Este hombre ha viajado en tren durante 21 días siguiendo las pistas de su perrito perdido


«Él me salvó a mi y ahora yo estoy haciendo hasta lo imposible por salvarlo a él»

Martín Bustos es un joven argentino que considera a su perrito Franco como su salvador y su más grande amor, pues él llegó a su vida en un momento critico, estaba pasando por una situación de alta depresión, el mundo lo veía oscuro y sin ningún tipo de sentido, hasta que llegó su peludito a salvarlo.

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Tal y como lo dice Martín, «él llegó en el momento en que menos lo espera pero cuando más lo necesitaba», su novia, después de ver que el hombre tenía pocas ganas de luchar, decidió que darle un amiguito con el que pudiera jugar, divertirse, acompañarse y sobretodo, encargarse de una vida que no fuera la de él, le ayudaría en su proceso de curación y recuperación, por lo que decidió conseguir un adorable cachorro y dárselo.

Y efectivamente así fue, el cachorro peludo significó una gran motivación para él, con el tiempo, Franco le devolvió la esperanza y las ganas de vivir, ambos, se volvieron inseparables, se querían y se necesitaban el uno al otro.

Sin embargo, el pasado 16 de junio, en el día del padre, hubo una fuerte lluvia en Buenos Aires -Argentina, lo que generó un corte de electricidad en algunos vecindarios de la ciudad, entre esos, el barrio en el que vivía Martín y su hijo Franco.

Debido al inconveniente y a un descuido de parte de Martín, el perrito se escapó de la casa, pues las puertas se encontraban abiertas debido a que la familia estaba en medio de una celebración, el cachorro aprovechó la oportunidad y se alejó del hogar.

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Lamentablemente, después de haber tenido una relación durante año y medio, Franco y Martín se separaron, pues el cachorro no estaba cerca de la casa, se alejó mucho y muy seguramente luego no supo como regresar.

El hombre, desesperado, destrozado y muy angustiado, comenzó a buscar su paradero, sin embargo, la ciudad es muy grande y encontrarlo no era una tarea fácil.

Martín tratando de quemar todas las opciones que tenía para encontrar a su cachorro, pegó carteles en la ciudad que decían que su perrito se había perdido, mostraba algunas fotos y ponía su número de contacto, al igual, hizo varias publicaciones en Facebook donde exponía la situación y suplicaba por ayuda y difusión por parte de las personas.

Finalmente, después de mucha difusión, a Martín lo contactaron y le dijeron que habían visto a Franco merodeando en las estaciones del tren, el hombre, sin muchas opciones más y aferrándose a la única pista que tenía, comenzó a subirse todos los días en el tren con la esperanza de encontrarse con su mejor amigo, sin embargo, pasaron 21 días y por más de que Martín duraba horas recorriendo la ciudad, nunca lo encontró.

De vez en cuando, una que otra persona se contactaba con él para decirle que habían visto a su perrito en alguna de las estaciones, él corría a buscarlo a donde le habían dicho que estaba, pero nunca tuvo la suerte de encontrarlo ahí, por desgracia, el peliudto no paraba en ningún lado, continuaba su camino, el cual parecía no tener ningún rumbo ni destino.

Yo sé que él no está, pero se lo debo. Tengo que ir hasta donde lo vieron por última vez, aunque no vaya a encontrarlo. – Comentó Martín a Zoorprendente.

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En medio de su tristeza, Martín le escribió un poema a su adorable perrito.

Lazarillo de un alma ciega, compañero de noches en vela,
Protector de mis sueños, confidente de mis penas,
Me lame las heridas de un pasado que no me suelta,
Guardián de mis demonios que en las noches me acechan.

Llegaste cuando menos lo pensaba, pero cuando más te necesitaba,
Sembrando ilusiones en la tierra reseca de mi desesperanza,
Amándome desde el principio, sin importar quién yo era,
Por encima de todo y sin esperar nada.

Un faro en mi tempestad emocional,
Mi conciencia cuando me miras si hago algo que está mal,
Y el que me rescata de mi soledad

Ay, amigo mío,
Más no te puedo amar,
Aún te sigo buscando y no voy a parar.

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La esperanza inquebrantable de Martín al fin dio frutos.

Martín comenzaba su día como cualquier otro, se levantó temprano y a las 9 de la mañana se subió en la primera estación del tren para comenzar su recorrido, como siempre, él se encontraba un poco esperanzado pero al mismo tiempo un poco resignado.

Llevaba más o menos un cuarto del recorrido, cuando de repente recibió una llamada, un amable desconocido le dijo que una familia había encontrado a su  perrito y que lo tenían en su casa guardado para que no se volviera a escapar, el peludito estaba a siete estaciones de donde él se encontraba, Martín muy emocionado y agradecido, les pido que le dieran la ubicación exacta.

Cuando llegó al lugar, efectivamente era su perrito, lo supo no tanto porque él tenía las características físicas exactas que Franco tenía, sino porque este se abalanzó alegremente sobre él, le dio lenguentazos, abrazos y muchos saltos que mostraban cuán alegre estaba.

Martín ni se diga, cayó en llanto y se limitó a abrazar a su amigo, agradeciéndole a la vida que su hijito estaba bien y porque al fin su búsqueda había terminado, ahora estaban de nuevo juntos y él en su cabeza y su corazón, hizo la promesa de que no iba a permitir que nada los volviera a separar.

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Martín dio la nueva noticia y agradeció en su cuenta de Facebook a todas las personas que lo estaban acompañando en su dolor y que estaban haciendo lo imposible por ayudarlo a encontrar a Franco.

¡Apareció Franco! ¡Gracias a todos por ayudarme a encontrarlo! ¡Apenas me vio se lanzó corriendo hacia mí!. – Escribió Martín en su cuenta de Facebook.

Mira a continuación un vídeo donde se puede apreciar el momento exacto en el que este par de almitas amorosas se encontraron para nunca más volverse a separar.

Se ha podido demostrar que el vínculo que se crea entre las personas y los animalitos de compañía es enorme y puede significar gran importancia para la vida de cada uno, pues en el caso de las personas, nosotros los vemos como las almitas más puras e inocentes, como nuestros hijos, tan adorables, juguetones, amorosos y agradecidos, sentimos que se apoderan de todo nuestro amor, por parte de ellos, nos ven a nosotros como su único mundo, como sus papás y sus mayores protectores.

Fuente: MartínBustos.