Fue un perrito que vivió en los años 50’s y se hizo famoso porque sabía viajar en tren para ir a visitar a un amigo que era bueno con él.
Corría el año 1953, cuando el perrito de color blanco y manchas claras llegó de manera inesperada a la estación ferroviaria de Campiglia Marittima, en Toscana- Italia. Elvio Barlettani que trabajaba en el despacho de billetes vio descender al can del tren de un salto y aunque le pareció asombroso prosiguió con su trabajo, sin saber lo que vendría después.
Una amistad surgió de manera inesperada.
A los pocos minutos de aquel suceso, el mismo perrito estaba en la oficina del hombre meneando la cola y queriendo ser consentido. Sin saber de dónde venía o cómo se llamaba, Elvio lo dejó seguir sin ningún inconveniente y allí empezó la historia de amistad.
A partir de esa tarde, Lampo como llamado por su misteriosa llegada, ya que la palabra en italiano significa relámpago, acompañaba a Elvio para todos los lados, era su lindo guardaespaldas de cuatro patitas. Poco a poco el can se fue haciendo amigo de todos los trabajadores y con el paso del tiempo, se ganó el sobrenombre del perro viajero por su gusto a estar en los trenes.
La amistad entre Elvio y Lampo era bastante especial, pues el perrito quería hacer parte de su día a día, así tuviera que quedarse acostadito a su lado esperando a que terminara la jornada laboral. Ya en la tarde, el momento de la despedida siempre fue triste para las dos, ya que el peludito no podía acompañar al hombre de regreso a su casa porque no era permitido, sin embargo, el can hacía algo realmente hermoso, corría detrás del tren hasta perderlo de vista.
Los amigos estan siempre juntos y él perrito lo sabía muy bien.
Un día Lampo no se conformó solo con verlo partir y se las ingenio para subirse al tren y viajar al lado del hombre. Cuando Elvio lo vio no podía creerlo, por lo que tuvo que esconderlo debajo de su asiento para que el revisor no se diera cuenta de su presencia.
Luego juntos caminaron hasta la casa de Elvio y esa noche el perrito fue presentado oficialmente a la familia del hombre, quienes ya sabían de su existencia. Mina su esposa y Mirna su hija, rápidamente se hicieron amigas de Lampo, quien siempre fue muy dulce con ellas.
Luego de la cena en familia, Lampo miraba constantemente la puerta de la casa y su actitud era como si estuviera preocupado u afanado, por lo que a penas todos se descuidaron, el perrito salió corriendo sin que nadie supiera a dónde.
Al día siguiente, Elvio se enteró que el can había tomado el tren de regreso a la estación que él consideraba su casa.
Un perrito con un coeficiente intelectual bastante alto.
Poco a poco en Lampo fue creciendo el interés de subir a los trenes y sorprendentemente empezó a aprenderse los horarios y los destinos a los cuales llevaba cada ruta.
Ya siendo todo un experto en trenes y rutas, el itinerario de Lampo se redujo a tomar el tren de la mañana a la casa de Elvio para acompañar a su hija Mirna al colegio, posteriormente regresaba a donde su amigo para ir con él al trabajo y esperarlo hasta que terminara la jornada laboral y finalmente acompañarlo hasta su morada.
Lampo veía en los viajes del tren algo realmente divertido, por lo que a diario se aventuraba a viajar a lugares desconocidos y como por arte de magia siempre lograba regresar a la estación. El perrito también consolidó otra buena amistad y se trató de un chef, con el que se encontraba a diario para que le diera su porción de comida.
Así pasaron ocho años en ese ir y venir a bordo de los trenes, en el que Lampo se hizo famoso por su independencia y hermosa forma de ser, además por portar muy orgulloso un tiquete que decía: Lampo tiene acceso a todos los ferroviarios y si alguien intentaba quitárselo, él se ponía realmente enojado.
Tristemente la historia de Lampo dejó de escribirse el 22 de julio de 1961, cuando el perrito perdió la vida arrollado por un tren.
La noticia conmovió no solo a su amigo Elvio y a su familia, sino a todos los trabajadores del servicio ferroviario, a los pasajeros y las demás personas que se habían enterado de su historia por los medios. Sus restos fueron enterrados en un lugar especial de la estación y adicionalmente hicieron un pequeño monumento en memoria suya, por su increíble inteligencia y amor para quienes lo conocían.
Esta es una linda historia de amor, lealtad y fidelidad que nos alegra recordar después de tantos años de haber ocurrido.
A continuación un video de la historia de Lampo:
Fuente: Experto Animal.