Esta gatita de forma inocente rinde tributo a la ausencia de su amiga.
Esta es la hermosa historia de dos almas que comparten un vínculo tan fuerte y entrañable que trasciende hasta sus propias existencias y marca un nuevo y contundente precedente de cuán poco importa para los animales, seres preciosos, pertenecer a una especie distinta cuando la amistad está de por medio entre si.
Estas dos peluditas nos muestran el verdadero significado de la palabra “amistad”.
Gracie, de 12 años de edad, es el nombre de la perrita de nuestra historia de hoy, su madre humana, Shea Belew Brennaman, una maestra de cuarto año de Decatur – Alabama, la describe como un ser adorable, noble, tierna, agradecida y feliz de vivir la vida; amaba estar al aire libre y lejos de cuidar la casa, lo que cualquiera esperaría para un perro de su raza, se dedicaba a hacer nuevos amigos cada vez que podía, desde ardillas y conejos hasta halcones y gatitas.
Gracie era una esquimal estadounidense y permanecía casi todo el tiempo afuera, le dijo Shea a TheDodo. Ella amaba la naturaleza… amaba a todos los demás animales y ellos la amaban a ella. Tenía una personalidad dulce, era amiga de todos y era muy maternal, especialmente con nuestra otra perrita, una Yorkie”.
Pero entre todos sus grandes amigos había alguien que estimaba más que al resto: una vecina gatita. Ella había llegado hacía dos años y medio al jardín de Gracie; como era usual, la perrita la recibió con mucha emoción, pero la gatita fue en un principio recelosa y se mostraba a la defensiva, sin embargo, al cabo de algunos minutos, ambos animalitos se acercaron y no quisieron separarse nunca más.
Gracie la aceptó en nuestro patio de inmediato y las dos se hicieron amigas rápidamente, – afirmó Shea.
Así empezó una amistad que duraría años.
Shea, se empezó a preguntar de dónde salía esa linda gatita amiga de su perrita y cómo se llamaba, pero nunca lo pudo establecer porque la gatita llegaba por el jardín y nunca se dejó agarrar para leer su plaquita de identificación. La llamaron cariñosamente Baby Grey.
Creo que vive a dos callejones de nosotros y no sé su nombre. Mi familia y yo simplemente la llamamos Baby Grey. – Le contó Shea a The Dodo.
La golosina favorita de Gracie eran los tomates, por ello su familia solía dejarle varios en el jardín para que se refrescara y se los comiera durante el día. Si bien era una perrita muy amistosa, era egoísta con su comida, no le gustaba que nadie le quitara sus preciados tomates, no obstante, era tal el amor que sentía por su amiguita gata que con ella sí los compartía.
Dejábamos los tomates de Gracie en nuestro porche, ya que eran su regalo favorito y ella los compartía con la gata. Cuando Baby Grey comenzó a venir con frecuencia, las dos compartieron los tomates y tomaron el sol juntas, – dijo. Tomar el sol era absolutamente, su actividad favorita.
Pero tras dos años de hermosa amistad, de jugar juntas a correr por el jardín, de sus largas siestas bajo el sol y de comer tomates una al lado de la otra, la vida dio un triste giro.
Gracie enfermó y en menos de quince días la perrita que antaño estaba llena de energía y feliz, falleció.
Gracie pasó la mayor parte de sus días restantes en el frío porche, dijo Shea. Creía que parte de eso le daba alivio pero en realidad, se estaba despidiendo de su territorio y de todos sus amigos del jardín.
Por supuesto Baby Grey, estuvo allí, acompañándola hasta el final.
Baby Grey vino a verla varias veces en sus últimos días y aunque no comían tomates, las dos simplemente estaban allí para estar juntas, – agregó. Tenían ese tipo de conexión donde nada necesitaba ser dicho o hecho. Ellas sólo querían estar la una al lado de la otra.
Y así la pequeña gatita perdió a su amiga, ahora Gracie, la cuidaría desde el cielo, pero al parecer a ella le costaba acepar, tal vez comprender, que la perrita ya no estaba en este mundo y por más que ella la buscara, nunca más iban a salir juntas a tomar el sol y a correr una detrás de la otra.
Desde la muerte de Gracie, varias veces a la semana, Baby Grey viene a nuestro porche, – dijo Shea. Primero llega a la puerta y busca a Gracie. No sé cuánto tiempo espera, a veces lo hace por 20 minutos y luego se va al porche donde se sienta un rato antes de que finalmente se recueste y tome el sol.
Desde que Gracie falleció ha pasado ya un año y nadie tiene certeza de por cuánto tiempo Baby Grey seguirá yendo a visitar el lugar donde alguna vez solían encontrarse ambos animalitos para jugar; y si bien resulta triste ver a la gatita esperando que un día vuelva a salir su amiguita, no se puede saber si el vínculo de alguna mística manera, las mantiene aún unidas, por lo que espantarla del jardín podría ser una grave equivocación.
Me rompe el corazón ver a Baby Grey todavía buscando a Gracie, pero al mismo tiempo me da mucha esperanza de que estos dos animales tuvieran un vínculo tan fuerte. – Finalizó Shea Belew Brennaman.
Esperamos que Gracie esté en un lugar donde haya pastico verde y sol todos los días para que la pequeña continúe jugando con todos los animalitos como lo hizo en vida y sobre todo, que esté esperando a que un día Baby Grey cruce el umbral para volverse a reunir, está vez para siempre.