Se ha convertido en el consuelo que necesitan para no desfallecer.
La ansiedad y la incertidumbre son emociones muy comunes en estos días de confinamiento y enfermedad. A pesar de esto, el personal médico nunca descansa y mucho menos por estos días en los que todo parece estar fuera de control, a ellos les debemos su sacrificio y su gestión en medio de la crisis, sin embargo, ellos también necesitan ayuda emocional, el golpe es fuerte y solo unas lindas patitas pueden detenerlo.
Pelitos en la ropa, alegría y tranquilidad en el corazón.
Wynn es una labradora retriever amarillo que con solo verla nos dan ganas de agarrarla a besitos. La vida siempre quiso que ella fuera diferente y la mandó pequeñita. Sus patitas son cortas pero su corazón es inmenso y su alegría por la vida la ha llevado a un trabajo que requiere de un inmenso compromiso y un espíritu inquebrantable: ser apoyo emocional para el personas de urgencias y primeros auxilios del Rose Medical Center en Denver, Colorado.
Esta noble y tierna peludita llegó al hospital siendo parte de la vida de la Doctora Susan Ryan, que ha sido su criadora y lo será hasta que cumpla con el entrenamiento que requiere para ser perrito acompañante de personas con discapacidad. Desde que era una cachorrita tuvo entrada a las instalaciones del inmenso hospital que hoy, está copado de personas que piden ser atendidas gracias a la pandemia y lo fuerte que ha pegado en el país americano.
Una nariz que cura cualquier tristeza.
En medio de todo el alboroto Wynn siempre ha tenido su lugar seguro en el hospital, una caja en la oficina de una de las trabajadoras sociales que se ha encargado de ambientarla para ser un espacio libre de estrés y tristeza, parecido a un cuarto de silencio. Esta peludita chiquita llegó al hospital siendo una bebé y hoy, casi un año después, está preparada para un momento en el que es más necesaria que nunca.
A pesar de los estrictos protocolos de limpieza del hospital, que se han hecho más duros con la pandemia, Wynn sabe muy bien cuál es su labor y estos son los días en los que más solicitada es: unos besitos de parte de una nariz húmeda que los reconforta mientras ellos, tendidos en el suelo, descansan cinco minutos de la labor titánica en medio de avisos como “todo pasará” y la aromaterapia que la trabajadora social ha instalado para hacer el espacio un poco más ameno.
Todo continúa.
Cuando salen, sus rostros son completamente diferentes. Wynn parece saber cuando la gente está estresada y se acerca y se sube a sus regazos. Me gusta pensar que ella está en sintonía. –Dijo Susan Ryan a Today.
Cuando se sienten más aliviados se paran, exhalan, toman un nuevo impulso y salen, por supuesto, a lavarse las manos y a cumplir estrictos pasos de limpieza para seguir trabajando en turnos extensos. Sin embargo, a pesar de que es Wynn la que los alivia por unos minutos, en su pequeño corazón es ella quien siente agradecimiento por poder cumplir con su trabajo y lo manifiesta moviendo su colita y luciendo su chaleco y su correa, símbolos indiscutibles de que va a ir a trabajar una vez más.
Ella es una pequeñita heroína de esas que necesitamos en estos tiempos difíciles y oscuros, bravo Wynn.
Fuente: Susan Ryan, Today.