Cuando la dueña de la casa despertó la encontró acostadita en la cama de uno de sus perros, la adoptó de inmediato.
En Filadelfia, Estados Unidos, Jack Jokinen, su esposa Emily, su bebé de unos días de nacida y su perro George, dormían en la comodidad de su casa cuando en la madrugada, algo extraño los levantó. Era noche de tormenta de diciembre cuando se encontraron en su sala a una muy flaquita perrita, lejos de ser señal de peligro, se convirtió, pocos días después, en parte de la familia.
Milagro de madrugada.
Había sido un día como cualquier otro en la vida de la familia Jokinen. Con una bebé muy pequeña los planes se volcaron a estar en casa, compartir el mayor tiempo posible y tratar de dormir la mayor cantidad de tiempo como padres primerizos. Jack y George, su pequeño cachorro de dos años, habían salido a dar un paseo en la noche, cuando volvieron Jack cerró la puerta, o eso pensó. En realidad había quedado abierta y la tormenta de esa noche ayudó a abrirla de par en par.
En medio de la lluvia y el viento, una pequeña vagaba por las calles de la ciudad buscando refugio, cuando llegó a la puerta abierta de los Jokinen lo pensó un poco, era inteligente y su tiempo de vida en la calle le permitía analizar las cosas. Dio un par de vueltas hasta que, se asomó sobre las escaleras que llevaban a la puerta, no detectó ningún peligro y decidió arriesgarse. A las 3:15 a.m. como lo señaló la cámara de seguridad que tenía instalada la familia, esta pequeña perrita entró con mucho sigilo y se instaló en la sala.
Cadena de favores.
Media hora después y como un ángel caído del cielo, Steve Griendling, pasaba por la calle desierta de los Jokinen cuando se percató de algo bastante extraño: la puerta seguía abierta. Como en un acto de reflejo, Steve se acercó y observó por unos segundos si algo adentro andaba mal, al asegurarse de que no era un robo o una situación de peligro, cerró la puerta y continuó su camino, él también hizo parte del milagro.
Alrededor de las 4 am, Emily se despertó para alimentar a su bebé pero lo que encontró la dejó extrañada: en la sala había otro perrito y aunque, al principio se asustó, se dio cuenta que nadie la había puesto allí, ella había llegado por cuenta propia, pero, ¿cómo?.
Atando cabos.
Emily despertó a Jack con urgencia y un poco preocupada, él todavía entre sueños alcanzó a angustiarse, ella le calmó un poco y le dijo que aunque todo estaba bien, había un pequeño cahorro en la casa, a pesar de no ser todavía navidad.
Estaba durmiendo y mi esposa me despertó de repente y dijo: ‘El bebé está bien… pero hay un cachorro en nuestra casa’. Obviamente, estaba muy confundido- Dijo Jack a The Dodo.
Lo primero que hizo al saber lo que estaba pasando fue bajar a comprobarlo con sus propios ojos, no se demoró mucho en pasar al siguiente cuestionamiento, cómo había logrado entrar si todo estaba cerrado incluyendo las ventanas. Por su cabeza pasó lo peor, tal vez alguien había entrado a robar, inspeccionó cada rincón de la casa y al no encontrar nada, se sentó en su computador a revisar la grabación de la cámara de seguridad. Fue allí cuando se topó con todas las casualidades de esa extraña noche.
La ayuda viene en camino.
La familia Jokinen agradeció, en primer lugar, estar vivos y seguros, sabían que el error de cálculo de esa noche hubiera podido ser fatal en las manos equivocadas. Sin embargo, había otro asunto que los ocupaba en ese momento, la pequeña todavía mojada que pedía con la mirada algo de calor de hogar. Emily y Jack se encargaron de secarla y mantenerla caliente, se dieron cuenta que su situación era lamentable: poseía problemas de piel, estaba demasiado delgada y tenía múltiples infecciones.
Tan pronto como amaneció pensaron en contactarse con servicios animales y aunque alcanzaron a hacerlo, algo en su corazón los detuvo, sabían que la situación de la pequeña no la iba a dejar en la mejor de las posibilidades en algún refugio y, tal vez, perdería su vida. Fue allí cuando aceptaron el reto de sacarla adelante y adoptarla.
La decisión que salvó una vida.
Tomada la decisión y nombrada como Suzyn, la pareja decidió llevarla al veterinario para un diagnóstico completo que, por supuesto, no saldría nada barato. A pesar de esto, siguieron adelante con el proceso y gracias a la magia de las redes sociales, en pocos días la pareja recibió casi 15.000 dólares para cubrir los costos médicos. Además, la historia fue cubierta por medios como CBS y Philadelphia Inquirer que ayudaron a que la identidad del hombre que, amablemente había cerrado la casa, fuera descubierta y pudiera ser reconocido por su acción.
Hoy, Suzyn vive feliz con su hermano George, su principal compañero de aventuras y comida y con la pequeña hermanita humana, Joey. A diferencia de lo que pensaban sus papás humanos sobre su edad, ella resultó ser la mayor de los tres hijos con 9 añitos, sin embargo, su compartimiento es la de una niña traviesa y juguetona que anhela seguir compartiendo con la familia a la que se le atravesó en el camino y que terminó por acogerla con todo el amor posible.
Esperamos que ella pueda seguir gozando de los moñitos que le hace su mamá Emily y de las largas siestas en el hogar del que nunca se fue una vez entró esa noche.
Aquí les dejamos el tierno video que resume toda esta loca historia.
Fuentes: Jack Jokinen, Suzyn Pupman, The Dodo