Bastó que el veterinario lo mirara de cerca para entender que su problema era que no oía.
Pensar que un animalito es tonto porque no hace lo que uno quiere, sobre todo los inútiles trucos de dame la patica, siéntate, hazte el muerto, etc., evidencia lo limitados que somos los seres humanos. Los animales desarrollan lenguajes muy diferentes al nuestro y eso para nada los convierte en tontos. Es más ellos son mucho más sensitivos que nosotros y por ende desarrollan otro tipo de inteligencia.
Además, aprender a comunicarnos con nuestra mascota hace parte de la experiencia de amarlos y crear vínculos con ellos. Mejor dicho, aprender a comunicarnos con ellos es nuestro deber.
Si tan solo las cinco personas que adoptaron en diferentes momentos a este dulce cachorro, hubieran entendido este concepto, Ivor tal vez no hubiera tenido que pasar casi toda su infancia de refugio en refugio, desilusionandose cada vez que pensaba que había encontrado una familia que lo cuidaría para toda la vida y pasados unos días simplemente lo llevaban a un nuevo refugio.
Resulta que las personas que en cinco oportunidades intentaron llevarlo a casa con ellos lo devolvieron a los pocos días argumentando que era un perro que no entendía nada y que ladraba demasiado.
La situación se repitió una y otra vez hasta que un médico veterinario que trabaja en un centro de rescate y refugio RSPCA, revisó con cuidado su caso y comprobó lo que se temió desde un inicio.
El perrito ni era tonto, ni desobediente ni nada de lo que lo acusaron, simplemente era sordo. No oía absolutamente nada y muy probablemente había sido así desde su nacimiento.
Contrario a lo que cruelmente pensaron esas personas de él, Ivor resultó ser un perrito muy inteligente que aprendió con enorme rapidez el lenguaje de señas y así dejó de ladra y logró establecer una fluida comunicación con las personas.
Justo en el momento en que finalizaba su entrenamiento una chica llamada Ellie Bromilow, llegó al refugio en busca de un perrito para adoptar y se enamoró al instante de Ivor. Él también respondió muy bien a su presencia y ahora forman una familia entrañable.
Ella cuenta que Ivor es muy juguetón,a moroso y que no es nada difícil comunicarse con él, de hecho ella se esfuerza por hablarle con señas todo el tiempo para que él no se sienta aislado jamás. También mensionó que ama subirse a la cama y dormir abrigadito entre las cobijas.
Tal ves la suerte no quiso que este lindo perrito acabara en manos de personas que no llegarían a entenderlo y valorarlo y por ello lo hizo esperar hasta que la indicada llegó.
Esto nos enseña a no juzgar jamás aun animalito, todos tienen su historia y es nuestro deber comprenderlos y ayudarlos.
Si quieres hacer una donación al refugio que rescató y cuidó de Ivor, puedes hacerlo aquí: RSPCA
Fuente: Facebook.