Fieles en las buenas pero sobretodo en las malas. 🐶
Un escenario triste existió alguna vez en Limeira São Paulo, los protagonistas fueron un perrito y un hombre, ambos sin hogar, ambos sin nadie a quién abrazar, nadie que los quisiera, nadie quién les dijera que todo iba a estar bien. No tenían comida, no tenían refugio, no tenían amor. Sólo soledad, tristeza, hambre y frío, frío en sus cuerpos y en su corazón por tanta indiferencia y tristeza.
La vida los junto para que pudieran enfrentar las situaciones adversas que la calle les daba, pues lo único que tenían era el uno al otro y de ahora en adelante tenían que aferrarse a esa idea para poder sobrevivir.
Pasaron meses viviendo todo tipo de situaciones, la mayoría desesperantes y tristes, pero otras donde podían sentirse felices y con un propósito para celebrar, pues habían conseguido comida, una cobija o un refugio por al menos una noche. Habían pasado muchos momentos juntos, ahí si como dice el dicho, estuvieron en las buenas y en las malas, lo que generó una promesa entre ellos, el nunca separarse, no importaba el motivo que intentara separarlos, iban a permanecer juntos.
Sin embargo, la vida es impredecible y muchas veces nos tiene cosas preparadas que nunca creemos que puedan suceder o que nunca hubiéramos deseado, no obstante y sin importar lo que nosotros queramos, suceden.
La larga espera comenzó.
Sandro, el primer protagonista de esta historia, una noche se enfermó gravemente de los pulmones debido al constante frío que soportaba, tanto que parecía estar inconsciente, su perrito estaba desesperado por entender que le pasaba y por hallar la forma de ayudarlo, por lo que comenzó a ladrarle a cada persona y a cada carro que pasaba, el buscaba avisarles a las personas que su papá estaba muy grave y que necesitaba de ayuda y atención. Después de varios minutos, las personas entendieron lo que estaba pasando, por lo que llamaron a un centro médico público de la ciudad para que atendieran al hombre.
La ambulancia llegó a los pocos minutos y subieron al hombre al vehículo, los paramédicos estaban sorprendidos de la angustia y el desespero del perrito llamado Marrom, por lo que no lo ahuyentaron, sino todo lo contrario, lo invitaron a subir a la ambulancia para que todos pudieran dirigirse al hospital y así poder salvarle la vida a Sandro.
Una vez en el hospital de Badalona, los enfermeros y paramédicos no tuvieron más opción que dejar al perrito fuera del hospital, pues esas eran las políticas y no se podían incumplir. Aunque el perrito al principio hizo muchos esfuerzos por seguir acompañando a su papá, a los minutos no tuvo más remedio que aceptar que no podía continuar, así que decidió quedarse afuera a esperar pacientemente a que logrará volver a ver a su humano.
Empezaron a pasar las horas y el perrito ni se movía de la puerta por donde había ingresado su papá, las personas a veces se acercaban a darle algo de comer o a acariciarlo pero el no respondía a esos afectos, sólo miraba ansioso hacia la puerta. Su fidelidad y amor cada vez se volvían más fuertes y persistentes, no importaba el hambre, no importaba el frío, sólo importaba volver a encontrarse con Sandro y demostrarle cuanto lo extrañaba.
El paramédico Javier Xavier de Oliveira, el hombre que había dejado subir a la ambulancia al perrito, salió al poco rato a consolarlo y a contarle que su papá estaba muy enfermo, pues tenía neumonía pero que en unos pocos días se recuperaría y podría salir nuevamente. El perrito al reconocer al hombre salto de alegría pensando que aquel señor le devolvería a su papá, sin embargo, no fue así, de igual forma, el peludito en repuesta a los esfuerzos de Javier, Marron se dejó consentir un poco y a él si le recibió comida.
Javier estaba tan conmovido por la entrega y el amor del perrito, que le puso una manta, comida y agua suficiente, también hizo un letrero pidiéndole a las personas que no lo molestarán ni lo ahuyentaran.
Por favor, no molesten a este animal porque pertenece a un paciente. – Decía el letrero.
Una separación oportuna y necesaria.
Después de esperar 32 horas seguidas sin despegarse de la puerta del hospital, unos voluntarios del grupo local de rescate de animales, llamado ALPA Limeira, se acercaron a Marron para verificar el estado en el que se encontraba y ver si era necesario atender alguna falencia de salud que estuviera presentando, sobretodo por las horas tan duras que había pasado.
Ellos sabían que Marron estaba a la espera de Sandro, su intención no era alejarlo de él sino ayudarlo.
Los rescatistas se dieron cuenta que él estaba con garrapatas y muchas pulgas, además de muy sucio, por lo que decidieron que lo mejor era llevarlo a sus instalaciones para ser bañado y atendido. Ellos pensaban que seguramente él nunca había ido al veterinario, por lo que también querían que se le tomará exámenes de sangre y se lo pusiera al día en su salud.
La intención de la asociación de rescate era también cuidarlo y proporcionarle un sitio seguro y caliente mientras Sandro era dado de alta y la familia podía volver a encontrarse.
Marron al principio se opuso a que se lo llevarán de allí, pero luego empezó a comprender que las intenciones de las personas que se lo estaban llevando eran buenas, por lo que terminó cediendo, eso si, muy pendiente de ver quien entraba y salía por la puerta de la habitación donde se encontraba.
A los pocos días Marron estaba recuperado y muy limpio, los rescatistas hicieron su mayor esfuerzo para ponerlo bonito para cuando se reencontrará con Sandro.
Mientras ponían al día a Marron, los miembros de la organización buscan información y hacían tramites para encontrar un sitio seguro y digno que recibiera a Sandro y Marron, para que estos no tuvieran que seguir viviendo en la calle.
También estamos en contacto con los órganos competentes de nuestra ciudad para comprobar la posibilidad de amparo para el habitante callejero y su perrito. Nuestra gratitud y amor a todos los involucrados en este caso tan especial. – Escribió ALPA en su página de Facebook.
El interés de bienestar por parte de la organización era tan grande, que incluso llevaron un par de veces a Marron a visitar a su papá.
Y lo dejaban permanecer unos minutos a su lado.
Fue tantos los consentimientos que recibió Marrom, que incluso le obsequiaron un collar que lo identificará, también le instalaron el microchip, lo vacunaron, desparasitaron y esterilizaron. ¡Sandro se iba a poner feliz cuando lo viera!
Un reencuentro y algo más grande.
Después de nueve días de separación y siete días de haber vivido en el refugio para animales, Marron fue llevado al hospital para darle la bienvenida a Sandro, ya le habían dado de alta y ambos estaban ansiosos por volverse a ver y llenarse de caricias, lamidas y abrazos.
En el siguiente vídeo puedes observar el emotivo momento.
Después de saludarse y decirse cuanto se habían extrañado, se dirigieron a un refugio para habitantes de la calle, allí pasaron varios días reunidos disfrutando la compañía del otro, estaban agradecidos de estar nuevamente juntos y de que las cosas no hayan pasado a mayores, además, ambos estaban en mejores condiciones de salud.
En definitiva, reconocían que lo que había pasado tenía un motivo, habían mejorado su salud y sus condiciones de vida, ahora vivían en un mejor sitio que la calle, uno más digno y limpio. Todo en sus vidas había mejorado, sin embargo, no pensaron que la vida aún les tenía preparada una sorpresa.
Debido a la conmovedora historia, muchos medios de reportaje quisieron contarla, la televisión hizo noticias, los periódicos escribieron de ella, todos en Brasil estaban hablando de Marron y Sandro. Su fama llegó a todos los rincones del país, incluso a la familia del hombre que se encontraba en otra ciudad del estado de São Paulo.
Después de más de diez años de no haber visto a Sandro, la familia lo reconoció y se puso inmediatamente en comunicación con la ONG que había acogido a Marron y con el hospital que había atendido a Sandro.
Luego de unas horas de lo que se creía el final de esta historia, se creo una nueva, una con el principio de un reencuentro y una familia reunida, lo que aparentemente había concluido con felicidad y amor, se amplió y duplicó para crear la semilla de un nuevo comienzo.
A las pocas horas la familia estaba reunida y lista para comenzar una nueva vida, una con más esperanza, amor y tranquilidad.
Estamos felices, emocionados y agradecidos a todos los que se unieron en actitudes que culminaron en ese momento tan especial. – Concluyó ALPA en su página de Facebook.
Fuente: ALPALimeira.