Tuvo un difícil comienzo pero ahora será amada para el resto de su vida.
El pasado de esta valiente peludita es incierto, pero la pérdida de movilidad de sus patitas traseras demuestran que estuvo involucrada en un triste suceso, el cual le rompió su columna y le causó parálisis. Aquellas marcas quedarán únicamente en su memoria y no en su cuerpo, pues esta cachorrita se dio a la tarea de continuar su vida común y corriente pese a las dificultades que tiene al caminar.
Un largo camino por recorrer.
A pesar de que sus días en la calle eran difíciles, su condición de vez en cuando conmovía el corazón de unos transeúntes que se detenían para consentirla y darle algo de alimento, sin embargo, esa misma situación que los había llevado hasta esa peludita de ojos grandes, saltones y de temperamento alegre, los detenía a la hora de querer ayudarla como ella necesitaba.
La peludita sabía que tenía un corazón del tamaño de esa gigante bolita blanca que la acompañaba desde el cielo y que alumbraba sus noches oscuras, un corazoncito dispuesto a dar amor a una familia que entendiera su situación y que con su apoyo y cuidados le ayudaran a superar la situación. Lo que la tierna cachorrita no sabía, es que llegaría a una gigantesca familia en la cual tendría muchos papás y mamás a quienes dar amor.
El destino se encarga de ponernos en el lugar indicado.
La peludita estaba dispuesta a encontrar una familia, así que se dispuso a buscarla. Ella no sabía para dónde iba, ni si su camino iba a ser largo o corto, pero eso pareció no importarle pues con la alegría que la caracteriza inició su viaje. Las primeras horas de caminata fueron un tanto difíciles, el sol estaba en su punto máximo y el piso caliente no ayudó para que avanzara rápidamente, sin embargo, la brillante estrella estaba a punto de ocultarse y su sexto sentido de salir a flote, ese mismo que apoyándose de su hocico la llevó hasta un grupo de personas, sabiendo que ahí era el lugar indicado.
Bajo la lluvia, a un lado de la carretera y a paso lento, unos trabajadores de un centro de investigación de elefantes ubicado en Okavango, África, vieron acercarse la figura de una perrita con dificultades para caminar, pero al tenerla de frente se dieron cuenta que era muy amorosa y que por supuesto necesitaba ayudaba. Amanda Stronza, fue una de las primeras en ayudarla y junto con sus compañeros de trabajo decidieron cuidarla, darle todo el amor que necesitaba y por supuesto, ponerle un nombre el cual es Poppy.
Nuestro campamento está en una región remota, no está lleno solamente de elefantes, sino también de leones, hienas y otros depredadores. Ella de alguna manera había llegado a nosotros, descarnada y empapada por la lluvia – Dijo Amanda Stronza, a The Dodo.
Todos estaban enamorados de ella y de lo valiente que había sido al llegar hasta ese lugar tan alejado, pero luego de compartir con ella quisieron ayudarla aún más, pues les preocupaba su condición física, por eso decidieron hacer un largo viaje a una clínica veterinaria. Luego de hacerle unas radiografías, el médico les dio a conocer que dos de sus discos vertebrales están extremadamente dañados y que necesita cirugía continuar con su vida, sin embargo, Poppy es aún muy pequeña y frágil para el procedimiento y las probabilidades de salir sana y salva, son muy bajas.
Sus ojos nos atrajeron inmediatamente. Son enormes, implorantes y brillantes de vida, estallan con el espíritu más dulce, y podemos ver eso claramente, a pesar de la desesperante condición en la que estaba – Aseguró Amanda Stronza a The Dodo.
Sus cuidadores se habían enamorado de Poppy y de su tierna forma de ser y no estaban dispuestos en poner en peligro su vida, por lo que decidieron no optar por la cirugía hasta que fuera más grande y fuerte para afrontarla. Mientras tanto se dispusieron a ayudarla con una buena alimentación y terapias, para fortalecer sus patitas y mejorar su forma de caminar, pues sabían que es una perrita muy fuerte y especial.
Una nueva oportunidad le daba la esperanza de mejorar su calidad de vida.
Sus rescatistas trabajaron para reunir dinero para los tratamientos relacionados con su recuperación, por lo que crearon una campaña en GoFundMe para solicitar donaciones que ayudaran a costear los futuros procedimientos de Poppy, personas de todo el mundo contribuyeron con la noble causa y lograron reunir alrededor de 11 mil dólares.
Poco a poco los esfuerzos de Poppy se vieron reflejados, pues a medida que iban pasando los días la valiente peludita pudo pararse en sus cuatro patitas y aunque aún no se encuentra preparada para la cirugía, está bien de salud y adaptándose perfectamente a una silla de ruedas que le facilita su movilidad. Esa misma que le permite recorrer el mundo e ir detrás de su nueva mamá.
MaryBeth Hastings, una mujer de Washington la adoptó y ahora es parte de su familia, ella se enamoró de la belleza de sus ojos y de su tierna forma de ser. La pequeña Poppy se encuentra feliz, totalmente amada y esperando el día de su cirugía y por fortuna encontró alguien que vio más allá de su condición y decidió acompañarla en todo su proceso. Agradecemos el primer acto de ayuda que recibió esta peludita y que ahora tenga una familia que le dé todo lo que ella necesita.