“Mi última noche con él… Quiero huir y no enfrentarme a lo que debo hacer. Pero él necesita que yo sea fuerte y lo libere. Ha bendecido mi vida con amor, admiración, felicidad y fuerza”
Cena tenía 10 años cuando en 2017 fue diagnosticado con cáncer de hueso terminal, pero, lejos de ser sinónimo de tristeza rotunda, su despedida de esta tierra fue motivo de honor y homenajes a un servidor del país que entendió el significado verdadero de lealtad y compromiso con su causa.
Siendo un pequeño cachorro, Cena fue entrenado para el servicio militar de los Marines en Estados Unidos y sus superiores vieron un verdadero potencial que lo hizo ser elegido para tres diferentes en Afganistán. Su objetivo era acompañar a sus colegas humanos y oler artefactos explosivos que pudieran ponerlos en peligro. No solo cumplió su trabajo a cabalidad, también conoció a su compañero de vida.
Protección que se convirtió en amor.
En 2009, Cena se encontró en una de sus misiones con el marine Jeff DeYoung quien, desde ese momento se encargó del peludito durante todo un año. No solo formaron un vínculo inquebrantable, también se protegieron el uno al otro en misiones donde vieron a muchos de sus compañeros morir mientras se mantenían escondidos durante varias jornadas nocturnas guardando la vida de ambos.
Un año después, cuando DeYoung terminó su misión fue enviado a casa y quedó con el vacío de su pequeño compañero peludito al que quería tener en sus brazos, esa fue la razón que lo llevó a pedir su custodia cuando Cena fue dado de baja en 2014. Desde el momento en el que fueron a casa juntos sabiendo que ya no tendrían que resistir a los golpes y las noches de fuego cruzado, su vida cambió del cielo a la tierra y Cena pudo ayudar a su amigo y padre humano siendo a la vez su perro de terapia para el estrés postraumático.
El día que nunca quieres que llegue.
Toda mi vida adulta he tenido a Cena. Cuando tenía 19 años en el extranjero aprendiendo a ser responsable, tuve a Cena. Y ahora tengo 27 años y tengo que despedirme de una de las piezas más grandes de mi vida. –Comentó DeYoung.
Durante ochos años Cena fue parte de una familia que lo amó y lo cuidó como desde ese primer momento en el que estuvo codo a codo con su papá en Afganistán, sin embargo, el cáncer llegó de improvisto y golpeó a su puerta como un rayo. No pasaron muchos meses entre su primer diagnóstico y el momento en el Jeff planeó una despedida especial que sentía que merecía su perrito.
Ayudado de un fondo de donaciones en GoFundMe y la comunidad de su natal Muskegon en Michigan, Jeff pudo despedir con todos los honores a su compañero de batallas y alegría. Con un desfile por el centro histórico dentro de una camioneta Jeep que les recordaba sus antiguas épocas, padre e hijo realizaban su último acto ceremonial mientras vestían sus mejores trajes de gala militar. En los ojos del pequeño Cena se veían algunas lágrimas.
El acto que fue visto por más de 100 personas entre fuerzas militares, policiales y civiles, fue aplaudido con banderas en alto y mucha nostalgia. Cuando el desfile terminó, un público más pequeño esperaba a Cena y Jeff dentro del USS LST 393, un barco museo donde el pequeño sería sometido a la eutanasia para aliviar su dolor. Mientras avanzaban hacia ese momento, Jeff no podía evitar llorar recordando cada momento con su gran amigo y la enorme lealtad que tuvo para él en todo momento.
Cuando llegaron al barco, el capellán Wesley Spyke de Asuntos de Veteranos del Condado de Muskegon abrió la ceremonia con una sentida oración: Señor, es con el corazón pesado que hoy te enviamos otro marine. De esa manera, Jeff y Cena se despidieron. Sabemos que, aunque ya no está entre nosotros, el peludito se fue tranquilo por haber vivido hasta el último respiro con el amor de su vida.
Fuentes: Michigan Live, Associated Press.