Elena Larrea les devolvió el pedacito de mundo que otros decidieron quitarles.
Este emotivo proyecto nació en Puebla, un estado de México, gracias a la activista y defensora de derechos Elena Larrea. Una mujer que ama a todos los animales, pero que siente una conexión especial con los caballos, seres que ella misma define como los más nobles del reino animal.
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Todos los animales merecen una protección privilegiada.
Consciente de que en su país e incluso en todo el mundo, no existen muchos refugios que ayuden a los caballos, hace tres años creó un santuario equino llamado Cucolandia, que ayuda especialmente a estos animalitos, que durante décadas han sido utilizados inhumanamente por la sociedad.
Me di cuenta que había muchos albergues de perros y gatos, mucha gente piensa que ama a los animales pero creen que solo se trata de perros y gatos, así que busqué un lugar donde los caballos pudieran jubilarse pero en México no existían por eso empecé a trabajar con los carretoneros, que son los que jalan la basura, pero no sabía a dónde iban a ir entonces decidí hacer ese lugar – Contó Elena Larrea al Diario Milenio.
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Apoyada por las entidades de protección animal, las autoridades, el gobierno y la comunidad, Elena empezó a recoger los caballitos que eran decomisados después de haber pasado toda una vida en malas condiciones como por ejemplo: carreras clandestinas, utilizados como medio de transporte, carruajes y recolección de basura, en varias regiones mexicanas.
Tristemente todos los que recibe en Cuacolandia decomisados o por voluntad propia, pero nunca comprados, han llevado sobre su espalda el peso de la ignorancia y la esclavitud, por suerte ella creó un paraíso terrenal para que disfrutaran de su merecida jubilación.
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Una nueva vida para patitas cansadas y llenas de recuerdos.
Cuando los nuevos integrantes de la familia Cuacolandia llegan a sus instalaciones, son examinados detalladamente por la veterinaria amiga, quien los medica de acuerdo a sus necesidades. Los más afectados son los caballos de carreras, a quienes les dan sustancias alucinógenas para aumentar sus habilidades, otros tantos llegan con desnutrición o maltratados.
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Después de su recuperación, los equinos conocen sus parientes lejanos y se dedican simplemente a pastar, jugar o participar de divertidas actividades y terapias que la mujer les organiza para que se sientan felices y relajados. Una de ellas son los masajes deportivos con pintura vegetal, una técnica de masajes con las manos, que ayudan a los caballos a liberar la tensión o molestias sobre su adolorida espalda.
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Un trabajo difícil pero que vale cada esfuerzo.
Actualmente Cuacolandia cuenta con 88 caballos viviendo en sus terrenos, en donde uno al que llaman ¨El abuelo¨ es el mayor de la manada con 29 años, los otros son menores a los 18. A pesar de que sostener por sus propios medios el santuario es tarea difícil, Elena, se vale de donaciones y trabajo propio para darle a estos animalitos lo necesario e, incluso, muchas cosas más y descarta por completo la venta o adopción, ya que solo quiere brindarles un resto de vida feliz y tranquilo.
No los utilizamos para nada, simplemente llegan a un lugar para tener una vida digna después de haber servido al humano bajo condiciones deplorables toda su vida, simplemente darles un momento de paz, un respiro – Aseguró Elena Larrea, al medio de comunicación.
En el refugio podrían albergar alrededor de 300 caballos, sin embargo, necesitarían de mucho apoyo económico y aunque a futuro la mujer quiere ocupar el espacio en su totalidad, espera trabajar fuerte para poder brindarles lo mejor de sí misma. Las puertas del santuario siempre están abiertas para quienes visitar los equinos y tener una tarde llena de caricias y tranquilidad.
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Por otra parte, Elena también lucha por acabar con las corridas de toros, la caza furtiva, el uso de animales en circos, entre otras cosas más. Para quienes deseen contribuir con su noble causa, estos son los datos de Cuacolandia.
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Definitivamente esta mujer es una héroe animalista, que merece cientos de aplausos y agradecimientos. ¡Muchas Gracias!
Fuente: Cuacolandia.