Un zorrito bebé que se alejó de su madre lo suficiente para que lo confundieran con un perrito de la calle.
Una señora iba transitando por una de las calles de San Antonio en Texas, Estados Unidos, cuando vio entre un matorral ubicado al lado del camino un ligero movimiento que llamó su atención, se detuvo y esperó un poco para ver si el arbusto se volvía a mover o si ella simplemente lo había imaginado, al cabo de unos cuantos segundos, el movimiento volvió a producirse, no había duda, algo dentro del matorral se estaba moviendo.
“No soy perrito, soy zorrito”
Con cautela se acercó y tras mover un par de ramas encontró a un pequeñísimo animalito peludito, peludito, que apenas estaba aprendiendo a caminar. Pensó que se trataba de un perrito, y dado su parecido con sus familiares lejanos, los zorros, no es para nada difícil cometer ese error, sobre todo cuando se trata de cachorros, ya que son realmente parecidos.
Este era de color gris, tenía unos grandes ojos considerando lo pequeña de su cabeza, que expectantes miraban todo a su alrededor. La mujer no quiso llevárselo del lugar, pues era tan pequeño que sentía temor de que no pudiera sobrevivir sin su madre; sin saber que más hacer, llamó a emergencias de la ciudad y allí la comunicaron con el departamento de rescate animal.
Tras esperar menos de una hora, un equipo especializado en fauna local y animales domésticos hizo presencia en el lugar, ellos de inmediato identificaron que el animalito no era un perro sino un zorrito de semanas de nacido.
Buscaron por todo el lugar, peinaron la zona, dieron varias vueltas, pero por ningún lado encontraron a la mamá del zorrito, era muy triste porque seguramente el bebé había quedado atrás luego de que ella estuviera mudándolos de lugar, algo que hacen de manera recurrente los zorros para proteger a sus crías de los depredadores, moviéndose constantemente, evitan que los ubiquen.
Seguro el mejor lugar para el zorrito bebé era al lado de su madre y ella estaría tristísima buscando a su cachorro perdido, pero ya no había nada que hacer, el zorrito no se podía quedar allí solito, entre los matorrales, porque tal vez su madre no podría volver por él, debían llevarlo a un refugio.
Un nuevo hogar.
Uno de los oficiales envolvió al zorrito en un saco de lana para mantenerlo tibio y lo metieron en el guacal que usaban para trasportar a los animales que usualmente rescataban. El equipo de emergencias insistió en resaltar que la mujer había hecho lo correcto al llamarlos pues al tratarse de un zorro y no de un “perrito” como ella pensaba inicialmente, este debía ser cuidado por profesionales, animales como él no están hechos para vivir en las casas de las personas, su hogar está en la naturaleza.
Por esto mismo fue trasladado al refugio Wildlife Rescue & Rehabilitation, Inc. donde se encargarán de cuidarlo muy bien, darle todo lo que necesite y, cuando llegue a su edad adulta, intentar que regrese a la naturaleza para que viva plenamente y en libertad. Aunque el refugio hace todo lo posible por lograr el reintegro al entorno natural al que pertenecen los animales que han rescatado y rehabilitado, hay algunos que nunca se acostumbran a eso y es cuando el refugio los acoge para el resto de sus vidas; si ese llega a ser el caso de este zorrito, sabemos que, al menos, siempre tendrá un hogar.
Nada repara la perdida de una madre pero agradecemos mucho que este zorrito haya sido ayudado, primero por la señora que lo reportó, luego por los oficiales de rescate y posteriormente por el refugio, entre todos se aseguraron de mantener a salvo a este cachorro hermoso.
Te deseamos la mejor de la suertes, zorrito…