Nadie quería este perrito por su condición pero un día encontró su alma gemela.
Gwinnett Jail Dogs es un programa que lleva el mismo nombre de la penitenciaria donde está ubicado. La iniciativa que comenzó en 2010 da la oportunidad a reclusos cuidadosamente seleccionados de poder volver paulatinamente a la sociedad mediante el cuidado y el entrenamiento de los perros sin hogar de la pequeña comunidad en Georgia, Estados Unidos.
Los animalitos que obtienen esta oportunidad son sacados de malas circunstancias en la perrera local y llevados a la cárcel, donde son asignados a dos o tres reclusos que se encargan de los peluditos por completo, desde darles lugar para dormir en su celda hasta alimentarlos y adiestrarlos, así se convierten en un hogar de paso y transición hacia la adopción.
Bandit era uno de los perritos acogidos por el programa que, desde muy temprana edad, tuvo que usar una silla de ruedas ya que sus patitas traseras no funcionaban, esta es la historia de cómo encontró el amor después de casi darse por vencido.
La quinta es la vencida.
Aunque no se sabe mucho del pasado de este pequeño y hermoso peludito negro, Bandit tiene una condición que lo hace diferente a los demás. Su nulo movimiento en sus patas traseras lo convirtió en el más recordado de todos los perritos del programa pero también significó una lucha gigantesca por encontrar un hogar permanente.
Al tener esta condición física, Bandit requiere cuidados específicos que las familias adoptantes debían cumplir con mucha dedicación, sin embargo, a la hora de la verdad, muchos de los posibles y potenciales adoptantes terminaban por devolverlo al programa al considerarse inhabilitados para llevar el estilo de vida que el pequeño necesitaba. Fue así como él ingresó cuatro veces más a la cárcel de Gwinnett volviendo con sus cuidadores, cada vez más triste y desesperanzado de encontrar un lugar indicado con una bonita familia.
Aunque los reclusos lo amaban y lo querían como a uno más de sus amigos, también anhelaban que pudiera encontrar un hogar estable y permanente y que no se perdiera de las posibilidades de tener una familia.
Eso cambió cuando a finales del 2019 Darrell y Sue Rider, una pareja mayor que habita la zona, vieron una publicación en Facebook del pequeño Bandit que buscaba un hogar, durante unos días le dieron vueltas al asunto pensando en ponerse en contacto con el programa para llevarlo a su casa. Finalmente se decidieron a arriesgarse, el motivo: Darrell conoce muy bien lo que puede sentir este perrito, pues él también está en silla de ruedas.
Una vida fuera de las rejas.
Ya con la decisión tomada, la pareja se contactó con el programa para comunicarles el deseo de poder ser la nueva familia de Bandit. Debido a las múltiples ocasiones en las que este adorable peludito ha sido devuelto, todos en la organización quisieron dejar en claro los estrictos cuidados y la necesidad de un hogar responsable para él. Durante casi un mes Darrell y Sue estuvieron esperando la ansiada llamada que les comunicó que podían visitar a Bandit por primera vez.
La parte más intrigante de Bandit es que él y yo compartimos el mismo tipo de parálisis y usamos una silla de ruedas para desplazarnos. Debido a que Sue y yo sabemos lo que es vivir en una silla de ruedas, sabíamos lo que se necesitaba para Bandit. También sentimos una conexión mucho más profunda. –Dijo Darrell a The Dodo.
Con la primera visita, las dudas de la pareja y del programa quedaron totalmente despejadas, Bandit pertenecía al hogar de los Rider. Después de unas pequeñas intervenciones médicas y un poco de papeleo, salió triunfante de las rejas de la penitenciaria con sus nuevos padres.
A pesar de la felicidad que esto generaba en quienes lo habían visto crecer, los reclusos de la penitenciaria, la partida del pequeño también los entristecía: una familia era lo que siempre habían deseado para él y, a pesar de esto, despedirlo dolía.
Él significó tanto para todos nosotros en el centro de detención que ahora es muy extraño entrar a la unidad en la que se encontraba y no verlo corriendo hacia nosotros por un regalo.Todos nos estamos adaptando a su ausencia y estamos encantados de que Bandit tenga un hogar propio. -Expresó Lori Cronin, voluntaria del programa a The Dodo.
Él me entiende.
Ya han pasado varios meses desde que Bandit dejó todo lo que conocía atrás y se adaptó a un hogar, esta vez permanente. A pesar del cambio, él sigue siendo el mismo y, al parecer, disfruta tanto su nuevo lugar que parece que nunca se tuvo que adaptar. Tal vez es producto de sus padres amorosos que entienden sus necesidades o es el resultado de tener al lado siempre a alguien que lo entiende física y mentalmente. Darrell es su compañero fiel y hoy en día ninguno de los dos se cambia por nadie.
Bandit está muy bien y se ha asentado mejor de lo que podríamos haber imaginado con su nueva familia y sus alrededores. Nosotros, como su familia, no podríamos estar más felices de tener a Bandit en nuestras vidas. –Comentó Darrel a The Dodo.
Fuentes: Gwinnett Jail Dogs Program, The Dodo.