Es un comportamiento típico, aun así los humanos no nos acostumbramos a lo hermoso que es 🤩
Las dificultades que tienen que pasar los animalitos para sobrevivir en las calles son innumerables, pues no solo se trata de huir de los peligros de automóviles, sino de encontrar a diario un lugar para resguardarse del calor o el frío, y lo más importante, conseguir comidita y agua.
Afrontando valientemente las dificultades de la vida.
La cifra de callejeritos alrededor del mundo es incalculable, por ello con el pasar de los días son más las personas de buen corazón que deciden ayudarlos y mejorar en algo sus vidas, pues si bien sabemos que la solución sería adoptarlos, no todos puedan llevar un miembro de cuatro patitas a sus hogares.
En esta complicada situación viven unos trabajadores de un restaurante en Ecuador, los cuales han entablado una hermosa relación de amistad con un perrito callejero de color negro, que un día llegó al establecimiento pidiendo algo de alimento. Conociendo las adversidades que tiene que pasar un peludito sin hogar, estas personas se negaron a ser indiferentes por lo que decidieron ofrecerle una porción de comida y un tazón de agua, una atención que el perrito agradeció muchísimo.
De ahí en adelante las visitas del perrito se hicieron más frecuentes, él sabía que allí tenía unos amigos humanos y cada vez que podía iba a saludar y por supuesto a recibir una deliciosa porción de comida. La presencia del peludito ya era algo frecuente en el restaurante, razón por la que los trabajadores decidieron llamarlo Blacky para sentirse un poco más cercanos a él.
Un nuevo invitado en la mesa.
Blacky se convirtió en un comensal habitual en el restaurante ecuatoriano al que todos saludaban y consentían durante unos minutos, sin embargo, un buen día, él les llevó una sorpresa. Quizás feliz de saber que había encontrado un lugar donde tenía comidita y un poco de mimos, el perrito invitó a un amigo callejerito a que lo acompañara y pudiera obtener una parte de lo que él había recibido… finalmente donde come uno, comen dos.
Ese día Blacky acompañado de su amigo de pelaje blanco y negro, se paró en la puerta del restaurante a esperar ser saludado por los humanos y luego de unos minutos, uno de los empleados se acercó y les dio a los dos una porción de comida, tal y como esperaban lo ilusionados animalitos.
El perrito no se equivocó, encontró en su camino unas grandes personas y en aquella ocasión lo confirmó.
Claramente en su momento, a los trabajadores les sorprendió la presencia de los dos perritos, pero así como quieren y cuidan a Blacky también lo harán con su amigo de cuatro patitas.
Acá les compartimos el tierno video.
Definitivamente los sentimientos de los animalitos son incomparables, ellos siempre piensan en quienes los rodean de una forma especial, por eso y por mucho más se ganan nuestro amor y admiración.
Agradecemos a los dueños del restaurante, personas de buen corazón, su ayuda y esperamos pronto conocer más información de esta tierna historia, muchas gracias por lo que hacen.
Fuente: El Popular.