Una de las industrias más contaminantes ahora también es culpable de quemar el Amazonas.
En un contexto desconcertante y aterrador ante lo que ha venido sucediendo en el Amazonas las últimas semanas, las voces en redes sociales claman por una explicación y los más audaces incluso piden soluciones, pero cuando los especialistas comienzan a pronunciarse, las respuestas incomodas, esas que a veces no queremos escuchar, empiezan a salir a la luz.
Es entonces cuando a todos nosotros nos llega el momento de implicarnos a fondo y el primer paso para hacerlo es comprendiendo qué dio origen a la crisis ambiental del Amazonas.
Las llamas que devoran el pulmón de la Tierra bailaron primero en manos humanas.
Los múltiples incendios que han consumido hasta el momento más de 500.000 hectáreas de la selva del Amazonas no fueron originados por causas naturales o ajenas a la incidencia humana, por el contrario, según afirman expertos que han estado en la zona afectada, fueron las ya tradicionales quemas del bosque para beneficio de la cría de vacunos y cultivos agrícolas de alta demanda, las verdaderas culpables.
Pero si la industria de la carne ha existido desde siempre, ¿por qué este año afectó más al Amazonas?
En primera instancia es necesario comprender que toda actividad en contra del medio ambiente, acumula y potencia año tras año el daño que sufre, sin embargo, una vez más, es la intervención humana la que agrava los problemas ya existentes.
En esta ocasión fueron las ambiciones del gobierno brasilero por convertir la nación en el principal exportador de carne a Europa, las que llevaron al mismo presidente a motivar a los ganaderos a expandir la quema del bosque, una que finalmente se les salió de las manos y terminó con los nefastos acontecimientos que ponen hoy en peligro al ecosistema terrestre número uno en producción de oxigeno, elemento vital para la existencia de más del 65% de la vida en la Tierra.
Jair Bolsonaro, el líder político del país suramericano instó a ganaderos y madereros de su nación a quemar territorios del Amazonas para “limpiarlos” y así poder utilizarlos en cultivos de alta demanda comercial y cría de vacunos, quemas que según investigadores y grupos ambientalistas, son las culpables del aumento de los incendios que hoy consumen la selva amazónica. – Explicó el medio de comunicación CoolCloud en su sitio web.
Es hora de entender a fondo el impacto ambiental de la industria de la carne.
Fue en las últimas décadas del siglo pasado cuando los ambientalistas y científicos comenzaron a señalar a las vaquitas como la principal fuente de contaminación del mundo, en ese entonces a todos nos sorprendió escuchar que un animal tan pacífico, amable y tranquilo fuera acusado de tan grave daño, pero poco a poco fuimos comprendiendo que nos son los vacunos los culpables, claro que no, es la industria que los explota la que está, literalmente, acabando con el mundo.
Pero, ¿cómo?
La respuesta está en los números. Es debido a la gigantesca, descomunal cantidad de animales que deben ser criados para abastecer las demandas del mercado, que las vaquita a través de su respiración llenan la atmósfera de CO2 y así se convierten en la principal fuente de contaminación del planeta.
Como si esto fuera poco, la industria de la carne requiere además muchísimo espacio para criar a los animales que van a servir para producir la proteína, por lo que los ganaderos queman bosques enteros con tal de conseguir terreno suficiente para que los vacunos puedan crecer y alimentarse, lo que nos lleva a otro punto interesante.
La mayor fuente de proteína para estos animales productores se encuentra en la soja, por lo que los ganaderos además de quemar el bosque para tener a los animales, queman aún más hectáreas para cultivar este alimento , lo que finalmente contribuye a una constante destrucción y alteración del ecosistema.
La industria cárnica ha ido creciendo en Brasil, lo curioso es que según los datos del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (IPAM) muestra que los diez principales municipios de de dicha zona que tuvieron la mayor cantidad de incendios, fueron los mismos que obtuvieron los primeros puestos en deforestación de este año.
El problema está de por si en que las productoras de carne quemen y talen terrenos naturales para poder llevar a cabo la producción, no obstante, el problema más grave es que las llamas se descontrolan y se extienden a zonas protegidas, donde aún los árboles no han sido talados, donde existe la vida de otras especies y donde se supone la ganadería no debería ir, un ejemplo de esto es lo que actualmente está ocurriendo en el Amazonas.
Aunque la deforestación, ya sea legal o ilegal, impulsa los efectos que hoy están consumiendo al Amazonas, hay que reconocer que la agricultura animal es la principal causa, así lo aseguró el Banco Mundial, el cual informó que la ganadería ocupa el 80% de todo el terreno alterado o convertido en la selva amazónica.
A continuación presentamos unas fotos satelitales que muestran la deforestación aprovechada para la ganadería en Rondonia al Oeste de Brasil, la imagen de la izquierda fue tomada en el 2002, la de la derecha en el 2012.
Todo esto se hace para corresponder a la creciente demanda de carne que existe a nivel mundial, la cual es causada por el crecimiento de la población y el gusto tan inmenso que existe por la carne; los vacunos y los cultivos de soja están en un circulo vicioso donde ambas dependen una de la otra, pero donde las dos ayudan a destruir y contaminar el ecosistema, el problema es que por su cuenta no se van a detener, los únicos que podemos hacerlo somos nosotros, los humanos.
No es coherente que el gobierno brasileño quiera promover la conservación, cuando al mismo tiempo incita a que los ganaderos expandan sus territorios, de igual modo, con o sin la participación del gobierno, la deforestación en el Amazonas es en un 80% ilegal.
El Amazonas se ha convertido en una de las regiones ganaderas más grandes del mundo y no ha terminado de crecer, pues el año pasado Brasil exportó 1,6 millones de toneladas de carne de res, la más grande exportación registrada en la historia de la carne, convirtiéndose en el mayor exportador mundial de carne de res y aves de corral.
Para finales de 2019, se prevé que se exportará 1.8 millones de toneladas.
¿Cómo podemos contribuir a frenar esta situación?
Por una sola persona que no coma carne de res durante un año, se salvarían aproximadamente 3,432 árboles, por lo que es urgente preguntarnos: ¿Nos animamos a dejar la carne, para no sólo ayudar al planeta y a los ecosistemas, sino también para reducir la contaminación y salvar la vida de millones de animales?
Creo que está ya no es una decisión que debamos tomar por voluntad, es una decisión que debemos tomar por obligación, sino detenemos la producción de carne, no esperemos ni pidamos que los incendios se detengan o que dejen de presentarse en el futuro.
Fuente: Vince.