Ya no hay humanos en el Golden Gate, ahora los coyotes son los visitantes frecuentes


Han salido de sus madrigueras, preguntándose por qué las ciudades humanas permanecen en silencio.

A causa del Coronavirus muchas personas alrededor del mundo debemos permanecer en nuestras casas, evitando así una mayor propagación de la enfermedad. Según la Organización Mundial de la Salud los animales no son transmisores del virus y estos al no estar directamente afectados, aprovechan la situación para descansar de nosotros y dar uno que otro paseito.

Ellos caminan tranquilamente sin correr riesgo alguno.

Sin personas en las calles, los animales van en busca de comida o quizás solo por conocer una parte del lugar en el que viven y que generalmente pocas posibilidades tienen de recorrer. En esta ocasión la oportunidad fue para los coyotes, a los que han visto caminando tranquilamente por las que hace unos meses eran las avenidas más ajetreadas de San Francisco, en Estados Unidos.

Cabe resaltar que en los últimos años la población de coyotes ha aumentado notablemente y habitan fuera de la ciudad, sin embargo, parece que estos mamíferos quieren caminar nuevamente por las tierras donde habitaron sus ancestros hasta 1940, los cuales fueron sacados a la fuerza por las personas mediante la caza desmesurada y con ayuda de algunos pesticidas.

Una especie conocida pero poco comprendida.

Luego de que fueran obligados a dejar el que ellos consideraban su hogar, estos hermosos mamíferos han vivido a lo largo y ancho de Canadá y han demostrado al pasar de los años que son muy adaptables a cualquier situación que se les cruce por el camino, siendo la forma de alimentarse una de las más comunes.

En un principio se alimentaban únicamente de conejos y con ayuda de algunas hierbas complementaban su dieta, sin embargo, a medida que llegó la globalización tuvieron que comer lo que se encontraba en la zona en la que vivían, incluso algunos estudios afirman que comen basura que encuentran en sus hábitats o cerca de las grandes ciudades, es decir, que no están tan lejos como pensamos. Como otro coyote que fue visto en Glen Park, un vecindario famoso de la ciudad.

Estos animales que pesan alrededor de 16 kilogramos, se enamoran una única vez en su vida y se aparean con su pareja en los primeros meses del años, luego de eso deben esperar entre 70 y 75 días para conocer sus crías, en las que pueden llegar a nacer entre 1 y 16 bebés, aunque el número de nacimiento común por camada es de siete.

Su pelaje tiene distintos tonos que varían entre el amarillo, el rojizo e incluso unos divertidos tonos color canela y la foto tomada por una reportera llamada Christina Farr, a una pequeña manada, demuestra que claramente es así.

Cabe resaltar que estos no han sido los únicos animales que han salido de sus particulares escondites, en los que durante años han sido  casi que obligados a vivir, pues alrededor del mundo distintas especies han salido a mostrar su presencia para recordarnos una vez más que ahí están y que este mundo también les pertenece.

Por fortuna la cuarentena sigue en muchos lugares del mundo y de esta forma le estamos dando un respiro a la madre tierra y a los animales, a los que tendremos la oportunidad de ver en su máximo esplendor.

Fuente: San Francisco Gate.