Los carteros y los perros no se llevan bien, pero eso no evitó que el rescate llegara con uniforme de UPS.
No es difícil que cada día que salimos a las calles nos encontremos con historias que nos rompen el corazón y nos muestran el sufrimiento que viven los perritos que tienen que sobrevivir a las duras condiciones de vivir sin un hogar, sin embargo, muchas veces no se necesita que un animalito sea callejero para que pase por circunstancias horribles, de hecho, muchos de ellos sufren cuando parecen tenerlo todo debajo de un techo.
Es eso precisamente lo que pasaba este Gran Danés, un peludito enorme y noble que, aunque vivía con una familia, había sufrido de su abandono durante meses o incluso años, al menos eso fue lo que pudo ver el repartidor de correo de la empresa estadounidense UPS, Gavin Crowley.
Un instante decisivo y un corazón dispuesto a ayudar.
Gavin ha hecho gran parte de su carrera laboral como repartidor en la famosa empresa de envíos y ha tenido que ver un montón de situaciones en las calles que recorre a diario, sin embargo, esta fue una de las que mas le ha afectado como ser humano amante de los animalitos. Mientras hacía algunos de sus repartos como todos los días, el hombre se cruzó con una casa donde tuvo visibilidad del patio y algo desgarrador dentro de él.
Se trataba de un gran danés que estaba atado a una pequeña casa con una cadena muy corta, sin comida, sin agua y con un aspecto demacrado, prácticamente en los huesitos. De inmediato Gavin supo que era una situación de emergencia y gracias a las leyes de protección animal de Estados Unidos, llamó de inmediato y sin pensarlo dos veces a la Sociedad Protectora de Animales para poner la denuncia.
La acción de los cuidadores de este peludito y su posterior aceptación del delito en el que estaban incurriendo les dio cargos criminales mientras que, al perrito, le devolvió la libertad que tanto necesitaba.
El eslabón que conectó la cadena.
La gravedad de los padecimientos del perrito hicieron urgente que fuera trasladado a un veterinario para su revisión encontrándose con un peso angustioso de solo 31 kilos, muy bajo para una raza tan grande y alta. De inmediato los servicios de protección animal lo pusieron en un refugio que pudiera brindarle la atención necesaria y un proceso de recuperación que lo hiciera ganar peso rápidamente.
A pesar de lo aliviados que se sentían de haber podido salvarlo, el pequeño tenía algunas secuelas que tendría que cargar toda su vida: uno de sus ojos había dejado de funcionar por completo, era totalmente sordo y, además, había perdido una parte de su oreja producto de la congelación que sufría viviendo amarrado las 24 horas del día en aquel patio.
Aunque eran muchas las complicaciones y los cuidados que tendría el peludito durante su vida, no pasó mucho antes de encontrar una familia amorosa y una mamá humana que daría todo por él y estaba comprometida con el rescate de animalitos para darle muchos mimos y reemplazar la tristeza por amor.
Manos mágicas hasta el final.
El 21 de enero de 2013 este perrito fue entregado a su nueva familia que se encargó de nombrarlo Phoenix, con mucho amor y entrega el tiempo empezó a pasar y tan solo seis meses después, el peludito ya pesaba 71 kilos, el amor y la entrega de su madre y hermanos humanos lo habían hecho volver a su peso ideal y ser un perrito activo y amoroso que volvía a disfrutar de la vida.
Para esas épocas, su mamá se encargó de planear una gran visita especial y reunir a Gavin y Phoenix precisamente en el lugar en el que se habían conocido para conmemorar la mejoría del pequeño. Cuando el hombre lo vio se sorprendió, su mejoría lo hacía irreconocible y Phoenix lo recibió con grandes saltos y besos, reconociendo al hombre que, con un gesto noble y mínimo, le salvó la vida.
Desde ese momento Phoenix vivió como el rey de su hogar, siendo hermano mayor de un hermoso cachorrito y un perrito encantador y tranquilo. Seis años hermosos y preciosos le bastaron para entender que la vida no debía ser sufrimiento y que habían personas dispuestas a dar todo por él. Lamentablemente, el 12 de marzo de 2019, Phoenix se fue al cielo de los perritos después de pasar algunos meses batallando contra el cáncer.
Estamos seguros de que, como su nombre lo indica, resurgió de las cenizas para convertirse en el ángel guardián de su familia amorosa y, por supuesto, de Gavin.
Fuente: Phoenix Fighters.