otros elefantes bebé como ella con los que juega todo el tiempo. Cuando comienza a oscurecer, Benjamín le pone un abrigo en su lomito para que no sienta mucho frío durante la noche, ella se siente a gusto, se siente protegida una vez más.

Pasan muchos amaneceres y anocheceres y Sunyei se hace cada vez más grande y fuerte, es hora de que abandone la guardería. El refugio abrirá sus puertas y será ella quien decida si quiere quedarse o volver a la naturaleza para continuar con la vida donde la dejo la noche en que los cazadores le arrebataron todo lo que conocía.

Libertad.

Para Benjamín, este es un día difícil, siempre le duele cuando sus rescataditos se van, pero es el ciclo de la vida y Sunyei debe regresar a donde pertenece, solo espera que no vuelva a estar en peligro y que pueda tener una vida plena y feliz al lado de otros elefantes, ruega que los cazadores nunca más se vuelvan a cruzar en su camino.

Sheldrick Wildlife Trust

Sunyei sabe que algo raro pasa, es un día diferente y algo en su interior se agita. Su amigo Benjamín la conduce a las puertas del refugio y las abre. Ella no sabe muy bien qué significa eso, qué está pasando, nunca había pensado en dejar ese lugar donde la trataban tan bien, pero un llamado la hala del otro lado de las puertas, algo la impulsa a cruzarlas y aunque siente incertidumbre y por instantes quiere detenerse y caminar de regreso al refugio, continúa hacia adelante pues el impulso de la libertad es más fuerte.

… Y así la elefante que muy pequeña llegó, asustada, frágil y confundida como estaba, ahora, fuerte, grande y decidida se aleja lentamente, tal vez sea la última vez que Benjamín y Sunyei se vean, ella se voltea, justo antes de llegar a la frontera del bosque, lo mira, le agradece por haberle salvado la vida, por haberla ayudado en el momento más difícil y aterrador y se marcha.

Un elefante nunca olvida.

Pasaron algunos años, Benjamín siguió rescatando y cuidando elefantes y animales de otras especies, nunca olvidó a Sunyei, nunca olvida a ninguno de sus rescatados y conociendo como conoce a los animales, sabe que ninguno de ellos lo ha olvidado tampoco.

No se equivocaba. Un día común y corriente el hombre estaba cerca a las puertas del refugio cuando vio un movimiento inusual entre los matorrales de la frontera del bosque, aclaró sus ojos y aunque veía nitidamente tuvo que frotarlos, pues le resultaba increíble lo que estaba viendo.

– Es Sunyei, está volviendo al refugio, pero… un momento, que hay detrás de ella, algo se mueve, la sigue… es… es su bebé!!!! – pensó el hombre – No lo puedo creer! Sunyei viene a presentarme a su cría- Exclamó.

Sheldrick Wildlife Trust

Justo así era, Sunyei nunca se había olvidado del hombre que la salvó, era lo más cercano a su familia y ahora que se había convertido en madre quería mostrarle a su amigo Benjamín su bebé, una preciosa elefantita, tan pequeña como lo era ella la noche que perdió a sus padres.

El ciclo de la vida gira y gira, termina y vuelve a comenzar, ahora ella es mamá y si los desalmados cazadores no vuelven a aparecer, podrá cuidar de su bebé con el mismo amor que su madre cuidó de ella y por supuesto también su amigo Benjamín, a quien nunca olvidará.