Es un perrito berrinchudo y su estrategia para no ser bañado es dar lástima.
Pip es un perrito chihuahua que ha vivido casi 17 años. Junto con su familia ha vivido grandes aventuras desde que era un pequeño cachorrito y se ha atrevido a surfear y explorar deportes extremos que le traen enorme satisfacción, sin embargo, el peludito tiene un lado oscuro que no le avergüenza mostrar: los baños de espuma son sus peores enemigos.
Vuelve a ser un pequeño bebé consentido.
No hay actividad que Pip disfrute más que ser amado por sus seres queridos, en especial por su mamá Abbey Cyester, sin embargo, cuando se trata de quedar limpio y reluciente, el pequeño puede dejar atrás toda su madurez y hacer berrinches inmensos tratando de impedir el momento en el que el agua y el jabón toquen su cuerpo.
Pip SIEMPRE ha odiado los baños, y siempre ha sido muy vocal al respecto. Una rabieta cada vez que se baña. – Confesó Abbey a The Dodo.
Dicen que las fobias van desapareciendo a medida que crecemos y pasamos por situaciones que hacen que las superemos, pero Pip es la excepción a esa regla. Abbey recuerda con algo de risa el tormento que es para él la hora de volver a quedar limpio, además, nunca se ha preocupado por ocultarlo y expresa muy bien su inconformidad con fuertes ladridos temblorosos con los cuales le deja muy en claro a su mamá, su descontento.
Los rencores aparecen por un par de días.
Pip siempre ha tenido la posibilidad de expresar sus sentimientos y opiniones, su familia incluso sabe lo mucho que le gusta hablar cuando le preguntan algo y, es precisamente esta característica, la que ha sido un arma de doble filo cuando la hora del baño llega. Nunca se queda callado con lo que siente, de hecho, es tanta su aberración por ese momento, que la familia sabe que estará enojado con ellos por al menos dos o tres días.
Pip definitivamente guarda rencores muy visibles después de la hora del baño. Aunque él me amará incondicionalmente sin importar lo que haga, las miradas en su rostro son muy claras y la obvia cabeza girando descaradamente siempre por unos tres días después de los baños. – Comentó Abbey a The Dodo.
Mira a continuación el divertido video que muestra el odio de Pip hacia la hora del baño:
El peludito realmente sabe como imponer sus opiniones y gustos en la casa familiar. Esos tres días de tensión siguientes a los baños en el hogar, Abbey intenta compensar sus enojos mediante caricias y regalos que, finalmente, terminan siendo efectivos para que ceda y vuelva a ser el mismo perrito afectuoso de siempre.
Para evitar ser la mala de la ecuación, la mujer ha intentado llevarlo a un sitio especializado en baños donde descargue su molestia, sin embargo, debido al aislamiento por la pandemia, las tensiones han vuelto a casa y la mirada decepcionada de Pip cuando se encuentra mojado y enjabonado sigue siendo la constante. No lo culpamos, hay cosas que odiaremos toda la vida.
Fuentes: Abbey Cyester, The Dodo.