Es bellísima y si logra prosperar podría ser una esperanza para el restablecimiento del equilibrio ecológico que su especie proporciona al planeta.
Parece que estas pequeñas voladoras conocen la situación que están viviendo sus parientes lejanas, las abejitas amarillas y vinieron para apoyar su importante trabajo polinizador en el mundo.
La abeja de un color azul metálico fue vista por última vez en el año 2016, de ahí que las esperanzas de que esta especie aún viviera eran mínimas. Por suerte, unos investigadores del Museo de Historia Natural de Florida, se pusieron en la tarea de saber qué había pasado con ella y los resultados obtenidos sorprenden al mundo.
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La perseverancia y experiencia fue una pieza fundamental.
La primera aparición que tuvo la abeja de calamintha azul fue en el año 2011, cuando su extraña belleza paralizó a los científicos, quienes desde esa fecha se dedicaron a estudiarla hasta que en el año 2016, por su ausencia detuvieron sus procesos investigativos. No fue mucho lo que pudieron conocer acerca de esta especie, pero lo que sí sabían era que había sido vista en cuatro diferentes sitios en un terreno de alrededor de 25 kilómetros, en Lake Wales Ridge, en la región de Florida Central.
Aquella particular especie llamó la atención de Chase Kimmel, un investigador del Museo de Historia Natural de Florida y su compañero de trabajo Jaret Daniels, el director del Centro McGuire para lepidópteros y biodiversidad del lugar. Ambos se sumergieron en un ambicioso proyecto, que tiene como finalidad conocer todo acerca de la abeja azul, su forma de vivir, de alimentarse, de anidar pero sobre todo, su población actual.
Los investigadores, con este estudio, también guardan la esperanza de que la abeja azul sea incluida entre los animales en vía de extinción que protege la ley, pues según el Plan de Acción de Vida Silvestre del Estado de Florida, la Osmia calaminthae como es conocida científicamente, es una especie que necesita ser conservada por los aportes que trae a la biodiversidad del planeta.
Un único lugar tenía que ser estudiado.
La abeja azul ya había sido vista en unos lugares específicos y fue allí a donde se trasladó Kimmel, pues según las investigaciones esta especie solo habita en la zona del Lake Wales Ridge. El hombre se mudó para aumentar las posibilidades de estudiar la extraña especie a la Estación Biológica Archbold, cerca del lake Placid,
Una cosa es leer sobre la pérdida y el desarrollo del hábitat y otra es conducir durante 30-40 minutos a través de kilómetros de naranjos solo para llegar a un sitio de conservación realmente pequeño – Aseguró Chase Kimmel, investigador del Museo de Historia Natural de Florida.
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Aquella intuición le sirvió a Kimmel para encontrar lo que tanto estaba buscando, después de días y días de observar, logró ver la abeja que mide alrededor de dos centímetros, había vuelto a tres de los lugares donde había sido vista hace años, pero adicionalmente había dejado su huella en otros seis sitios ubicados a más o menos 80 kilómetros de distancia del punto inicial.
Entre lo que pudieron observar de la especie de color azul, descubrieron que mientras hacen sus recorridos por la flor calamintha, mueven sus pequeñas cabecitas como haciendo un signo de afirmación para lograr recoger tanto polen como puedan con sus pelos faciales.
También pudieron ver que la abeja azul es un animal solitario y que no habita en colmenas, sino al parecer en nidos de árboles secos como los de la especie Osmina, pero para despejar esa duda los investigadores pusieron en los sitios que frecuentan, una pequeña caja con 42 huecos de distintos tamaños, para descifrar qué prefieren los insectos en cuanto al proceso de anidación.
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Los resultados serán recogidos aproximadamente en un año y a futuro Kimmel y Daniels, quieren conocer qué más lugares frecuentan las abejas azules, saber si visitan otro tipo de flor que no sea la calamint de Ashe y muchas cosas más. Esperamos que sus estudios sean muy fructíferos y que pronto tengamos más noticias acerca de esta bella especie.
No está demás resaltar la importancia que las abejas tienen en los ecosistemas, la producción de alimentos sanos, la estabilidad de la flora entre otras, es por ello que debemos evitar todos los químicos que las lastimen, apoyar a los apicultores y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para lograr la supervivencia de esta especie.
Fuente: Florida’s Museum