Ahora este perrito es parte del equipo de la plataforma y tiene el respeto de todos por su valentía y coraje.

Un perrito se encontraba nadando sin rumbo alguno cerca de la costa de Tailandia. El peludito estaba asustado, débil, temblando del frío y desorientado, no se sabe la razón por la cual el animalito se encontraba allí, pero de lo que si se está seguro es que él estaba luchando por su vida, era muy valiente e inteligente y eso hizo que inspirará a unas personas a rescatarlo, cuidarlo y bautizarlo como Boonrond lo que significa sobreviviente.

Un angelito suplicaba por ser rescatado y amado.

El 12 de abril de 2019 Boonrond se encontraba nadando en las frías aguas de Tailandia, desesperado por hallar un sitio seguro donde pudiese descansar. Estaba triste y realmente muy necesitado de ayuda, se veía agotado pero al mismo tiempo fuerte y seguro de no dejar de luchar por sobrevivir.

A juzgar por su aspecto el peludito había nadado por horas, incluso días, pero no fue en vano todo el esfuerzo que hizo, sus constantes remos y su inagotable esperanza de encontrar ayuda, lo llevaron a una plataforma petrolera que se encontraba trabajando a 220 km de la costa de Tailandia.

Allí los trabajadores de la empresa Bangkok, lo vieron merodeando la base donde ellos se encontraban, el perrito ya con poca fuerza les ladraba pidiendo que lo dejarán subir.

Mientras los trabajadores buscaban la forma de ayudarlo, el perrito se agarro de uno de los canales que sostenía la base, pero las olas y la fuerte corriente lo llevaron nuevamente lejos de la plataforma.

El perrito que no se rendía, volvió a nadar hacia al lugar y justo en ese momento lo vio Vitisak Payalaw, uno de los trabajadores, el cual sintió en ese momento que debía ayudar a aquel perrito costara lo que costara.

Sus ojos estaban tan tristes. Siguió mirando hacia arriba como si quisiera decir «por favor, ayúdame», – Expresó Vitisak. – En ese momento, quienquiera que viera eso, tendría que ayudar. – Complementó.

El rescate comenzó.

Vitisak estaba realmente angustiado y deseoso de poner a salvo a ese pequeño animalito, él creía la vida lo había puesto en su camino para ayudarlo.

Llevar a cabo el rescate no era nada fácil, el agua estaba realmente fría y la corriente era muy fuerte, si alguno de los hombres entraba al agua, iba a ser muy difícil controlar sus movimientos lo que haría casi imposible agarrar al perrito.

Así que entre todos tuvieron una idea, atarían varías cuerdas que tenían y harían un aro con ella de más o menos la medida del cuello del animalito, intentarían enganchar la cuerda al cuello y así lo halarían hasta la plataforma.

Su idea parecía bastante complicada y absurda, no solo tenían que tener muy buena puntería, sino también el perrito tenía que permanecer quieto y no asustarse.

Pero esa era la única esperanza que tenían para poder ayudarlo y aunque era algo difícil de creer, funcionó. El perrito pareció entender que ellos estaban ejecutando un plan para ponerlo a salvo, así que solo los miraba y se mantenía lo más quieto y cerca que podía de ellos, para que lo que sea que intentaran hacer, lo pudiesen lograr.

Aproximadamente a los 15 minutos y después de lanzar la cuerda muchas veces, el aro entro a la perfección en el cuello de Boonrond, ellos felices y satisfechos de su trabajo lo halaron con la cuerda hasta la plataforma.

Boonrond fue acogido por las personas de la plataforma con admiración, respeto y amor.

Una vez estuvo sobre la plataforma, al perrito lo bañaron con agua caliente, le dieron agua suficiente para que se hidratara y lo alimentaron con trozos de carne.

El perrito estaba muy agradecido, lo reflejaba en sus ojos, pero su cansancio y todo el agotamiento emocional que sufría eran evidentes y no le permitieron manifestar su agradecimiento de la forma como un perro suele hacerlo, es decir, saltando, corriendo sin parar y dando lenguetazos con amor. Todos los presentes estaban seguros de que ese era el deseo del perrito, pero preferían ver al animalito recuperarse y descansar.

Parecía extremadamente agotado y se quedó sin energía. No se movió mucho, – dijo Vitisak a CNN. – Estaba temblando y no podía pararse, tenía que sentarse todo el tiempo.

Todos los trabajadores de la plataforma estaban muy emocionados por haberle salvado la vida al peludito, también estaban todos muy concentrados en brindarle todo lo que el animalito necesitará para recuperarse y para que se sintiera a gusto con ellos.

Él más preocupado e interesado en el bienestar del perrito era Vitisak y como lo veía tan agotado y con necesidad de descansar, junto con sus compañeros le adecuaron un corralito donde estuviera seguro, tranquilo y cómodo.

Boonrond se dedicó los siguientes dos días a dormir, comer y beber agua. Los trabajadores se sentían a gusto de ver que el perrito estaba al fin recuperándose.

Después de que el animalito ya se encontraba mejor, ya habiendo recuperado peso y ya no estando deshidratado, comenzó a correr por toda la plataforma feliz de al fin estar a salvo.

No paraba de darle besos a todos los trabajadores del lugar y se la pasaba detrás de ellos demostrando lo agradecido que estaba, no le gustaba dejarlos solos, estaba siempre alerta cuidando el lugar y disfrutaba participar del trabajo también.

Todos en el lugar lo adoraban, Boonrond se había ganado el corazón de todos los trabajadores de la plataforma petrolera y ellos no paraban de demostrarselo, no sólo con cuidados constantes y cariños permanentes, sino también con manifestaciones de que allí él era parte de la familia, por ejemplo, le hicieron una fiesta de bienvenida.

En definitiva Boonrond hacía parte de la familia petrolera y él estaba feliz de serlo.

¿Pero realmente Boonrond podía quedarse a vivir allí?

Aunque todos en el lugar estaban muy encariñados con el animalito, sabían que ese no era el mejor lugar para él ya que allí corría muchos peligros por las maquinas que utilizaban y además existía el permanente riesgo de que volviese a caer al agua.

Otro aspecto importante que tenían que tener en cuenta los trabajadores era que ellos sólo permanecerían allí hasta finales de abril, después se irían a otro lugar, su trabajo no era fijo en ningún lado y sabían que el perrito no iba a ser bienvenido en todos los lugares.

Así que el equipo trabajador tomó una decisión, lo trasladarían a un refugio llamado Watchdog Thailand donde lo cuidarían y garantizarían su bienestar mientras el peludito encontraba un hogar que lo quisiera y cuidara para siempre.

La decisión que tomaron entristeció a todos, pero sabían que era lo mejor para el perrito, todos se despidieron de él con gran cariño, lo llenaron de besos y le prometieron que estarían pendientes de él hasta que encontrara el mejor de los hogares.

Boonrond una vez estando ya a cargo de la fundación, fue llevado al veterinario para un chequeo general, el médico lo encontró en perfecto estado de salud, los trabajadores de la petrolera lo habían cuidado muy bien.

Boonrond recibió una última sorpresa.

El perrito a finales de abril ya estaba acomodado en la fundación, estaba recibiendo todos los cuidados que requería y todos le demostraban gran cariño.

Pero en la plataforma había alguien que no podía dejar de pensar en Boonrond y ese era Vitisak Payalaw, él desde el primer momento que lo vio había sentido algo por el perrito, como si de cierta forma ese animalito hubiera estado destinado a estar en su vida.

Después de haberlo alejado de su lado, no se sentía bien. Sabía que fue una decisión que debió tomar en ese momento pero que no necesariamente debía ser la última.

Así que Vitisak tomó una nueva decisión, acabaría su contrato de trabajo a principios de abril e iría a buscar a su amigo al refugio, él le daría ese hogar que el perrito merecía, quería y necesitaba.

Y así fue, a principios de mayo estos dos amigos se encontraron nuevamente, ambos muy felices de volver a estar juntos pero esta vez para siempre.

Fuente: CNN.