Gracias a los que hicieron el sueño de este perrito realidad.
Este precioso perrito fue rescatado de las calles por una fundación animalista, lamentablemente en circunstancias desconocidas, perdió dos de sus patitas, las de adelante. Su suerte habría sido terrible de no haber contado con el oportuno rescate y la salvación de su vida.
La fundación se encargó de sus gastos gracias a las donaciones que recibieron de las personas que conocieron el caso de este peludito.
Recuperación: de atrás hacia adelante. Un largo camino.
Primero el animalito recibió los cuidados de una clínica veterinaria y un cirujano le hizo varias operaciones para lograr que su salud estuviera estable, luego el refugio se encargó de sanar sus dolencias físicas y emocionales, cuidaron de su recuperación postquirúrgica, como también lo llenaron de amor, comidita, caricias y jueguitos para que volviera a ser el perrito feliz que alguna vez de seguro fue, antes de que las horribles calles le arrebataran su sonrisa.
Una vez, el perrito estuvo completamente recuperado y estable, la fundación remitió su caso a un centro medico de rehabilitación canina, en donde evaluaron su estado y determinaron que era candidato para recibir unas prótesis que le permitieran volver a caminar.
El proceso fue largo y costoso, pero gracias a los aportes de muchas personas, al fin lograron sacarlo adelante con éxito.
El mejor regalo de toda su vida.
De alguna manera el peludito sabía que en aquella caja que llegó a las puertas del refugio ese día, venía la oportunidad para él de volver a correr feliz, porque tan pronto los voluntarios comenzaron a abrir el paquete el no paró de mover su colita y manifestar infinita alegría.
Mientras le ponían sus nuevas prótesis, grabaron un enternecedor vídeo en el que capturaron las muestras de agradecimiento del hermoso perrito.
Mira el vídeo a continuación.
La alegría de un perro al que le habían cortado las patas y estrena prótesis. pic.twitter.com/mn2x7WRdlJ
— Roberto Bonafont (@RobertoBonafont) January 16, 2017
No podía contener la alegría que sentía y aunque se dejó poner las prótesis, su cuerpito no paraba de moverse de un lado a otro, esa era su impaciencia por probar sus nuevas patitas de plástico.
Antes de salir a correr por todos lados, iba de un voluntario a otro tocándolos con sus patitas o su cabecita, su forma de darles las gracias a todos.
Animalistas, ustedes se merecen el cielo.
No nos queda otra cosa que expresar nuestra felicidad porque este bello perrito haya podido recuperar la alegría de correr y por supuesto agradecer profundamente a todos los héroes animalistas que permitieron que este sueño se hiciera realidad. Mil gracias!
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