Sólo tiene 7 años y ha salvado más de 1500 perros que serían sacrificados


No sólo ama a los animales, trabaja incansablemente todos los días por ellos.

Lamentablemente algunos refugios optan por sacrificar animales, pues la sobrepoblación excede su capacidad en para resguardarlos, alimentarlos y atenderlos ya que muchos de los perros y gatos que llegan a las puertas de estos lugares nunca logran encontrar una familia que los adopte y con el tiempo se convierten en una carga para el refugio.

Paulatinamente, muchos de estos lugares han ido cambiando sus políticas y son cada vez más los que se declaran libre de sacrificios.

Un chico y su madre recorren los refugios salvando perritos.

Ante la dolorosa situación de los refugios, Roman McConn y su madre Jennifer, llevan casi cuatro años dedicados a recorrer los que aún sacrifican animales con el único propósito de salvar a aquellos a los que parece que el tiempo y las oportunidades se les han acabo.

Por supuesto, para ellos, todos los animales de los refugios son dignos de ser llevados consigo, pues todos, sin ninguna excepción, son seres que sólo anhelan un hogar donde sentirse amados y protegidos, pero aquellos que están a las puertas de ser descartados para siempre, necesitan una última y urgida oportunidad, por eso se centran en rescatar a estos últimos, dejando, no sin pena, atrás a los demás, con la esperanza de que una buena familia pronto venga por ellos.

El comienzo.

Antes del 2015 la familia McConn se preocupa por las cosas comunes que se preocupa una familia promedio de Texas – Estado Unidos, pero todo cambió luego de que visitaran un refugio para animales de la ciudad con la idea de adoptar un amigo para Roman, quien llevaba tiempo suplicando que le permitieran tener un perrito.

A Jennifer le sorprendió que su hijo no quiso decidirse por ninguna de las opciones que le mostraba el personal del lugar, centrado en ofrecerle al niño los perritos más bonitos y de carácter más dócil. Luego de haber visto los «aptos» el niño preguntó cuál era el perrito que más necesitaba una familia y la respuesta fue: «bueno, sería alguno de los que van a ser sacrificados» a lo que el niño sin dudar respondió: «Sí, uno de ellos es el que quiero». Posteriormente lo llevaron a verlos y allí se decidió por una preciosa perrita que estaba muy asustada, seguramente intuyendo que en menos de unas horas su vida llegaría a su fin.

En julio de 2015 adoptamos a Luna de un refugio de alto sacrificio en Texas. ¡Me conmovió! y me involucré mucho con el voluntariado en el refugio local. – Recordó Jennifer McConn.

Lo que vieron esa tarde en el refugio, cambió para siempre la vida de Jennifer y Roman, pues a partir de ese momento madre e hijo se fijaron como misión salvar a todos los que fuera posible, pues consideraron inaudito que sus vidas fueran descartadas.

Durante más de un año ambos rescataron perritos de los refugios y les buscaron hogar, mientras encontraban a las familias adecuadas para adoptar a alguno de ellos, su casa se convirtió en hogar temporal y llegaron a tener decenas de animalitos esperando ser adoptados. Sus vidas eran una locura y su tiempo lo dividían entre la escuela de Roman y las ocupaciones de Jennifer, el resto del tiempo no paraban de ayudar a todos los perritos que podían. Aunque era mucho trabajo, eran felices haciéndolo.

Las cosas cambiaron cuando al padre del chico lo trasladaron por su trabajo en La Marina a Washington ya que se vieron ante la encrucijada de abandonar su actividad animalista debido a lo que implicaba una mudanza y la adaptación a una nueva ciudad, una que desconocían por completo. Sin embargo, estaba el problema de que en ese momento tenían 31 perros bajo su cuidado a los cuales no alcanzarían a ubicar en hogares definitivos.

Fue entonces cuando se les ocurrió llevárselos consigo, era una locura pero parecía la única solución.

Nace Project Freedom Ride, una hermosa iniciativa para salvar perros en todo el país.

Al llegar a la capital del país, se dieron cuenta que allí las condiciones eran muy diferentes a las que los animales enfrentaban en Texas pues sorprendentemente en este lugar las personas eran más consientes sobre la tenencia responsable y los refugios tenían algo más de presupuesto para ayudar a los callejeritos. Esta situación los entusiasmó, pero al mismo tiempo evidenció que su trabajo era más requerido en su antigua ciudad que en la actual.

La solución que hallaron fue trasladar a todos los perritos que les fuera posible de una ciudad a otra y así nació Project Freedom Ride, una organización que rescata animales que van a ser sacrificados en refugios que no pueden salvarlos a todos, para luego transportarlos a ciudades donde las condiciones son mejores y más óptimas para que los peluditos encuentren hogar.

Se convirtieron en algo así como una central logística que transporta perritos por todo el país, de un lugar donde están condenados a uno donde una cálida familia los espera con los brazos abiertos.

Jennifer calcula que han salvado a más de 1.500 perritos en todo el país y los premios y reconocimientos no han parado de llegar por su hermosa y altruista labor. Su hijo recibió recientemente el premio a «Kid of the year» (niño del año), otorgado por la American Society for the Prevention of Cruelty to Animals (ASPCA).

Roman sueña con algún día construir un tren subterráneo para transportar a los perritos de un Estado a otro ya que el transporte es lo más costoso del proceso. Así podría salvar a todos los perritos a los que sus heroicos brazos no han podido alcanzar.

Gracias a Jennifer y Roman por su labor, son una fuente de inspiración para todos los que soñamos con un mundo mejor para todos los peluditos.

Fuente: Project Freedom Ride.