Yo no sé ustedes, pero a mí me parece que su rostro no demuestra ningún arrepentimiento.
Con los gatos, las desapariciones momentáneas no son un problema. Al ser animalitos independientes, sus hogares no suelen preocuparse por unas cuantas horas de ausencia, sin embargo, 72 horas ya son una señal de alerta y este pequeño minino en Tailandia tenía a todos sus familiares preocupados hasta que apareció con un peculiar mensaje.
Su regreso salió costoso.
El pequeño, atigrado y gordito, salió de su casa el 23 de octubre con rumbo desconocido. Las primeras horas fueron un constante pensamiento de que estaría jugando con otros gatitos en algún lugar cercano a su hogar en el país asiático, sin embargo, la espera se extendió hasta las 72 horas con su familia desesperada por encontrarlo y habiendo levantado un estado de alarma en todo su vecindario por si algún vecino lo veía o tenía alguna información.
Para su tranquilidad, el minino, de quien se desconoce el nombre, apareció el 26 de octubre con una increíble novedad que trajo alegría y muchas risas a la comunidad que lo ha visto crecer. La preocupación de todos disminuyó cuando lo vieron en una esquina del vecindario, pero, se dieron cuenta que iba con una pequeña nota colgada a su collar.
Su regreso no iba solo: el pequeño anuncio colgado alrededor del cuello decía que el minino no había dejado de acechar una pescadería cercana a los lugares donde había rondado durante todas sus horas fuera de casa.
La dueña del lugar, que se identificó como Tía May en el callejón número 2, explicaba que no había tenido más remedio que darle tres pescados antes de que partiera de vuelta a su hogar, incluso dejaba su número, esperando que los responsables del peludito respondieran por su despilfarro en gastos.
Tu gato seguía mirando los pescados en mi puesto, así que le di tres. – Escribió la mujer en la nota.
De inmediato, una página de la comunidad publicó en Facebook el curioso regreso del minino a su casa y las reacciones no se hicieron esperar. Aunque muchos quisieron saldar la deuda del pequeño, la familia y otros cuantos internautas que conocieron la historia, coincidieron en que la mujer, que se había hecho llamar Tía May, no esperaba el pago del dinero, más bien, quería saber si el gatito regresaba a salvo a su casa.
Lo cierto, es que el pequeño no mostraba ningún tipo de malestar por sus acciones, de hecho, en su carita podemos ver la satisfacción de sus acciones. Al menos ahora tendrá la complicidad de la tía May a donde seguramente irá cuando quiera otro banquete anotado en su cuenta.
Fuentes: Changpuaksiam, Republic World.