Su trabajo es ser lindos y alegrarles el día a los clientes 🥰
Este perrito de nombre Ulises, vagaba, buscando qué comer, por las aceras de una localidad de Brasil reconocida por tener una gran población de animales callejeros, el pobre tenía problemas en la piel y pasaba muchas necesidades y tristezas por no tener una familia que se interesara en su cuidado y le diera lo que todo ser vivo necesita para vivir: comida, agua potable, un techo y afecto.
Así transcurrieron muchos de sus años, de calle en calle, de peligro en peligro, de agresión en agresión, de atropello en atropello, de rechazo en rechazo. Pero un día, se acercó a una estación de gasolina y allí un trabajador fue amable con él. Primero le habló mirándolo a los ojos, algo que los animales valoran muchísimo pues con ello la persona está reconociendo su capacidad de entendimiento y su condición de seres vivos, luego le ofreció algo de comida: “maravilloso! por fin con la pancita llena”.
Después de haber recibido tan buen trato no quiso alejarse del lugar, al fin alguien lo trataba con respeto y bondad, no, ni loco se iría de allí. Durante diez meses se quedó cerca a la estación y el trabajador siempre le daba su comidita, eso lo ponía muy feliz y hacía que no se alejara ni un solo momentito. Finalmente, todos empezaron a reconocerlo y a acostumbrarse a su presencia. Cuando, por alguna razón muy rara, llegaban a trabajar y el perrito no estaba cerca, se preocupaban y lo iban a buscar, pues verlo recibirlos siempre con saltitos y una sonrisa había calado en sus corazones y ya no querían volver a la vida laboral sin el perrito presente.
No conseguí un hogar, pero sí a una familia.
Entre todos comenzaron a cuidarlo, le llevaban comida y golosinas, aunque el perrito prefería, sobre todo, la carne, jajaja así son los animalitos. Lo llamaron Ulises y lo llevaron al veterinario para atender su problema de piel. Él sanó bien y fue incorporado oficialmente al equipo de trabajo de la estación de gasolina, incluso, le mandaron a hacer su propio uniforme.
Ulises ahora es feliz, se siente amado y protegido, no tiene una casa propiamente dicha, pero tiene una familia y para un perrito eso equivale a una inmensa fortuna.
Un gatito se une a la familia!
Recientemente sucedió algo similar con un gatito negrito, ahora ya son dos los empleados peluditos que tiene la estación y a los clientes que pasan por ella les alegran e iluminan el día, porque no hay nada más bello que un par de animalitos acercándose a saludar.
Les deseamos mucha suerte a estos dos hermosos trabajadores y que solo buenos vientos soplen en su horizonte.