Aumenta caza furtiva de rinocerontes a causa de la falta de turismo en África por Covid


Los turistas se han ido y los rinocerontes se quedaron solos con los cazadores.

La pandemia ha traído una mezcla de noticias negativas y positivas al mundo. Por un lado, nuestra ausencia ha hecho que la contaminación se reduzca y el planeta pueda respirar con tranquilidad, además de la libertad de algunos de los animales que eran usados para entretenimiento. Sin embargo, no todas son buenas nuevas y los rinocerontes, una de las especies más amenazadas y con peligro de extinción, no la pasa muy bien en el continente africano.

Una guerra prolongada.

Podemos decir que la caza furtiva de esta especie viene en aumento desde la década del 70 cuando los cazadores comprendieron que uno solo de los cuernos de estos animales podía darles más dinero que el mismo peso en oro.

El comercio ilegal debido a los mercados negros ha ido en aumento desde entonces y la demanda de cuernos de parte de países como China y Vietnam para supuestas pócimas milagrosas y saludables, ha sido fundamental para que este acto delictivo continúe afectando de manera peligrosa la población de estos gigantescos animales en el mundo.

Aunque el cuero también es visto como un artículo valioso, en la totalidad de las ocasiones, el interés fundamental de los cazadores son los cuernos, sin embargo, el problema no es cortarlo, el verdadero inconveniente consiste en las heridas que muchas veces los dejan desangrándose y lejos de un lugar que los pueda auxiliar. A veces, cuando los guardias de terrenos o el personal de ayuda llega, es demasiado tarde.

Faltan manos en un terreno tan extenso.

Las grandes planicies de África son el hogar de estos mamíferos imponentes que, en condiciones normales, son muy tranquilos. Cubrir el terreno para protegerlos es extremadamente difícil, sin embargo, una de las salvaciones para los grupos de conservación y protección era el turismo, cada año llegaban cientos de turistas en diferentes épocas que disipaban los esfuerzos de los cazadores e impedían el ataque hacia los animales, ahora, el Coronavirus lo cambió todo.

Es abril, una de las épocas con mayores visitas de parte de turistas extranjeros para compartir con sus acompañantes un bello safari o los majestuosos atardeceres de la sabana, pero ahora el mundo se detuvo y lo que era una temporada exitosa se convirtió en soledad, con esto, los peligros volvieron. Las regiones de Sudáfrica y Botswana han reportado el crecimiento de ataques, muchos de ellos con desenlaces fatales por el poco tiempo de reacción que tienen quienes trabajan arduamente en salvarlos.

Rhino 911, un trabajo con el corazón.

En Sudáfrica, uno de los países insignia del continente africano, está Rhino 911, un grupo de voluntarios que desde la fundación de esta iniciativa ha recibido, al menos, 140 llamadas para el rescate de rinocerontes heridos. Los voluntarios cuentan con dos helicópteros que son su herramienta fundamental para moverse por los extensos terrenos con la rapidez que las emergencias necesitan.

Desde el 25 de marzo sus llamadas se han incrementado y aunque en la mayoría de casos logran salvarlos, hay otros en los que es demasiado tarde. Es precisamente esta organización quien ha prendido las alarmas, pues ellos están siendo testigos de primera mano del aumento de la caza furtiva ahora que el turismo ha dejado vacíos los territorios donde habitan los rinocerontes.

Aunque su mayor deseo es ayudar, afirman que a veces es imposible hacerlo y más en las condiciones económicas en las que se encuentran en este momento, la desaparición de los turistas implica que las entradas de dinero se limitan a donaciones que muy pocas veces llegan.

A pesar de esto, estos hombres y mujeres siguen firmes en el frente de batalla para salvar a cualquiera que lo necesite y detener la desaparición de una especie tan importante para el mundo africano.

Sin duda serán muchos más los enfrentamientos antes de que los cazadores se detengan pero agradecemos la labor de los que tratan a toda costa de evitarlos al máximo.

Fuentes: LaVanguardia, Infobae.

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