Un año soportó verla amarrada a un árbol, logró quitársela a su captor y darle un hogar


Jamás seas indiferente a un animalito amarrado permanentemente.

La situación de abandono de esta linda perrita de cinco años de edad de color blanco y negro, sucedió en Virginia, Estados Unidos. Apenas estaba iniciando el año 2019, cuando Laura Seymour, vio lo que parecía ser una cachorrita atada a un árbol y fue en ese instante que la calidad de vida de su nueva amiga perruna empezó a cambiar.

El sol se asomó por detrás de una oscura nube.

Laura se acercó a su casa y vio cómo lo tierna perrita respondió alegremente a sus mimos, pero ya estando más cerca se percató de que no tenía agua, ni alimento y que además tenía un aspecto descuidado. En ese instante la mujer no pudo hacer nada por resolver la situación, pero le prometió ayudarla de alguna manera.

Preocupada por el bienestar de su amiga perruna a la que llamó Takia, Laura hizo un llamado a la oficina de control animal para poner en conocimiento la triste situación, sin embargo, las autoridades le respondieron que la perrita tenía dueño y que no habían acciones que pudieran realizar al respecto. Aquella respuesta la dejó preocupada y por eso desde día la mujer, empezó a pasar tres veces por semana o más, a dejarle agua y comida a la cachorrita.

Cada vez que Laura llegaba a la casa de Takia, ella la saludaba efusivamente y en medio de las visitas fue creciendo un sentimiento más grande que la amistad, por eso cada vez que Laura se despedida de la perrita, sentía un gran vacío en su corazón al imaginarse que la cachorrita, nuevamente tendría que quedarse sola y a la intemperie.

Durante meses las dos trataron de sobrellevar la situación, hasta que un día para la joven fue realmente difícil despedirse, pues sabía que las altas temperaturas estaban próximas a llegar y temía por su salud, por lo que decidió hacer algo más drástico.

En ese momento yo pensaba  ‘Oh, Dios mío, tengo que llevarme a esta perrita. Voy a tener que robarla, voy a tener que hacer algo por ella‘. Pensé: ‘No, iré a la cárcel por esta perrita‘ – Dijo Laura Seymour a The Dodo.

El inicio de una vida llena de atenciones y amor.

En compañía de su madre, Laura fue a visitar a Takia y al ver la pureza de su corazón por medio de sus ojos, decidieron nuevamente y como última opción, pedir ayuda a la oficina de control animal. En esa oportunidad la solicitud tuvo éxito, pues la organización logró que la familia entregara a la perrita, apelando por su bienestar.

Por primera vez Takia caminó sin sus pesadas cadenas, pero sí con un collar que indirectamente la hacían parte de lo iba a ser su nuevo destino, el cual era ser el nuevo miembro de cuatro patitas de una amorosa familia.

El proceso de adopción no tardó mucho, pues en la lista de posibles padres adoptivos, la joven cuidadora estaba de primeras. Los trámites se realizaron en pocos días y Takia pasó a pertenecer a la familia Seymour, un lugar en el que comprendieron y aceptaron su tránsito de comportamiento en el que pasó de no hacer ninguna actividad física a convertirse en una hija perruna totalmente activa y amorosa.

Ahora Takia vive una vida feliz y llena de atenciones por parte de su mamá humana, esa misma que luchó por salvarla de las garras del abandono y la inhumanidad que tristemente viven muchos peluditos alrededor del mundo.

Agradecemos la paciencia e insistencia de esta mujer por ayudar a esta perrita y enviamos un mensaje a las personas que tienen mascotas para que diariamente velen por su bienestar y si no les es posible, lleven a sus animalitos a un refugio en donde puedan ser cuidados y encontrarles una nueva familia.

Acá les compartimos un vídeo con la emotiva historia de esta peludita y su mamá humana:

Fuente: Laura SeymourThe Dodo