“Parecía que él había entrado por mi porque cuando me vio caminó lentamente hacia mí y no miró nada más, simplemente mantuvo sus ojos en mí”. – Relató el pequeño.
Los hechos ocurrieron una noche del pasado febrero en un barrio de los Estados Unidos, cuando una madre dejó sólo en casa a su hijo mayor, Shane Shafer, de nueve años de edad, mientras fue a recoger a sus otros hijos que estaban en un vecindario cercano. La madre sabía que su hijo estaba en buena compañía pues su perrita Pit Bull estaba con él.
Un hombre enmascarado cruza la puerta.
El chico se encontraba en una de las habitaciones de la segunda planta cuando escuchó que alguien intentaba abrir la puerta principal de la vivienda. En un principio pensó que se trataba de su madre aunque se le hizo extraño pues habría regresado demasiado pronto. Bajó las escaleras y se quedó mirando la puerta pensando que sería su mamá quien la atravesara, pero cuando esta se abrió a quien vio fue a un hombre robusto y de alta estatura cubierto por un pasamontañas que lo miraba fijamente a los ojos.
Shane narra que en ese momento se quedó petrificado sin entender que sucedía y que los ojos del sujeto mirándolo de esa manera lo hicieron entrar en pánico. Corrió tan rápido como pudo hacia las escaleras nuevamente en el intento de llegar a la segunda planta y esconderse en alguna de las habitaciones.
Parecía que había entrado por mi porque cuando me vio caminó lentamente hacia mí y no miró nada más, simplemente mantuvo sus ojos en mí. Comentó Shane.
Pero en ese momento, vio como Baby Girl, su perrita Pit Bull volaba desde las escaleras con dirección hacia el sujeto que acaba de irrumpir en su hogar.
Una heroína de cuatro patas salta al rescate.
La heroica perrita se enfrentó a él sin dudarlo y ambos tuvieron una fuerte pelea hasta que el malintencionado individuo se dio cuenta que no podría ganarle a la feroz perrita y salió huyendo.
El chico dijo que le costó reconocer a Baby Girl porque nunca había visto esa faceta tan agresiva de ella, quien siempre es juguetona, tierna y dulce, pero todos en la familia le están infinitamente agradecidos pues no sólo salvó la casa del malhechor sino probablemente la vida del pequeño de nueve años.
¿Cuantos seres humanos están dispuestos a entregar sus vidas por nosotros? Muy pocos. Por eso sin duda, no hay compañero más fiel y valiente que un perrito!
Fuente: Independent, Wilx.